Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) constituyen un llamado universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo. En 2015, todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas aprobaron 17 Objetivos como parte de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con un plan para alcanzarlos en 15 años. Antes de la pandemia de la COVID-19, los progresos en los ODS eran desiguales y no estábamos bien encauzados para cumplir con los mismos. Ahora, debido a la COVID-19, con una crisis sanitaria, económica y social sin precedentes que amenaza las vidas y los medios de subsistencia, se dificulta aún más el logro de los ODS.
ODS 12. Uno de estos ODS, el 12, es: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles. Y una de sus Metas, la Meta 12.3 es la siguiente: De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.
Es decir, que todos los actores del sistema alimentario tendrían que comprometerse a reducir a la mitad las pérdidas de alimentos en pos cosecha y procesamiento, así como los desperdicios a nivel del retail y hogares, englobadas como PDA. Esta Meta 12.3 tiene dos componentes: las pérdidas y el desperdicio, que están medidos por dos indicadores distintos.
Índice de pérdidas de alimentos
Pérdidas: se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria desde la producción al transporte antes de llegar al comercio minorista. Se refiere a cualquier alimento que se descarta, incinera o desecha de otra manera, a lo largo de la cadena de suministro de alimentos desde la COSECHA/SACRIFICIO/CAPTURA hasta, pero excluyendo, el nivel minorista, y no vuelve a ingresar en ninguna otra utilización productiva, como alimento o semilla.
El índice de pérdida de alimentos se centra en las pérdidas de alimentos que se producen desde la producción hasta el nivel minorista (sin incluir este). Mide los cambios en las pérdidas porcentuales de una cesta de 10 productos básicos por país en comparación con un período de referencia. El índice contribuirá a medir los progresos hacia la consecución de la meta 12.3 de los ODS. El liderazgo y custodio de este índice es FAO. Las estimaciones iniciales del Índice de Pérdida de Alimentos, indican que alrededor del 14% de los alimentos en todo el mundo se pierde desde el campo hasta el nivel de minoristas, sin incluir este último. Fueron publicadas el 14 de octubre de 2019 en el informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación,
Índice de desperdicio de alimentos
El desperdicio de alimentos se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios y consumidores.
Acaba de publicarse el Informe sobre el índice de desperdicio de alimentos generado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la organización asociada británica sobre residuos WRAP (Waste and Resources Action Programme), el cual analiza el desperdicio de alimentos que se produce en los puntos de venta, restaurantes y hogares. El liderazgo y custodio de este índice es de PNUMA.
Este informe representa la recopilación, el análisis y el modelado de datos sobre desperdicio de alimentos más completos que haya producido hasta la fecha y genera una nueva estimación del desperdicio de alimentos a nivel mundial. Algo muy importante es que publica una metodología para que los países midan el desperdicio de alimentos, a nivel doméstico, de servicios de alimentos y minoristas, para hacer un seguimiento del progreso nacional hacia 2030 e informar sobre el ODS 12.3.
El índice estima que 17% de la producción total de alimentos en el mundo fue a parar a la basura.
Definición de desperdicio de alimentos
“Desperdicio de alimentos”: desperdiciar alimentos* y las partes no comestibles asociadas, retiradas** de la cadena de suministro de alimentos para humanos, en los siguientes sectores: Comercio minorista, servicio de alimentación, hogar.
*Los alimentos se definen como cualquier sustancia, ya sea procesada, semielaborada o cruda, destinada a consumo humano. «Alimentos» incluye bebidas y cualquier sustancia que se haya utilizado en la fabricación, preparación o tratamiento de alimentos. Por lo tanto, el desperdicio de alimentos incluye ambos:
- «partes comestibles»: es decir, las partes de los alimentos que estaban destinadas al consumo humano, y
- “partes no comestibles”: componentes asociados con un alimento que no están destinados a ser consumidos por humanos. Ejemplos de partes no comestibles asociadas con los alimentos podrían incluir bagazos, cortezas, cáscaras de huevos, huesos, semillas.
