Varios años después, el primer estudio de mortalidad global durante la pandemia de influenza A H1N1 2009 muestra estimaciones que son 15 veces más altas que las reportadas por la OMS en su oportunidad, de acuerdo a los casos confirmados por laboratorio. Este es un estudio realizado por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y fue publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases Online.
La pandemia de gripe ocurrida en 2009-2010 fue causada por una cepa de influenza A H1N1 de origen aviar, porcina y humana que surgió de una mutación y dio un salto entre especies, del cerdo a los humanos, y luego de humano a humano.
De acuerdo a los casos confirmados por laboratorio, la cifra de muertes dada por la Organización Mundial de la Salud ( OMS) al 6 agosto de 2010 fue de 18.449, de las cuales el 73% ocurrieron en América y Europa. Aunque en África y Asia se reportaron muchos casos, el número de muertes identificadas fue muy bajo. El 10 de agosto de 2010, la OMS declaró el final de la pandemia.
En aquél momento la OMS y los ministerios de salud de distintos países fueron duramente cuestionados por la opinión pública. Se habló de una mala gestión política de la pandemia y de una exagerada alarma sanitaria, e incluso se habló de la existencia de intereses económicos. Una de las críticas más acentuadas fue la relativa baja mortalidad ocurrida durante la pandemia cuando se compara con las muertes anuales que se producen durante la influenza estacional.
El 10 de junio, en un comunicado en su sección de Global Alert and Response (GAR), la OMS respondió a las críticas realizada con respecto a: definición y severidad de la pandemia, ¿fue una amenaza real?, ¿existían intereses económicos o conflictos de intereses? El tiempo va decantando estas dudas, como se observa en los datos de este estudio.
Usualmente, estimar los casos de gripe en la epidemias es muy retador y complicado porque, aun en países desarrollados donde existen buenos sistemas de vigilancia, muchas de las personas que tienen gripe no buscan ayuda médica y cuando acuden al médico, las muestras se toman solamente a una pequeña proporción de los casos. La situación es diferente con la enfermedad severa, muertes u hospitalizaciones; sin embargo, también existe subregistro de los casos severos. Por estas razones, se deben utilizar modelos para obtener estimaciones más reales.
En este sentido, un grupo de investigadores de la División de Influenza del CDC, utilizó un modelo mejorado para estimar la mortalidad ocurrida en el mundo, durante la pandemia de influenza A H1N1, en 2009-2010. Los resultados fueron alarmantes y mucho más altos que las cifras reportadas por la OMS: se estimaron entre 151.700 y 575.400 muertes durante el primer año de circulación viral.
El estudio también mostró que un grupo desproporcionado de muertes ocurrió en el sureste de África y Asia en donde los recursos son muy limitados e impiden una vigilancia adecuada, un tratamiento eficaz y una efectiva prevención.
Según el informe del CDC, la carga más grande de muertes fue en África y Asia, donde vive el 38% de la población mundial y donde sucedió la mitad de las muertes estimadas.
Otro resultado importante que coincide con lo reportado por la OMS es que el 80% de las muertes fueron en personas más jóvenes de 65 años, lo contrario a lo que sucede normalmente en las epidemias anuales, donde el 80-90% de la gente que muere tiene 65 años o es mayor.
Este dato tiene implicaciones en el impacto de esta epidemia en el desarrollo de los países que presentaron alta mortalidad. En el estudio, para ilustrar el impacto en años de vida perdidos por muertes en jóvenes, hicieron el cálculo y encontraron que se perdieron 3 veces más años de vida durante la pandemia que durante una típica epidemia estacional.
Fatimah Dawood, uno de los autores del trabajo, comentó los siguiente: “Los esfuerzos en curso para fortalecer la vigilancia de la gripe en todo el mundo, en particular la asociada a mortalidad por influenza, son necesarios para guiar las estrategias de prevención de la gripe estacional, así como también para construir sistemas de vigilancia de la influenza que proporcionen mejores datos, más oportunos y más representativos de la mortalidad global por influenza, durante las futuras pandemias”.
Es oportuno reflexionar sobre esta pandemia ante las nuevas evidencias que arrojan esta investigación y el estudio sobre la efectividad de la vacuna utilizada en Escocia durante la pandemia.
Irene Pérez Schael