El 29 de septiembre ha sido declarado el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (PDA) por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y asociados tan importantes como el Programa Mundial de Alimentos, entre otros, además de mucha gente sensibilizada ante este tema.
Este 29 de septiembre de 2023 será su cuarta edición, y este año se hará un llamamiento claro a la acción para que entidades públicas y privadas adopten medidas encaminadas a reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos (PDA) en aras de la transformación de los sistemas agroalimentarios a fin de contribuir al logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Para la celebración de 2023, FAO, 2023 nos recuerda que:
Actualmente, muchos de los sistemas agroalimentarios del mundo no son sostenibles, ya que degradan los terrenos agrícolas, contribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la pérdida de biodiversidad y consumen aguas subterráneas. Los sistemas alimentarios también son vulnerables a las perturbaciones externas, tanto climáticas como de otro tipo, debido en parte a los efectos en el medio ambiente.
La reducción de las pérdidas y el desperdicio de alimentos puede contribuir de forma decisiva a la transformación de los sistemas agroalimentarios al aumentar la disponibilidad de alimentos, mejorar la seguridad alimentaria y las dietas saludables y crear resiliencia. Además, constituye una estrategia climática clave para reducir las emisiones de GEI. Por tanto, puede ayudar a los países y las empresas a aumentar la ambición climática, al tiempo que ayuda a conservar y proteger nuestros ecosistemas y recursos naturales, de los que depende el futuro de los alimentos.
Es importante distinguir entre los términos pérdidas y desperdicios. Los alimentos se pierden a nivel de producción, cosecha, postcosecha, almacenamiento y transporte; y se desperdician en los ámbitos relacionados al consumo (venta, elaboración y uso, tanto en la alimentación colectiva como los hogares). En la actualidad se estima que en el mundo se pierde cerca del 14% de los alimentos producidos entre la cosecha y la venta a los minoristas (sin incluir esta última), y aproximadamente el 17% de la producción se desperdicia (11 % en los hogares, 5 % en los servicios de comidas y 2 % en el comercio al por menor). Las FyH son el grupo de alimentos con mayores niveles de pérdidas (cerca del 45%) y desperdicios (alrededor del 30% de las compras realizadas por los consumidores). Las razones pueden ser cosméticas, por su forma, tamaño y calibre (criterios de selección para la venta), pero también por los propios consumidores. Asimismo, se eliminan partes no valorizadas habitualmente, como los tallos, hojas y cáscaras, que son comestibles y con valor nutricional, y por supuesto, el desperdicio a nivel de hogar por inadecuada manipulación, almacenamiento y falta de planificación, es muy alto. Esto quiere decir que las PDA son enormes, no son un accidente, son sistémicas, y un problema que debe enfrentarse desde todos los ámbitos, y nos indica que hay un gran potencial de mejora en las cadenas de valor en todas las regiones del mundo por lo que los países necesitan adoptar el camino de la innovación para reducirlas.
Reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos como una vía de mejora de la seguridad alimentaria y nutricional.
Lamentablemente, las PDA no son un accidente. Aunque varíen con el producto, el contexto y la fase de la cadena alimentaria, son sistémicos en los circuitos alimentarios como resultado de su modelo de funcionamiento técnico, cultural, económico, político. Repercuten en todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y nutricional pues reducen la disponibilidad mundial y local de alimentos, afectan el acceso por las implicaciones económicas, hay pérdidas de calidad, inocuidad y nutrientes a lo largo de la cadena, y se perturba la estabilidad del sistema alimentario.
La estimación del grado en el que la reducción de la pérdida y el desperdicio en alimentos ricos en nutrientes y su efecto en la provisión de dietas saludables para todos es un tema crítico y urgente. Por otro lado, la sobreexplotación de los recursos naturales ya es un problema mayor que ocasiona una alta huella de carbono, emisiones de gases de efecto invernadero, uso de tierra, afectación de biodiversidad, uso de agua, nitrógeno o energía, pero cuando son despilfarrados en la producción de alimentos que no se consumen, el costo de la insostenibilidad se hace inmenso.
