Un estudio publicado en Psychosomatic Medicin (Enero 2013) realizado con 982 hombres y mujeres, relaciona el optimismo -un indicador de funcionamiento psicológico adaptativo, caracterizado por expectativas positivas hacia el futuro- con los niveles de carotenoides en sangre.
El trabajo fue liderizado por la Dra. Julie Boehm de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
Los carotenoides son sustancias antioxidantes (algunos de ellos vitaminas) que se obtienen sólo a través de los alimentos ya que nuestro organismo no los produce. Las frutas y hortalizas (F&H) de color rojo, naranja, amarillo y verde oscuro, son una fuente importantísima de carotenoides dietarios.
La salud psicológica se evalúa típicamente con indicadores como la depresión y la ansiedad, mientras que para la salud física se emplean indicadores como hipertensión, niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en sangre, entre otros. Sin embargo, la salud sólo puede comprenderse integralmente considerando el espectro completo del funcionamiento humano.
Por otro lado, es importante contar con marcadores positivos de salud y bienestar como por ejemplo, optimismo, felicidad y propósito en la vida para salud psicológica, y factores de salud ideal en lugar de factores de riesgo para salud cardiovascular.
En la investigación que discutimos, se reporta una relación entre optimismo y niveles saludables de carotenoides, empleándolos como dos indicadores positivos de salud.
Los carotenoides en sangre pueden ser cuantificados con métodos analíticos confiables, y pueden considerarse un marcador biológico de ingesta de F&H.
Los antioxidantes dietarios se asocian a un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, inflamación, arterioesclerosis, diabetes, hipertensión, enfermedad coronaria y cáncer. En MiradorSalud se reportó que mujeres con un nivel alto de carotenoides circulantes en sangre -lo cual se logra con una dieta rica en F&H- tienen un riesgo menor de desarrollar cáncer de mama.
Por otro lado, muchos trabajos han evaluado cómo la dieta se asocia con factores psicosociales y se ha encontrado relaciones inversas por ejemplo, entre los antioxidantes circulantes en sangre con estatus socioeconómico, función cognitiva deficiente, depresión, hostilidad y estrés laboral.
En el estudio que nos ocupa, se evaluó en casi 1000 estadounidenses entre 25 y 74 años, la concentración en sangre de 9 antioxidantes: a) Carotenoides: trans- ? -caroteno, 3-cis- ? -caroteno, ?-caroteno, ? -criptoxantina, luteína, zeaxantina, y licopeno, y b) Vitamina E: ? -tocoferol y ? – tocoferol. La Vitamina E es un antioxidante que se encuentra en altos niveles en aceites de girasol, de cártamo, germen de trigo, nueces y aceites de nueces. El ?, ? -caroteno y ? -criptoxantina se convierten en nuestro organismo en Vitamina A.
Se midió igualmente el optimismo, empleando el Test de Orientación hacia la Vida, que contiene enunciados como “Espero que me ocurran más cosas buenas que malas” o “Difícilmente espero que las cosas me salgan bien.”
Los individuos de la muestra estudiada forman parte de MIDUS (Midlife in the United States), que es un estudio longitudinal nacional sobre la salud y bienestar de la población norteamericana y su proceso de envejecimiento.
Los resultados indicaron que aquellos que eran más optimistas tenían hasta un 13% más de carotenoides en sangre, comparados con los menos optimistas.
Estos resultados son consistentes con varios estudios que sugieren que el optimismo está asociado con el consumo de una dieta saludable, ejercitarse diariamente, y no fumar. Entonces, las expectativas favorables que los individuos optimistas tienen para el futuro, les da recursos para un mejor manejo del estrés y los retos, particularmente en el contexto de las conductas saludables.
Los más optimistas registraban un mayor consumo de F&H, y aquellos que consumían 2 o menos raciones de F&H de las recomendadas (5 al día) eran significativamente menos optimistas que los que consumían 3 raciones o más, al día. Por otro lado, no se encontró asociación entre el optimismo y la ingesta de Vitamina E.
Un estudio hecho con más de más de 100.000 mujeres norteamericanas publicado en Circulation el año 2009 señala que los optimistas tienen vidas más largas y saludables, con menos muertes por cáncer y enfermedades del corazón.
En el año 2012, la Dra. Boehm publicó en Psychological Bullentin, un excelente trabajo sobre la asociación entre el bienestar psicológico y la salud cardiovascular poniendo el foco en las conductas saludables como fumar, consumo de alcohol, actividad física, cantidad y calidad del de sueño y consumo de alimentos. Un título que recuerda el de la canción Tengo el corazón contento, se usó para el artículo: The heart’s content.
Finalmente, este trabajo sugiere que mejorar los «activos» psicosociales tales como el optimismo permite manejar estrategias efectivas para la promoción de la salud.
Aunque la mayoría de las personas desean llevar estilos de vida saludables, los problemas de la vida diaria los hacen desviarse de esas intenciones. Ya que los optimistas tienden a ser muy persistentes en la consecución de sus metas, es importante que identifiquen si las metas son alcanzables o imposibles, y entonces será más fácil mantener conductas saludables asociadas a un buen “estatus de antioxidantes”.
Igualmente, los individuos que adoptan conductas saludables y disfrutan de buena salud tienden a ser más optimistas mirando el lado claro y brillante de la vida.
Revisemos nuestros propósitos de año nuevo.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve