A Carlos Machado Allison. De acuerdo a un estudio realizado por investigadores de la American University»s School of Public Affairs, Washington, D.C., publicado este año en el prestigioso journal Pediatrics, los altos precios de los alimentos y particularmente de las frutas y hortalizas (F&H), aumentan el riesgo de sobrepeso en niños de familias de bajos y medianos ingresos.
Estos resultados son consistentes con investigaciones previas en las cuales, niños que viven en áreas donde las F&H tienen precios más elevados, presentaban índices de masa corporal (IMC) mayores que sus pares en áreas con precios menores de F&H. Los autores encontraron magnitudes considerables en las asociaciones encontradas.
Los investigadores analizaron datos nacionales de niños estadounidenses hasta los 5 años (la muestra fue de 10.700 niños), y los compararon con los datos de los precios de los alimentos, concentrándose en familias ubicadas por debajo del nivel de pobreza federal.
Según el estudio, los precios de F&H aumentaron 17%, solamente entre 1997 y 2003, es decir en 5 años. Nuevamente se encontró que los niños de las zonas donde los precios de F&H eran más altos, tenían en promedio un mayor IMC que aquellos de zonas en las que las F&H costaban menos. Esto mismo se observó con los refrescos, más sorpresivamente, no con la comida chatarra, que lamentablemente, no importa si sube de precio, se compra igualmente.
La explicación de los autores es que cuando el costo de las F&H frescas aumenta, las familias de menores ingresos las compran con menos frecuencia y adquieren alimentos más baratos, pero generalmente mucho más calóricos, que son menos saludables. Lo contrario también ocurre: se compran más si su precio baja.
En este tipo de análisis, no deben dejarse de considerar otros efectos atribuidos a la clásica transición alimentaria (TA) producida en las poblaciones por la urbanización, el sedentarismo, y el abandono de los patrones alimentarios tradicionales. De acuerdo a López de Blanco, la TA se caracteriza porque, al aumentar los ingresos de la población, aumenta el consumo total de alimentos, de grasa total, de grasas saturadas y de alimentos procesados. Paradójicamente, los estratos socioeconómicos más bajos, al aumentar su ingreso comienzan a consumir más grasas, azúcares y carbohidratos procesados, desarrollando obesidad, resistencia a la insulina y, eventualmente, Diabetes Mellitus Tipo 2.
Extrapolando el tema de los precios de las F&H a la situación venezolana, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), una compra mensual mínima de hortalizas y frutas era de 991,25 bolívares en el mes de diciembre de 2013, lo cual es 61,97% más caro que en diciembre de 2012, cuando se pagaba cerca de 611,96 bolívares. Sin duda, comparado con el 17% de aumento mencionado anteriormente en los Estados Unidos, el mismo pareciera bajo al contrastarlo con la situación venezolana. De medir el impacto sobre la salud que tendría un aumento del 61,97% en el precio de las F&H en sólo 1 año, podríamos tener unos resultados muy preocupantes.
¿Por qué debe preocuparnos el bajo consumo de F&H?
Debe recordarse que la ingesta insuficiente de F&H constituye el 5to. de los 10 factores principales de riesgo que contribuyen a la mortalidad global, junto a la hipertensión, la inactividad física, la hipercolesterolemia, y sobrepeso/obesidad.
En consecuencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), y expertos de la comunidad médica y científica mundial han fijado como objetivo poblacional el consumo de un mínimo de 400 g diarios (5 porciones al día) de frutas y hortalizas, con el fin de prevenir enfermedades crónicas, con base en las numerosas evidencias que muestran que las mismas reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebro-vasculares, varios tipos de cáncer, diabetes y obesidad.
¿Más de 5 porciones al día?
Un estudio publicado el día de ayer, 31 de marzo de 2014, en el Journal of Epidemiology & Community Health, realizado por investigadores del University College London, recomienda subir el consumo a 7 porciones de F&H al día que disminuyen en un 42% el riesgo de muerte por cáncer y enfermedad coronaria, mientras que las «cinco al día» sólo disminuyen el riesgo en un 29%.
Mientras, el Gobierno británico defendió su política de «cinco al día» y añadió que alrededor del 66% de adultos británicos no consume las cinco piezas recomendadas al día.
Está claro que los países y sus gobiernos deben hacer esfuerzos para incorporar la promoción del consumo diario de frutas y hortalizas en sus políticas públicas para la prevención primaria de enfermedades crónicas, donde deben también participar los diversos actores sociales interesados en la salud, nutrición y buena alimentación de la población.
