Tan solo veinte minutos de ejercicio físico aeróbico diario durante tres meses puede reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en niños con sobrepeso y obesidad, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Journal of the American Medical Association, en su edición del 19 de septiembre de 2012.
El estudio fue liderado por la Dra. Catherine Davis, PhD, del Instituto de Salud Pública y Preventiva del Georgia Health Sciences University en EE.UU.
El objetivo de este estudio fue determinar en niños con sobrepeso y obesidad el efecto del ejercicio aeróbico diario en la medición de varios parámetros como la aptitud física, la grasa corporal y visceral y la resistencia a la insulina, que es un marcador de riesgo de diabetes tipo 2.
Los autores reclutaron 222 niños sedentarios de 7 a 11 años, con sobrepeso y obesidad, provenientes de 15 escuelas públicas del área de Augusta en Georgia.
Los menores fueron distribuidos aleatoriamente en tres grupos: el primero, constituido por 71 niños, realizaba ejercicio aeróbico durante 20 minutos diarios; el segundo, integrado por 73 niños, practicaba 40 minutos de actividad física aeróbica diaria; y el grupo control participaba, al igual que los dos grupos anteriores, en las actividades físicas que, usualmente, hacían en la escuela.
Los entrenamientos duraron, aproximadamente, 3 meses y se llevaban a cabo después de finalizar las actividades escolares diarias, durante 5 días a la semana.
Los autores trataban de mantener a los menores en constante movimiento, durante el tiempo que duraba la actividad física, mediante carreras y juegos divertidos con pelotas y lograron, de ese modo, que 94% de los niños completaran el estudio.
Veinte minutos de ejercicio son beneficiosos, pero más es mejor
Los niños que se ejercitaron durante 20 minutos diarios presentaron 18% de reducción de la resistencia a la insulina, en comparación con el grupo control, mientras que los menores que entrenaron durante 40 minutos experimentaron 22% de disminución de ese parámetro.
Esos 20 minutos adicionales de ejercicio permitieron que los niños de ese grupo perdieran más grasa corporal y visceral, mientras que la aptitud física (fitness), que parece depender más del nivel de intensidad que de la duración del ejercicio, tuvo una mejoría similar en ambos grupos, en comparación con el grupo control. Los beneficios se obtuvieron sin someter a los niños a dietas restrictivas y los resultados fueron similares en ambos sexos.
Una afección de adultos amenaza a los menores
La diabetes tipo 2 se consideraba hasta hace poco tiempo un padecimiento que afectaba principalmente a los adultos. Sin embargo, durante las tres últimas décadas se ha observado, principalmente, en los países más desarrollados, un aumento progresivo de la aparición de esta afección en niños y adolescentes, lo cual es una consecuencia directa del aumento del sobrepeso y la obesidad en ese grupo etario.
En 2010, un poco menos de 43 millones de niños menores de cinco años presentaban sobrepeso, de acuerdo con las estadísticas globales reportadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La resistencia a la insulina se asocia a la obesidad y es una condición que aumenta las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular. Se podría definir como una alteración de la respuesta de las células, principalmente del hígado, del tejido muscular y adiposo a la acción de la insulina.
Después de la ingesta de una comida, el nivel de glucosa aumenta en la sangre y el páncreas libera insulina para favorecer el paso de la glucosa al interior de las células y su uso como fuente de energía.
En la medida que aumenta la resistencia a la insulina el páncreas incrementa progresivamente la producción de la hormona, para normalizar los niveles de glucosa en la sangre. Si la condición progresa y no se corrige mediante cambios de estilo de vida, se pueden detectar niveles altos tanto de insulina como de glucosa en la sangre, particularmente después de las comidas.
Con el tiempo, el páncreas no puede mantener la elevada demanda de insulina y, en consecuencia, aumentan los niveles de glucosa en ayunas dando lugar al desarrollo de la diabetes tipo 2.
El abdomen prominente en niños se asocia a aumento del riesgo de diabetes tipo 2
Se ha demostrado que la acumulación de grasa en la zona abdominal se debe mayoritariamente a un aumento de la grasa visceral, que es aquella que se deposita alrededor de algunos órganos abdominales y es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2.
Hasta hace relativamente poco tiempo, se consideraba que las células adiposas tenían una función pasiva como simples depósitos de grasa. Actualmente, se sabe que el tejido adiposo se comporta como un órgano con funciones metabólicas y endocrinas.
En condiciones normales, el tejido adiposo produce hormonas como la leptina, que normalmente se libera después de la ingestión de los alimentos y produce sensación de saciedad y la adiponectina, que aumenta la sensibilidad de las células a la insulina.
Un estudio publicado en la edición de febrero de 2012 de la revista Journal of Nutrition reportó que los adolescentes que consumían un exceso de bebidas gaseosas azucaradas y alimentos endulzados con fructuosa presentaban aumento de la circunferencia abdominal (obesidad central), de la grasa visceral, de la glucosa en ayunas y niveles bajos de la hormona adiponectina, cuya disminución está asociada al aumento de la resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
Estos adolescentes presentaron, además, aumento de la presión arterial, de la proteína C-reactiva (marcador de inflamación sistémica) y niveles bajos del colesterol HDL o “colesterol bueno”.
El ejercicio, un antídoto contra la diabetes tipo 2
El ejercicio además de aumentar la sensibilidad a la insulina favorece el transporte de glucosa al interior de las células musculares mediante un mecanismo independiente del efecto de esta hormona.
La actividad física programada, cuando no se acompaña con una dieta adecuada y balanceada, no ayuda mayormente con la pérdida de peso. Sin embargo, el ejercicio aeróbico vigoroso contribuye a disminuir la circunferencia abdominal, incluso en los casos en los que no se observa una pérdida de peso importante, lo cual reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
La educación física en los colegios debería ser divertida
Las autoridades encargadas de diseñar políticas de salud pública, ante las sólidas evidencias de los efectos beneficiosos que les aporta a los niños con sobrepeso y obesidad una rutina de ejercicio aeróbico vigoroso, en la prevención de diabetes tipo 2, tendrían la gran responsabilidad de incluir como parte formal de los programas escolares las actividades deportivas diarias.
De esta forma, estaríamos protegiendo a los niños de desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular, además de inculcarles a temprana edad un hábito tan saludable como el ejercicio, que puede aportar beneficios para la salud a largo plazo.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian