La dieta, los nutrientes y los fitoquímicos pueden actuar sobre los genes supresores de metástasis

Todos hemos soñado con encontrar un agente terapéutico ideal y específico, tipo “bala mágica” («magic bullet”), en la lucha contra cada tipo de cáncer. Pues, en nuestros alimentos pueden encontrarse muchas de esas posibles “balas mágicas”: más de 40 compuestos derivados de plantas que parecen “encender” los genes que retardan o inhiben la propagación de las células cancerosas. Puede también haber un número mucho mayor de compuestos.

 La mayoría de las veces es la propagación del cáncer la que hace que la enfermedad sea fatal. La dieta, los nutrientes, y los compuestos químicos de las plantas (fitoquímicos) parecen señalar una vía esperanzadora para atacar esta diseminación.

Esto lo dice el Dr. Gary Meadows, de la Facultad de Farmacia de la Universidad del Estado de Washington (USA), quien acaba de publicar un interesante trabajo en Cancer and Metastasis Reviews. Su investigación partió de una lógica simple: La mayor parte de la investigación sobre cáncer se enfoca en su prevención o en el tratamiento del tumor primario, pero resulta que usualmente es la propagación del cáncer a los órganos cercanos lo que hace que la enfermedad pueda ser fatal.

Clínica y experimentalmente, el desarrollo de los tumores primarios y la metástasis son procesos distintos, por lo que la metástasis constituye un blanco o “target” terapéutico.

El autor realizó una exhaustiva revisión del efecto de la dieta y sustancias naturales de los alimentos sobre los genes supresores de metástasis, definidos como aquellos genes y sus proteínas codificadas que inhiben el establecimiento de metástasis sin afectar el establecimiento de los tumores primarios.

Esto resultó ser una ardua tarea aún usando los potentes motores de búsqueda de la base de datos PubMed, ya que el concepto de nutrientes y de genes supresores de metástasis es raramente identificado como tal en los artículos.

Debido a que la expresión de muchos genes supresores de metástasis puede ser regulada por mecanismos epigenéticos, pareciera razonable que factores dietarios puedan tener un profundo efecto en esos genes. El Dr. Meadows revisó muchos trabajos e investigó cuando los genes supresores de metástasis estaban “encendidos” o “apagados”, aunque los autores originales de los trabajos no hubiesen hecho esa conexión.

Y en efecto, al final pudo documentar decenas de sustancias que forman parte de nuestros alimentos y que parecen afectar la expresión de genes supresores de metástasis de cáncer de mama, gástrico, colorectal, próstata, piel, pulmón, melanoma maligno, entre otros.

Encontró así, amino ácidos como la tirosina y la fenilalanina, vitamina D, vitamina E, etanol, extracto de ginseng, el carotenoide del tomate (licopeno), la curcumina -polifenol que es el  principio activo de la cúrcuma-, aceite de pescado rico en ácidos grasos ?3, ácidos grasos ?6, polifenoles varios, flavonas dietarias que se encuentran en frutas, hortalizas y especias, isoflavonas como la genisteína de la soya, glucosinolatos e isotiocianatos -presentes en los vegetales crucíferos verdes y blanco verdosos como los nabos, coles de Bruselas, coles, brócoli, repollo, rabanitos, coliflor, berro-, el jugo de granada -fuente extraordinaria de antocianinas y antocianidinas- y muchas otras.

Algunos de estos trabajos señalan la supresión de la migración e invasión de cáncer de mama por un glucosinolato de las crucíferas, el efecto preventivo de los ácidos grasos del aceite de pescado contra metástasis en hueso por cáncer de mama, la inhibición de la migración e invasión de células de cáncer gástrico por los isotiocianatos de crucíferas, el mecanismo potencial del gama-tocotrienol (componente de la vitamina E) contra metástasis de cáncer gástrico, los mecanismos celulares y moleculares del jugo de granada como inductores de efectos inhibidores de metástasis en células de cáncer de próstata, y de numerosos polifenoles de frutas y hortalizas como la quercitina (manzanas, peras,  y frutas blancas) y resveratrol (frutas y hortalizas moradas) como inhibidores de metástasis de cáncer de colon.

Típicamente, estas sustancias actúan epigenéticamente (epigenética: aquello que está por encima de la genética), es decir, las mismas tendrían efecto sobre los genes, en este caso, los genes supresores de metástasis. Ya hemos hablado de epigenética en MiradorSalud.

Otros trabajos revisados señalan igualmente que la obesidad (adipocitos) puede causar un microambiente pro-cancerígeno pues provee factores inflamatorios y de crecimiento que pueden aumentar la metástasis.

 El autor discute entonces, que el gran número de estudios observacionales publicados en los últimos 15 años que conecta de manera a veces casual, la dieta, nutrientes y fitoquímicos con genes supresores de metástasis, sugiere la necesidad de una investigación “deliberada y fina” sobre estos genes.

 Al definirse estas relaciones podría ser posible desarrollar estos compuestos como efectivos agentes inhibidores de metástasis para ser usados en combinación con otros tratamientos para el cáncer.

Esto puede dar un vuelco a nuestras relaciones con el cáncer: prevenirlo, pero también “convivir con él” y evitar su propagación. En otras palabras, centrar la atención en el cáncer y en su ambiente cuando este último es nuestro propio organismo.

Para fortalecer más el llamado a investigar sobre estos aspectos, el Dr. Meadows reconoce la validez de las 2 grandes Directrices Dietarias (Dietary Guidelines) para reducir el riesgo de cáncer endosadas por la American Cancer Society y el American Institute for Cancer Research/World Cancer Research Fund, que se asocian a una reducción del 22% de la mortalidad por cáncer:

(1) Consumir alimentos de origen vegetal tales como frutas, hortalizas, granos, leguminosas y otros vegetales no amiláceos, que contienen una variedad de fitoquímicos anti-cáncer, y

2) Disminuir el consumo de carnes rojas como fuente proteica.

Tratemos de ponerlo en práctica.

 María Soledad Tapia