Si usted está tratando de perder peso o ahorrar para el futuro, la fuerza de voluntad no es suficiente. Sus posibilidades de tener éxito pueden aumentar considerablemente si evita tener al alcance esas pequeñas tentaciones que lo alejan de su objetivo.
Así lo señala un estudio sobre autocontrol realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y de la Universidad de Dusseldorf, en Alemania. El ensayo fue publicado en la prestigiosa revista Neuron, el 24 de julio de 2013.
El futuro, incertidumbre e imprecisión
Resistir las pasiones y los deseos que nos impiden alcanzar las metas a largo plazo es uno de los problemas más desafiantes y universales que enfrentamos a diario los seres humanos.
La mayor parte de los estudios sobre este tema se han centrado en la capacidad de postergar la gratificación a través de la fuerza de voluntad, en otras palabras, el esfuerzo que hace un individuo para inhibir algunos deseos de menor valor a corto plazo, con la finalidad de obtener logros de mayor valor a largo plazo.
Sin embargo, ante la incertidumbre y la imprecisión de lo que podría acontecer en el futuro, es frecuente que las personas se sientan más atraídas hacia la escogencia de pequeñas gratificaciones inmediatas, especialmente durante los períodos de estrés emocional, aun cuando esas decisiones puedan ir en contra de sus propios intereses.
Es importante recordar que tanto el valor subjetivo de una recompensa como el entusiasmo necesario para alcanzarla disminuyen en la medida en que se prolonga el tiempo de espera para obtener la gratificación deseada.
Sin embargo, hay personas capaces de resistir con éxito las tentaciones, incluso desde la infancia, así lo señalan las conclusiones del famoso estudio pionero realizado en la década de los 70: el “Marshmallow Test” o “Prueba del malvavisco”, iniciado por el psicólogo Walter Mischel, en un jardín de infantes del campus de la Universidad de Stanford.
Durante la investigación, a un grupo de niños, de tan solo cuatro años, se les pidió que escogieran entre una recompensa inmediata, en este caso, un “marshmallow” o recibir dos de estos dulces si lograban completar un período de espera de 15 minutos.
A los infantes se les hizo un seguimiento durante 14 años, aproximadamente. Los investigadores observaron que los pequeños que habían completado el tiempo de espera presentaban un mejor desempeño social y académico durante la adolescencia, en comparación con aquellos que no habían podido posponer la gratificación inmediata.
Asumir con paciencia la demora y obtener una retribución más valiosa e importante es la esencia de la autorregulación emocional. Sin embargo, la fuerza de voluntad dista mucho de estar a “prueba de balas”.
El compromiso previo (“precommitment”) es otra alternativa que contribuye a postergar la gratificación. Esta estrategia les permite a las personas implementar una serie de medidas destinadas a restringir su acceso a las tentaciones, sobre todo, cuando anticipan dificultades de autocontrol dependientes de la fuerza de voluntad.
Algunos ejemplos de compromiso previo incluyen: no tener al alcance, en la casa o en el sitio de trabajo, cigarrillos, alimentos poco saludables que podrían sabotear el éxito de una dieta, no frecuentar bares, si tiene problemas con el alcohol, y desviarse de los sitios que vendan comida rápida. Una estrategia muy útil para evitar el derroche y las compras compulsivas de bienes innecesarios es la de bloquear el dinero en cuentas de inversión o de ahorro que penalizan con tasas elevadas los retiros anticipados.
Imágenes eróticas para evaluar la impulsividad
Regresemos al estudio que nos ocupa. Con la finalidad de evaluar la eficacia de la fuerza de voluntad, en comparación con la estrategia del compromiso previo, los investigadores desarrollaron un esquema de tareas experimentales que aplicaron, en el laboratorio, a un grupo de hombres sanos para analizar y evaluar sus conductas y reacciones frente a diferentes modalidades de recompensas.
Cada tarea del experimento estaba constituida por una fase de decisión, otra de espera y la fase final de recompensa.
Las pequeñas recompensas eran imágenes eróticas moderadamente agradables, mientras que las recompensas más importantes y tentadoras eran imágenes eróticas muy estimulantes, que los participantes escogían en la pantalla de la computadora.
En la tarea fuerza de voluntad los sujetos no podían escoger ninguna de las opciones en la fase de decisión, mientras que en el período de espera las dos alternativas de recompensa estaban siempre disponibles y los sujetos tenían que resistir activamente la tentación que les producía la pequeña gratificación inmediata, para poder tener acceso al “gran premio” al terminar el tiempo de espera.
En la tarea de selección los voluntarios elegían una de las opciones en la fase de decisión, si optaban por la recompensa mayor, la menor dejaba de estar disponible durante la espera y, de esta forma, se establecía la alternativa del compromiso previo para evitar la gratificación inmediata.
Mientras los participantes tomaban sus decisiones, los investigadores analizaban las escogencias y evaluaban simultáneamente la actividad cerebral a través de los estudios de IRMf (Imagen por Resonancia Magnética funcional).
Los autores observaron que el compromiso previo era una estrategia más efectiva de autocontrol en comparación con la fuerza de voluntad, ya que los voluntarios tenían más posibilidades de obtener la recompensa mayor. Igualmente, encontraron que los individuos impulsivos se beneficiaban más con esta opción.
Los investigadores también lograron identificar las regiones del cerebro que desempeñan un papel importante tanto en el compromiso previo como en el ejercicio de la fuerza de voluntad.
Los autores observaron que en el compromiso previo se estimula específicamente la corteza frontopolar, una región que está involucrada con pensamientos relacionados con el futuro. Además, encontraron que cuando esta región se activaba, aumentaba su comunicación con otra zona del cerebro, la corteza prefrontal dorsolateral, la cual se estimula con el ejercicio de la fuerza de voluntad.
Estos hallazgos son sumamente importantes porque nos dan pistas de cómo funciona el compromiso previo: pensar, imaginar o visualizar el futuro activa la región frontopolar, la cual gracias a sus conexiones con la región vinculada a la fuerza de voluntad (la corteza prefrontal dorsolateral) es capaz de guiar el comportamiento hacia la alternativa del compromiso previo.
Mediante la identificación de las conexiones de las redes neuronales se abren nuevas posibilidades para la comprensión de las fallas de autocontrol.
Aprovecha el momento, el mantra de los impulsivos
Las personas impulsivas, habitualmente, toman decisiones que satisfacen sus necesidades inmediatas a expensas de sus necesidades futuras. En el cerebro de estos individuos no se activa la región relacionada con pensamientos del futuro. En otras palabras, estos individuos tienen una capacidad muy limitada para imaginar o visualizar logros y aciertos en el porvenir.
Las personas impulsivas, con gran frecuencia, son obesas, consumen drogas y alcohol en exceso, fuman y, en casos extremos, tienen tendencia a presentar conductas violentas y riesgosas, por lo tanto representan un problema de salud pública.
Futuras investigaciones podrían medir, en el laboratorio, los efectos de las intervenciones terapéuticas orientadas a estimular en las personas impulsivas la visualización y la construcción de imágenes mentales más concretas sobre el porvenir, con la finalidad de activar la región del cerebro vinculada a los pensamientos futuros y así lograr modular la impulsividad de estos individuos y mejorar su calidad de vida.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian
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