Las estatinas son drogas que disminuyen los niveles de colesterol sanguíneo mediante la inhibición de la actividad enzimática de la HMG-coA reductasa que juega un papel muy importante en la producción de colesterol en el hígado. Ellas disminuyen el colesterol malo (LDL) y aumentan el bueno (HDL), evitando de esta manera las enfermedades cardiovasculares que son la causa más frecuente de muerte en el mundo.
Al mismo tiempo, las estatinas tienen otros efectos cardivasculares que actúan sobre la pared de las arterias ya que poseen propiedades que inhiben la formación de trombos y antiinflamatorias que aportan otros beneficios no atribuibles al colesterol.
Las estatinas son los medicamentos más comúnmente prescritos para bajar el colesterol y disminuir el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular (ACV) y falla cardíaca; han sido muy exitosas en la prevención de enfermedades cardiovasculares y la disminución de la mortalidad por enfermedades del corazón, particularmente en individuos con alto riesgo de tener algún evento cardiovascular.
Se ha estimado que por la caída de 40 mg/dl de colesterol, hay una disminución del 9% al 13% del riesgo de muerte por cualquier causa en pacientes diabéticos y sin diabetes, respectivamente.
Por cada 1000 pesonas con riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, las estatinas previenen 7 ataques cardíacos no mortales, 4 accidentes cerebrovasculares y 2 muertes.
Entre las estatinas, solas o combinadas, aprobadas por la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés) que se comercializan, se encuentran: la atorvastatina (Lipitor), fluvastatina (Lescol), lovastatina (Altoprev, Mevacor), pitavastatina (Redevant, Livalo), pravastatina (Mevalotín, Lipostat), simvastatina (Zocor, Vytorin, Simcor) y rosuvastatina (Crestor).
Efectos adversos de las estatinas
En general, estos fármacos son bien tolerados pero, como en la mayoría de los casos, presentan efectos secundarios en menor proporción, entre los cuales destacan dolor muscular, estreñimiento, diarrea, flatulencia, alteraciones hepáticas, insomnio, dolores de cabeza y problemas de memoria. Últimamente se han asociado con un aumento de riesgo de diabetes.
La aprobación de de la FDA de cualquier medicamento para ser utilizado comercialmente se basa en la relación riesgo-beneficio, es decir que si los beneficios superan los riesgo el medicamente es útil y se recomienda su uso, ya que es casi imposible encontrar algún fármaco que no posea ningún riesgo. En este sentido, los riesgos asociados a las estatinas han sido bajos pero recientemente ha aumentado la preocupación internacional por su asociación a un riesgo modesto, así definido por muchos, de diabetes tipo 2.
En un trabajo publicado en la revista Circulation en 2012, los autores, Ravi Shad del Massachusetts General Hospital de Boston y Allison Goldfine del Joslin Diabetes Center y el Brigham and Women’s Hospital, hacen un análisis de estos riesgos y señalan lo siguiente: está claro que las estatinas previenen las enfermedades del corazón en individuos con alto riesgo, pero no hay la certeza en pacientes con bajo riesgo; no es comparable el efecto positivo del tratamiento de las estatinas con otros medicamentos (fibratos, niacina y secuestradores del ácidos biliares) en la disminución del colesterol; una revisión de los estudios con estatinas y su asociación con la diabetes muestra que ellas pueden elevar medianamente el nivel de glucosa en sangre sin embargo al mismo tiempo bajaron el riesgo de un ataque al corazón en 54%, el riesgo de un ACV en 48% y en 20% el riesgo de muerte por cualquier causa, lo que demuestra que los beneficios superan los efectos adversos; en 255 pacientes tratados con estatinas durante 4 años se observó 1 caso adicional de diabetes mientras que se evitaron 5,4 eventos cardiovasculares; no se ha indicado en las normas que se debe descontinuar el tratamiento con estatinas en pacientes diabéticos. Según los autores las estatinas podrían estar enmascarando una diabetes que de todas maneras se iba a presentar. Finalizan su análisis con la importancia de aumentar el ejercicio, escoger alimentos saludables e ingerirlos en proporciones adecuadas aunque la persona esté o no en riesgo de sufrir diabetes.