**“Retirado de la cadena de suministro de alimentos para humanos” significa uno de los siguientes destinos finales: vertedero; combustión controlada; alcantarilla; basura/descartes /desperdicios; digestión anaeróbica; abono/digestión aeróbica; o aplicación a la tierra.
En cifras: El denominado «Índice de desperdicios de alimentos 2021» nos entrega una cifra casi aterradora. Los invitamos a ver esta infografía publicada por BBC en un artículo muy ilustativo: Las impactantes cifras que deja el desperdicio de comida en el mundo (y cuáles son sus efectos)
- En el año 2019 hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados.
- Esto sugiere que el 17% de los alimentos disponibles para los consumidores fueron descartados, tirados a la basura.
En el año 2019 hubo 931 millones de toneladas de alimentos desperdiciados, discriminados así:
- Hogares: 61% proviene de los hogares
- Servicios de alimentos: 26% pertenece al rubro de servicio de alimentos
- Comercio: 13% proviene del comercio, como supermercados o pequeños almacenes
Para dimensionar aún mejor estos números, el peso equivale aproximadamente a 23 millones de camiones de 40 toneladas completamente cargados, suficiente para dar siete vueltas a la Tierra.
Los cálculos de afinan más: 121 kilogramos de alimentos son desperdiciados a nivel del consumidor y 74 de esos kilogramos se desperdician en los hogares.
Es decir, esto ocurre en las casas de cada uno de nosotros, aquí se incluyen, por ejemplo, los cambures (bananas) que dejamos sobre madurar y ennegrecer, los tomates y pimientos que dejamos deteriorar, el arroz y los espaguetis que dejamos en la nevera, la ensalada que se deja marchitar, las papas que olvidamos y hasta pueden germinar, la comida que se deteriora por problemas de refrigeración (carne, leche, huevos).
¿Cómo se obtuvo la información?
Actualmente, la disponibilidad de datos mundiales sobre el desperdicio de alimentos es baja y los enfoques de medición han sido altamente variables. El informe identifica 17 países con datos de alta calidad compatibles con la presentación de informes del ODS 12.3.1 en, al menos un sector: Australia, Austria, Canadá, China, Dinamarca, Estonia, Alemania, Ghana, Italia, Malta, Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Reino de Arabia Saudita, Suecia, Reino Unido y los Estados Unidos. 42 países tienen datos asignados a una confianza media nivel en este informe durante al menos un sector, lo que significa que con pequeñas actualizaciones en la metodología, la cobertura geográfica o el tamaño de la muestra podrá permitir a estos países crear una estimación compatible con el ODS 12.3. Este informe proporciona un marco que apoye a los países en la transición hacia un enfoque de medición global común que permita presentación de informes coherentes en el marco del ODS 12.3.
No hay datos suficientes sobre la fracción comestible de los alimentos dentro del desperdicio para permitir un análisis comparativo entre países según nivel de ingreso, pero incluso si las partes no comestibles (huesos, semillas, cáscaras de huevo, etc.) predominan en los países de bajos ingresos, hay un desperdicio total de alimentos suficiente en estas áreas para ameritar un enfoque circular o de otras estrategias de desvío de desperdicios de alimentos.
Con información del desperdicio de alimentos de 54 países se identificaron 152 puntos para la medición del desperdicio de alimentos y se llega a una de las conclusiones más llamativas del estudio: los niveles de residuos a nivel doméstico son similares en los países de altos ingresos, medianos altos y medianos bajos. Veamos en términos de kilos per cápita al año desperdiciados por algunos países: Nigeria: 189, Ruanda: 164, Tanzania 119, Etiopía: 92, Grecia 142, Malta 129, Alemania 75, España 78, Holanda 50 kilos, Estados Unidos: 59, Belice: 53 kilos, Brasil: 60, México: 94, Colombia 70.
