El 7 de abril de 2018, la prestigiosa revista The Lancet publicó el artículo titulado El colapso del sistema de salud venezolano, el cual traducimos a continuación: «Cuando Hugo Chávez se convirtió en el nuevo presidente de Venezuela en 1998, prometió brindar a todo el mundo atención médica gratuita y consagrar ese derecho en la nueva constitución de Venezuela, reescrita en 1999. El progreso fue rápido y los resultados iniciales fueron prometedores: según el Banco Mundial, la esperanza de vida al nacer aumentó de 71,8 a 74,1 años para ambos sexos y la mortalidad infantil se redujo de 26,7 a 14,6 muertes por cada 1000 nacidos vivos entre 1998 y 2013, el período del gobierno de Chávez. El éxito fue reconocido en el escenario internacional y Venezuela alcanzó la mayoría de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, establecidos para 2010. Este éxito inicial se produjo en un contexto de altos precios del petróleo que proveyó la financiación gubernamental necesaria para invertirlo en salud y en importaciones de alimentos. Al mismo tiempo, una fuerte relación con Cuba dio a luz un acuerdo en 2003 donde, a cambio de petróleo a un bajo precio, Cuba proporcionaría médicos, capacitación médica e insumos médicos sin cargo para Venezuela.
Sin embargo, cuando el precio del petróleo comenzó a caer en 2008 y la política revolucionaria de Chávez alejó a inversores extranjeros, la situación cambió. Las mayores reservas de petróleo en el mundo no pudieron evitar el colapso económico, ya que una menor demanda de petróleo, un gasto gubernamental excesivo, las sanciones de los Estados Unidos y los controles de precios condujeron a una inflación vertiginosa y a la caída del producto interno bruto. El impacto en el sistema de salud se agravó por un control de cambio, lo que condujo a una escasez de la moneda extranjera necesaria para importar equipos, alimentos y medicinas.
Los datos oficiales del gobierno son difíciles de obtener. El último informe oficial del Ministerio de Salud de Venezuela se publicó en 2016 (Boletín Epidemiológico) y la entonces Ministra de Salud, Antonieta Corporale, fue recompensada con su inmediato despido después de la publicación de las estadísticas, por Nicolás Maduro, quien ha liderado el país desde 2013 (Venezuela ha tenido 17 distintos ministros de salud en los últimos 20 años). Los resultados de este informe fueron reseñados en el Informe Mundial de Lancet de agosto de 2017, el cual advirtió sobre la situación insostenible en Venezuela. Este informe del gobierno reveló un aumento del 65% en mortalidad materna y un aumento del 30% en la mortalidad infantil que resultó en la muerte de 11.466 bebés durante 2016. También reveló que mientras que Venezuela fue el primer país del mundo en eliminar la malaria en áreas pobladas, ésta y otras enfermedades como la difteria, anteriormente controladas, regresaron en varios brotes epidémicos.
La atención médica ha seguido deteriorándose rápidamente. El gobierno venezolano constantemente ha mantenido reducida la proporción de su gasto anual dedicado a salud desde un alto nivel de 9,1% en 2010 a 5,8% en 2014. Se ha reportado que los insumos médicos han desaparecido o sido embargados y eternizados en los puertos, ante algunos medios alegando que la corrupción obstaculiza su distribución. Algunos de estos medicamentos son para tratar las enfermedades del corazón y la diabetes – las principales causas de muerte en Venezuela – según OMS. Como resultado, los pacientes tienen que llevar sus propios materiales quirúrgicos, drogas y comida al hospital. En la práctica privada, los profesionales médicos cobran en dólares estadounidenses, lo que hace que la salud sea inaccesible para la mayoría de la población.
Una reciente encuesta nacional – Encuesta Nacional de Hospitales 2018 – de la oposición política, la Asamblea Nacional y la organización venezolana no gubernamental – Médicos por la Salud – reveló que la crisis de salud en Venezuela es peor que lo imaginado. La encuesta, realizada entre del 1 al 10 de marzo de 2018, evaluó el rendimiento de 104 hospitales públicos y 33 privados en Venezuela.
