De acuerdo con un estudio realizado por un grupo de investigadores del Brigham and Women»s Hospital de Boston, dormir poco o tener un patrón de sueño que no coincide con el “reloj biológico interno” puede conducir a un aumento del riesgo de desarrollar diabetes y obesidad.
El objetivo de los investigadores fue simular el horario de las personas que trabajan en turnos de noche o un jet lag recurrente y analizar el efecto de la restricción del sueño y la alteración del ciclo circadiano en la salud de los participantes.
El ciclo circadiano es el reloj biológico interno que controla los períodos de vigilia y de sueño y muchos otros procesos biológicos.
El estudio fue publicado en la edición en línea de la revista Science Translational Medicine, el 11 de abril de 2012.
Durante un período de seis semanas, 21 sujetos sanos fueron internados en un laboratorio experimental. Los investigadores llevaron un registro de cuántas horas dormían, cuándo lo hacían y otros factores como la dieta y las actividades que realizaban.
En la primera etapa del estudio, los participantes durmieron alrededor de 10 horas por noche. Posteriormente, durante un período de tres semanas durmieron 5,6 horas por cada 24 horas, principalmente durante el día, en horarios inusuales que no coincidían con el patrón del ciclo circadiano.
En la última etapa de la investigación, los sujetos tuvieron un período de recuperación de nueve días sin restricciones para dormir.
Los autores observaron que la falta prolongada de sueño y la alteración del ciclo circadiano redujo en los participantes la tasa metabólica en reposo, que mide el gasto energético mínimo que el cuerpo realiza diariamente para seguir funcionando.
Además, durante el período de restricción del sueño, la concentración de azúcar en sangre aumentó significativamente después de las comidas, debido a la secreción insuficiente de insulina por parte del páncreas.
Estos parámetros se revirtieron en todos los sujetos durante el período de recuperación del sueño y estabilización del ciclo circadiano.
Los autores señalaron que la disminución de la tasa metabólica en reposo de los participantes podría traducirse en un incremento de 4,5 Kg. al año si no se modificaran los patrones de dieta y actividad física. Igualmente, el aumento de la concentración de glucosa en sangre y la reducción de la secreción de insulina podrían conducir a un aumento del riesgo de desarrollar diabetes.
Los investigadores señalaron que los individuos que presentan una condición “pre-diabética” y trabajan durante el horario nocturno tienen mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad que aquellos que laboran de día.
Las personas que trabajan de noche tienen, con frecuencia, dificultades para dormir de día, por lo tanto, se enfrentan a un doble riesgo, ya que duermen un número insuficiente de horas y, además, presentan alteraciones del ciclo circadiano que afectan la producción de hormonas como el cortisol, que está estrechamente vinculado al metabolismo de la glucosa.
Los autores concluyeron que la restricción prolongada del sueño y la perturbación concomitante del ciclo circadiano altera el metabolismo y podría aumentar el riesgo de desarrollar obesidad y diabetes.
Otro estudio publicado en la revista The American Journal of Human Biology, en la edición de mayo/junio de 2012, revela que tanto la restricción del sueño como la calidad inadecuada del mismo pueden afectar la regulación del apetito, alterar el metabolismo de la glucosa y aumentar la presión arterial.
El Dr. Kristen Knutson y colaboradores, de la Universidad de Chicago, realizaron una amplia revisión de estudios relacionados con el sueño tanto experimentales como de observación.
El análisis de los estudios de observación reveló que dormir menos de 6 horas diarias se asocia al aumento del índice de masa corporal (un parámetro que se obtiene al dividir el peso entre la altura al cuadrado) y a la obesidad. Esta vinculación es, incluso, más marcada en niños y adolescentes y en estratos socioeconómicos de bajos ingresos.
Igualmente, tras la revisión de los estudios experimentales se encontró que la restricción del sueño afecta la función de dos hormonas que regulan el apetito. La leptina, que normalmente trasmite la señal de saciedad, disminuye y se eleva la producción de grelina, que estimula el apetito. Este desequilibrio podría conducir al aumento del hambre y de la ingesta de alimentos sin el incremento compensatorio del gasto calórico.
Dormir pocas horas, además de estimular el apetito, aumenta la preferencia por los alimentos de alto contenido calórico como los dulces, las papas fritas, etc., en detrimento de los alimentos de mayor valor nutritivo.
La restricción del sueño también altera el equilibrio entre la ingesta y el gasto calórico, ya que la fatiga, el cansancio y la somnolencia pueden contribuir a la reducción de la actividad física diurna y, por lo tanto, al aumento de la incidencia de obesidad.
El Dr. Knutson, autor principal del estudio, señaló en un comunicado de prensa que estos hallazgos demuestran que dormir menos de 6 horas al día puede aumentar el riesgo de desarrollar obesidad, diabetes, hipertensión y enfermedad cardiovascular. Igualmente, apuntó que las investigaciones futuras deberían determinar si los esfuerzos para mejorar el sueño también podrían ayudar a prevenir el desarrollo de estas enfermedades o mejorar la vida de los pacientes con estas condiciones.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian
Un Comentario
v_intl
Muy interesante, el descanso es indispensable para la salud! yo duermo mínimo 8 horas y me siento saludable!