En un estudio publicado en The Lancet, el septiembre pasado, en donde se muestra que el riesgo de diabetes y el aumento de peso están asociado a la inhibición de la enzima HMG-coA reductasa, el mismo mecanismo de acción de las estatinas, los autores concluyen que aunque existen evidencias que muestran un riesgo de diabetes tipo 2 con el consumo de estatinas, en gran medida éste se compensa con los beneficios de este tratamiento en las enfermedades cardiovasculares, incluso en pacientes con diabetes tipo 2. Por esta razón, los autores enfatizan que no se deben alterar las normas de prescripción de las estatinas en la prevención enfermedades cardiovasculares.
Aún más, un artículo de enero de 2015 acaba de demostrar que la hiperlipidemia en jóvenes adultos (20 a 39 años) incrementa el riesgo a largo plazo de enfermedad coronaria incluso teniendo baja predisposición a esta enfermedad. El estudio fue realizado para evaluar el riesgo cardiovascular en los jóvenes que no reúnen los nuevos criterios para recibir el tratamiento con estatinas, establecido por la Sociedad Americana del Corazón (American Heart Association), obejto de controversia en su momento. Los resultados indican que solamente 1 de cada 6 adultos, según estas guías, podrían recibir estatinas como tratamiento a la edad de 40 años y 1 de cada 3 a la edad de 50 años; lo que significa que el 17% de los individuos en los cuarenta años y un tercio de los que están en la década de los 50 años no calificarían para recibir este tratamiento.
Pero, los autores no se quedan allí, ellos señalan que a mayor exposición a la hiperlipidemia, el riesgo de enfermedad es 4 veces mayor. Por otra parte, si la hiperlipidemia ocurrió en la década de los cuarenta o cincuenta años, el riesgo continua incluso después de haber disminuido los niveles de colesterol a la edad de 55 años. Esto se debe a que la aterosclerosis en una enfermedad progresiva en donde el daño de los vasos sanguíneos es acumulativo, siendo el colesterol parte muy importante de su causa.
Este estudio no evaluó la efectividad del uso de estatinas entre los 30 y 50 años. Por lo demás, no existen estudios de este tipo en la población con niveles moderados de colesterol que no tengan otros factores de riesgos. Los autores enfatizan la necesidad de estos estudios y de incluir esta población en las guías para recibir el tratamiento adecuado.
Conclusiones
La FDA emitió un comunicado en 2012, actualizado en 2014, con advertencias sobre las posibles reacciones adversas a las estatinas como daño hepático moderado, pérdida de memoria, riesgo de diabetes y daño muscular. Eliminó la necesidad del realizar el control de daño hepático. Igualmente, concluye que los datos existentes indican cambios cognitivos con el uso de las estatinas en algunas personas, recomienda incluir en las instrucciones del medicamento el riesgo de aumento de glucosa en sangre e incidencia de diabetes asociado a estatinas y finaliza el comunicado diciendo que la FDA está revisando las indicaciones para la lovastatina, asociada en algunos pacientes con miopatías por interferencia con otros medicamentos.
Es importante recordar que se debe evitar tomar grandes cantidades de jugo de toronja o grapefruit con estos medicamentos debido a que la interacción entre ellos incrementa la acción de la estatina.
Para finalizar es importante destacar que el estilo de vida que contempla mantener un adecuado peso corporal, una dieta saludable y actividad física tanta como sea posible es clave para la prevención de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes.
Irene Pérez Schael
Un Comentario
geyna rivas
muy bueno tu articulo me aclaro muchas dudas de si continuaba las estatinas gracias geyna