Según una interesante investigación publicada este año 2013 en Annals of Neurology, comer frutas de color anaranjado brillante, rojas o amarillas, y hortalizas de color verde oscuro, ambos grupos ricos en antioxidantes como los carotenoides, puede ayudar a prevenir o retrasar el inicio de la esclerosis lateral amiotrófica, conocida como ELA o enfermedad de Lou Gehrig.
Esta es una enfermedad neurológica progresiva que ataca a las células nerviosas del cerebro y de la médula espinal que controlan los músculos voluntarios produciendo parálisis.
A nivel mundial se realiza mucha investigación sobre enfermedades neurodegenerativas como ELA, las enfermedades de Parkinson, Alzheimer, Huntington, etc. Por ejemplo, está demostrado que todas son multifactoriales, pero invariablemente, el estrés oxidativo está siempre vinculado a los mecanismos de la enfermedad.
Además de factores biológicos como la inflamación, la excitotoxicidad (procesos que provocan la muerte de las neuronas), y en cierta medida, el papel de los genes involucrados en casos esporádicos, las contribuciones ambientales como la dieta y el estilo de vida, son también factores que juegan un papel importante en la aparición de estas enfermedades. Por ejemplo, entender el impacto de la alimentación en el desarrollo de las mismas, es muy importante.
Dado que el estrés oxidativo está implicado en la neurodegeneración, la selección de antioxidantes, quelantes de metales, u otros compuestos que estimulen los mecanismos de defensa del organismo contra la oxidación, lucen como una elección obvia para el tratamiento de estos trastornos.
Por lo tanto, la elaboración de un régimen adecuado de administración de antioxidantes para retardar la progresión de estas enfermedades es una vía a seguir, que no deja sin embargo, de ser complicada.
Estudios previos han demostrado que individuos con una alta ingesta de antioxidantes tales como vitamina E, tienen un riesgo menor de ELA. Sin embargo, no existen muchos estudios prospectivos sobre el papel de los antioxidantes dietarios como los carotenoides y la vitamina C.
Precisamente, el estudio que nos ocupa, investiga la relación entre el riesgo de ELA y el consumo de carotenoides y de vitamina C. La investigación fue realizada entre las Escuelas de Salud Pública, y de Medicina de la Universidad de Harvard, el Brigham and Women»s Hospital de Boston, el Massachusetts General Hospital de Boston, el National Cancer Institute de Bethesda (Maryland) y el Cancer Center de la Universidad de Hawaii en Honolulu.
Empleando datos de 5 grandes grupos prospectivos -los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), el estudio de Dieta y Salud de la Asociación Americana de Personas Jubiladas (AARP, por sus siglas en inglés), la Cohorte de Nutrición del Estudio II de Prevención del Cáncer, la Cohorte Multiétnica, el Estudio de Seguimiento de los Profesionales de Salud, y el Estudio de Salud de las Enfermeras-, el grupo analizó información de más de 1 millón de personas, entre los cuales los investigadores identificaron y estudiaron 1093 pacientes con ELA.
Se encontró que aquellos individuos con una mayor ingesta total de carotenoides -especialmente aquellos que consumían dietas ricas en beta-caroteno y luteína– parecían estar asociados a un riesgo menor de desarrollar ELA.
Otras asociaciones encontradas fueron que las personas que consumían más carotenoides diariamente, tenían más probabilidad de ejercitarse más, habían obtenido un grado académico avanzado, tenían una ingesta mayor de vitamina C, tomaban suplementos de vitamina E y de vitamina C.
Los carotenoides confieren a las frutas y hortalizas sus brillantes colores anaranjados, rojos o amarillos, y algunos miembros de este grupo como el beta-caroteno, el alfa-caroteno, y la beta-criptoxantina, son convertidos a Vitamina A en el organismo.
El beta caroteno es un potente antioxidante y el principal precursor en el organismo, de Vitamina A, un micronutriente importante para la visión, la función inmune, y la salud ósea y de la piel.
El carotenoide luteína se concentra en la mácula del ojo, y se sugiere que el consumo de alimentos ricos en luteína puede prevenir y retrasar la degeneración macular, prevenir las cataratas, reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular y proteger contra ciertos tipos de cáncer.
La zanahoria, la batata, el mango, la calabaza, el melón, la espinaca, la col rizada, el brócoli, son ricos en beta caroteno, y la espinaca, la col silvestre, el brócoli, la col de Bruselas, la lechuga, la alcachofa, son buenas fuentes de luteína, como lo es también, la yema de huevo.
El estudio halló, sin embargo, que las dietas ricas en vitamina C y en otros carotenoides antioxidantes como el licopeno y la beta-criptoxantina, aparentemente no se asociaban a una reducción del riesgo de ELA.
Los investigadores observaron también que los complementos de vitamina C a largo plazo no redujeron el riesgo de padecer esta enfermedad degenerativa.
La gran conclusión del trabajo es que los resultados sugieren que consumir alimentos ricos en carotenoides puede ayudar a prevenir o retrasar el inicio de la ELA, aunque se necesita más investigación para examinar el impacto de los nutrientes dietarios sobre la ELA.
En MiradorSalud habíamos discutido que el promover el efecto positivo de los carotenoides en el color de la piel -que redunda en atractivo físico- podría motivar a los jóvenes a aumentar la ingesta de este importante grupo de alimentos y acercarse a la meta de consumir las 5 raciones diarias de frutas y hortalizas que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, su posible efecto en la prevención de ELA, es una razón -mucho menos frívola- que nos hace pensar solidariamente, en las personas afectadas que afrentan esta enfermedad con valentía y decisión, y las personas aún no diagnosticadas, para quienes este estudio es esperanzador. La esclerosis lateral amiotrófica afecta aproximadamente a 5 de cada 100.000 personas en todo el mundo. Stephen Hawking tiene medio siglo conviviendo con ELA.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve
Nota: Investigando sobre ELA, me topé con el blog de un valiente venezolano de 47 años, barinés, Enrry Llovera: La ELA y Enrry: http://enrrylloverablogspotcom.blogspot.com/ quien por cierto, ya había informado de esta noticia científica en el mismo. Un abrazo solidario a Enrry.