Los informes de las principales agencias de Naciones Unidas que tienen que ver con alimentación, nutrición y ambiente, concluyen que se necesitan intervenciones a lo largo de las cadenas de suministro para aumentar la disponibilidad de alimentos inocuos y nutritivos y reducir su costo. Para lograrlo son necesarias un conjunto de políticas, inversiones, innovación, y legislación, desde la producción hasta el consumo, para mejorar eficiencia y reducir las PDA. El informe SOFA 2019 resalta la importancia de programas de recuperación y redistribución como los bancos de alimentos (no existen bancos de alimentosen el país), los comedores sociales o los programas de alimentación y nutrición en las escuelas, no solo como soluciones para las PDA, sino como manera de promover el derecho a la alimentación.
Las PDA pueden ser una oportunidad para nuevas cadenas de valor de los alimentos al recuperarlos a precios reducidos en cualquier punto de la cadena y distribuir a personas en inseguridad alimentaria, productos que de otro modo se perderían o desperdiciarían. La promoción de la circularidad en los sistemas alimentarios permite una mayor disponibilidad de nutrientes, su reintroducción en los ecosistemas y en la cadena de suministro de alimentos.
¿Sabías que reducir las PDA es una de las soluciones climáticas de mayor impacto?
El sistema alimentario juega un papel de doble filo en el cambio climático: es simultáneamente un impulsor de cambios peligrosos en nuestro clima y también es profundamente vulnerable a los impactos del cambio climático.
El Capítulo 5 del Informe: Seguridad Alimentaria de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) del conduce directamente a los sistemas alimentarios. Según el informe, a nivel mundial, nuestro sistema alimentario es responsable del 21 % al 37 % de las emisiones totales de (GEI) gases de efecto invernadero (*). Estas emisiones provienen de las actividades agrícolas, ganaderas forestales, pesqueras, de acuicultura, etc., en todas sus etapas (cosecha, beneficio, captura, refrigeración, congelación, almacenamiento, transporte, procesamiento y transformación, empacado, comercialización, consumo), con la afectación que provocan en los ecosistemas nativos (cambios en el uso del agua y de la tierra incluida la deforestación y la degradación del suelo); y de algo muy importante como es la pérdida y el desperdicio de alimentos (PDA) que ocurre a lo largo de toda la cadena. Si no implementamos intervenciones para mitigar estas emisiones de GEI de la agricultura, la cría, la pesca, y el sistema alimentario, se prevé que aumenten entre un 30 % y un 40 % para 2050. Los sistemas alimentarios están bajo la presión de factores estresantes no climáticos (como el crecimiento de la población), y del cambio climático. Estas tensiones climáticas y no climáticas están afectando los cuatro pilares de la seguridad alimentaria (disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad).
Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos
Los hallazgos del informe son otro recordatorio sobre la importancia de la reducción de las PDA como una estrategia climática global clave. Las PDA tienen una huella de gases de efecto invernadero (GEI) asombrosamente masiva pues a actividades que de por sí generan una huella de carbono muy grande se suma el uso superfluo de recursos y sobreexplotación para producir alimentos que no se consumen, se pierden o desperdician. Esto produce además una gran generación de metano resultante de la descomposición de esos alimentos descartados en los vertederos
¿Qué podemos hacer?
Este este año la FAO ha preparado la versión actualizada de la guía «Involúcrate» para el IDAFLW 2023 que ya está disponible. El documento proporciona datos y mensajes clave que pueden utilizarse en este día, enlaces a recursos relevantes sobre el tema de la FAO y el PNUMA, así como acciones de prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos que pueden realizar tanto partes interesadas públicas y privadas, como los consumidores.
Este documento es muy interesante pues está dirigido a los gobiernos, y todas las partes interesadas. Se invita a leerlo.
- ¿Qué pueden hacer los gobiernos y las instancias decisorias?
- ¿Qué pueden hacer los actores privados de la cadena de suministro de alimentos?
- ¿Qué papel pueden desempeñar las instituciones académicas y de investigación?
- ¿Qué medidas pueden adoptar los consumidores?
Es importante que Venezuela se active en el tema de PDA. Este es un tema casi inexistente en el país.
Desde MiradorSalud hemos tocado insistentemente este tema. Este artículo consolidad mucho de lo publicado.
Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos
Sistemas alimentarios, pérdidas y desperdicios de alimentos y cambio climático
María Soledad Tapia