Según las cifras, la mayoría de los servicios de laboratorio y de nutrición hospitalaria solo están disponibles intermitentemente o son completamente inoperantes. La escasez de artículos tales como medicinas básicas, catéteres, materiales quirúrgicos y fórmulas infantiles se destaca en la encuesta; 14% de las unidades de cuidados intensivos han sido cerradas porque no pueden operar y el 79% de las instalaciones analizadas no tienen agua en absoluto.
El gobierno de Venezuela ha permitido que la infraestructura del país se derrumbe, con consecuencias fatales para los venezolanos ordinarios. Sin informes regulares sobre los indicadores básicos de salud, la evaluación del impacto de la crisis es difícil. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Hospitales 2018 muestra una disminución impactante del rendimiento del cuidado de la salud y el fracaso del sistema. Consciente de esta crisis humanitaria, como lo declararon los políticos oposición en 2017, la ayuda humanitaria mundial ha sido ofrecida por varios países y por la ONU. Todavía, el gobierno de Venezuela continúa rechazando esta ayuda humanitaria y negando la existencia de una crisis. Es hora de poner fin al abuso de poder por parte del gobierno venezolano, y tomar inmediatamente las medidas para hacerle frente al alto costo en el bienestar de los venezolanos». The Lancet.
Comentarios:
Tal es la magnitud de la crisis de salud en Venezuela que ha llegado al Editorial de la prestigiosa revista The Lancet, si bien el tema ha sido tocado en anteriores oportunidades. Como mencioné en mi artículo sobre la crisis en Venezuela en MiradorSalud, publicado en noviembre del pasado año, es deber hablar del tema en función del hoy para que tomemos conciencia y del mañana para que no se repita la terrible situación.
Por otro lado, es menester e indispensable aclarar la participación de Hugo Chávez F. en la debacle actual del sistema de salud venezolano, ya que del artículo se podría desprender que al menos él manejó bien las finanzas mientras fue presidente, aun cuando hayan mencionado sus lazos y el convenio con Cuba.
Entre 1990 y 1998 la economía venezolana creció un promedio anual de 3,4% comparado con 1,2% desde que el socialismo-comunismo asumió el poder en 1999, manteniéndose negativo el crecimiento (-3.9%, – 6.2% y -16.5%) entre 2014 y 2016. A pesar de los altos precios del petróleo, medido en barril Brent, que llegaron a más de 60US$/barril en 2005 y a un máximo de 139,83 US$/barril en 2008, en las últimas dos décadas, el crecimiento promedio fue menos de la mitad que el observado en la década de los años 90. El precio del barril fluctuó entre 90 y 120 US$ entre 2011 y 2014, cuando comienza a bajar hasta llegar a 27,76 US$ en enero de 2016. Pregunto: ¿por qué no se guardó dinero para cuando los precios bajaran? En 1999, el Producto Interno Bruto- PIB per cápita fue de 4.077 US$, de 11.227 US$ en 2008 y fue 15.692 US$ en 2016. ¡Se imaginan más de 15 mil dólares por cada venezolano! ¿Y dónde está ese dinero? Algo debió permear a la población y no fue así, particularmente en la última década, como lo indica el artículo.
Sólo sabemos que cuando el PIB per cápita en décadas anteriores era alrededor de los 4 mil dólares, la calidad de vida del venezolano era muy superior en comparación con la que estamos experimentando con este socialismo-comunismo de Chávez y Maduro, cuando el PIB ha estado entre los once y quince mil dólares per cápita. Aquí les muestro una protesta del personal de hace unos días en un hospital en Caracas porque no tienen con qué trabajar, pero verán también cómo son maltratados por la Guardia Nacional.
¿Hasta cuándo puede tolerar el pueblo de Venezuela esta debacle expresada en hambre, enfermedades, desnutrición y pobreza?
Irene Pérez Schael
Nota: Traducción libre de Irene Pérez Schael