Los elevados precios de los alimentos afectan la seguridad alimentaria.
Según el Informe mensual de precios de los alimentos en América Latina y el Caribe – Marzo de 2014, de la FAO, Venezuela se ubica como el país con la inflación de alimentos anual más elevada de una grupo de 18 países analizados: En 1 año (febrero de 2013 a febrero de 2014), los precios de los alimentos en Venezuela se incrementaron 74,5%, con una inflación general anual de 57,4%.
En los momentos actuales en Venezuela, en el caso particular de las F&H, cuyo consumo se ve afectado de manera rutinaria por los altos precios, la desinformación acerca de sus beneficios nutricionales y de salud, desconocimiento de recetas y formas de preparación, y la existencia de barreras culturales expresadas en clichés como “yo no como monte”, y “mi hijo no es conejo”, se le adiciona un factor importantísimo como es la escasez. Y la escasez de alimentos sanos y económicos es uno de los factores subyacentes a la inseguridad alimentaria y la obesidad.
De acuerdo a un trabajo de la periodista Katiuska Hernández especializada en temas del agro, realizado en enero de 2014, los venezolanos gastaban casi Bs 1.000 en frutas y hortalizas. Señala Hernández que de acuerdo al INE, rubros como la cebolla que costaba 22,76 bolívares el kilo a finales de 2012, se vendieron en 70,39 bolívares en promedio en diciembre pasado, es decir: un 209,2% de aumento, mientras que en algunos abastos y supermercados independientes llegó a venderse en más de 100 bolívares. Su alto precio hizo que el gobierno interviniera varios mayoristas del mercado de Barquisimeto, desde donde se distribuye a los principales mercados del país.
La situación a la fecha, 1 de abril de 2014 ha empeorado. Después del inicio de los conflictos en el país después del 12 de febrero de 2014, se sintió la escasez de frutas y hortalizas. Según otra investigación de Hernández, por ejemplo, las ferias de hortalizas y frutas no se instalaron en la semana del 20 de febrero de 2014 en Caracas, porque de acuerdo a los agricultores del estado Táchira, no estaba garantizada la colocación de hortalizas frescas ni legumbres, ya que sin transporte no pueden colocar los productos. Esto pudo constatarse también en las zonas de fruver de abastos y supermercados.
El tiempo ha transcurrido y la situación no ha mejorado. Hay información cruzada que de cualquier manera es preocupante. De acuerdo al del Ministerio de Agricultura y Tierras, de las 3.000 toneladas de hortalizas que produce semanalmente el estado Táchira, unas 1.200 toneladas han dejado de distribuirse al resto del país como consecuencia de la huelga de brazos caídos de transportistas que ya cumple una semana a la fecha del 28 de marzo de 2014. Esto representa una paralización en torno a 40%. El Ministerio desmiente a la Asociación de Hortaliceros del municipio Jáuregui (Asohorjauregui), quien hablaba de 10 millones de kilos de 40 rubros que se habrían dejado de movilizar, lo cual según el Ministerio, es lo que se dejaría de mover si no se transportara ni un solo kilo de hortaliza, cuando es menos del 40% lo que no se está logrando transportar.
Una premisa básica es que tanto la obesidad como la inseguridad alimentaria son importantes problemas de salud pública que enfrenta la población globalmente, y muy especialmente los niños.
Visto lo anterior se evidencia la vulnerabilidad de los consumidores venezolanos frente a tantos factores adversos que dificultan promover su consumo, y afectan la producción, distribución, disponibilidad y accesibilidad de F&H, lo cual no contribuye a combatir los altos niveles de sobrepeso y obesidad de la población venezolana: 21,31% de sobrepeso y 16,76% de obesidad.
Cada vez más, las F&H son dejadas fuera de la cesta de compras de los venezolanos.
Cabría decir: Consumidor venezolano a merced de tantas adversidades. Tan lejos de Dios….
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve
2 Comentarios
Carlos Ojeda
Muy buen artículo. Creo que se deben hacer estudios de la estacionalidad de precios de hortalizas y frutas en cada región y así consumir los productos de temporada.
Elba Sangronis
Hola Maisol, muy bueno el Mirador. Yo particulamente preocupada por que los mercaditos populares de frutas y vegetales que vienen de Mérida no estan vieniendo , los roban y secueestran en el camino, con complicidades conocidas. Eso ha hecho bajar el consumo de FyV de mucha gente cercana, pobres y de clase media. es mi testimonio. Grcaias por la actualización. Saludos