La conclusión parece indicar este ya no es un problema solo de países ricos, donde los consumidores simplemente compran más de los que pueden comer. Ahora, también es de aquellos países que están en vías al desarrollo.
La mayoría de los países latinoamericanos no tiene información robusta acerca del desperdicio de alimentos. Esto es un problema pues, sin datos, es imposible dimensionar el tema. Se incluyeron datos solamnte de Colombia, México, Brasil y Belice.
Los países que utilicen la metodología descrita en el informe generarán pruebas sólidas para orientar una estrategia nacional sobre la prevención del desperdicio de alimentos, que sea lo suficientemente sensible para detectar cambios en el desperdicio de alimentos en intervalos de dos o cuatro años, y que permita comparaciones significativas entre países a nivel mundial.
Corolario
31% de todos los alimentos que se producen en el mundo se pierden o desperdician en algún punto del sistema alimentario (14% por pérdidas, 17% por desperdicio).
Si un 17% de los alimentos disponibles en el mundo se desechan, es de esperar que esto tenga un fuerte impacto económico, social y medioambiental. De acuerdo con la ONU, se estima que entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están asociadas con comida que no se consume.
Los consumidores no podemos influir en las decisiones y acciones de los actores de la cadena de suministro de alimentos que intervinenen en las pérdidas desde el campo hasta el transporte, por ejemplo, no podemos suplir diesel en una crisis nacional de combustible, no podemos impedir los apagones y sus efectos en la cadena del frío, tampoco las prácticas irregulares que afectan a los transportistes en alcabalas y «matraqueo», pero sí podemos sensibilizarnos con respecto a los desperdicios que generamos.
Es esencial educarnos y sensibilizarnos sobre el tema de que los alimentos que nunca se consumen esconden algo detrás y es que implican el desperdicio de todos los recursos invertidos: agua, tierra o energía empleados para su producción y transporte, la tierra utilizada, la biodiversidad y los ecosistemas afectados por el cultivo, cría o pesca, el trabajo del agricultor, del ganadero, del pescador, su esfuerzo. Todo esto genera un impacto sobre las economías, las personas y el planeta.
Al haberse declarado el año 2021 como el Año Internacional de las Frutas y Verduras, la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) se propuso: a) sensibilizar a nivel mundial sobre la importante función que desempeñan las frutas y las hortalizas en la nutrición humana, la salud con su contribución a una dieta y un estilo de vida equilibrado, la seguridad alimentaria y para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y también, llamar la atención sobre la necesidad de reducir las pérdidas y desperdicios en el sector de las frutas y verduras, uno de los grupos de alimentos que más se pierden o desperdician, y al mismo tiempo reducir el impacto medioambiental.
Como nunca, se reivindinca la importancia de la recuperación y redistribución de alimentos –también denominados rescate o donación de alimentos que de otro modo se perderían o desperdiciarían, para su distribución a las personas que padecen inseguridad alimentaria. En el informe de FAO del Estado de la alimentación y agricultura en el mundo de 2019 se señala que aunque estas alternativas fueron ignoradas por los encargados de formular políticas hasta hace solo un decenio, los programas de recuperación y redistribución como los bancos de alimentos, las tiendas comunitarias, los supermercados sociales, los comedores sociales o los programas de alimentación y nutrición en las escuelas, desempeñan actualmente un papel cada vez más importante no solo como soluciones para la pérdida o el desperdicio de alimentos, sino como un manera de promover el derecho a una alimentación adecuada. Urge en Venezuela la creación de un banco de alimentos para tanta gente necesitada, cuyos salarios son absolutamente insuficientes para una alimentación adecuada.
María Soledad Tapia
Los invitamos ver el siguiente video y a a releer estos artículos:
Sobre pérdidas y desperdicios de alimentos. I. Una primera mirada a un problema candente
Pérdidas y desperdicios de alimentos. Lo que usted quizás no percibe de la banana que cae del racimo