Una vacuna dirigida a la saliva de los mosquitos podría impedir su capacidad de trasmitir enfermedades como la malaria, dengue, Zika, chikungunya, fiebre amarilla y otras, en las personas inmunizadas. Un novedoso avance en esta línea de investigación reseñamos en este artículo.
Dado que más de la mitad de la población del mundo está en riesgo de enfermarse o morir por alguna enfermedad trasmitida por un vector, que la malaria causa más de 200 millones de casos nuevos y alrededor de medio millón de muertes cada año y que 2,5 billones de personas habitan en zonas donde el dengue es endémico sería una gran proeza que una única vacuna protegiera contra estas enfermedades.
Hasta ahora, los diseños de vacunas antimalárica, antidengue, antizika, están enfocados en la partícula antigénica del virus o parásito encargada de generar anticuerpos específicos contra la enfermedad en el huésped vacunado, confiriéndole así protección. No obstante, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, hace unas semanas, anunció el comienzo de un estudio clínico que evaluará la seguridad y capacidad de inducir una respuesta inmune eficaz de una vacuna experimental que contiene 4 proteínas sintéticas de las glándulas salivales del mosquito. La vacuna se llama AGS-v y fue desarrollada por la compañía farmacéutica SEEK en conjunto con la empresa hVIVO, ambas fusionadas y ubicadas en Londres.
Anthony Fauchi, director del NIAID, comentó al respecto: «Los mosquitos causan más enfermedades y muertes en humanos que cualquier otro animal». «Una vacuna única capaz de proteger contra el flagelo de las enfermedades trasmitidas por mosquitos es un concepto nuevo que, si es probado con éxito, sería un avance monumental en salud pública.»
¿Pero cómo funciona esta estrategia?
Los mosquitos son vectores transmisores de enfermedades; por ejemplo, el Anopheles es el trasmisor de la malaria que comprende más de 400 especies pero sólo 30 son trasmisores del parásito género Plasmodium, causante de la enfermedad. Pocas son las especies importantes. Otro vector es el género Aedes que transmite el dengue, Zika, chikungunya y la fiebre amarilla. Las hembras son las únicas que pueden transmitir la enfermedad.
Pareciera que el contacto entre el mosquito y la persona es inocuo, sin embargo, no es así cuando los huéspedes sufren múltiples picadas de estos insectos. Y es que la saliva de estos mosquitos cumple una importante función en la trasmisión de la enfermedad, causando cambios que benefician al patógeno para facilitar que ocurra la infección. El estudio de la interacción entre el mosquito, huésped y agente patógeno es fundamental para el desarrollo de una vacuna.
Las glándulas salivares contiene sustancias vasomoduladoras e inmunomoduladoras que afectan la homeostasis debido a efectos como la agregación antiplaquetaria, anticoagulantes y vasoconstrictores, además causan el desarrollo de inflamación y de una respuesta inmune, todos se producen con el fin de contrarrestar los mecanismos fisiológicos del huésped y así posibilitar la trasmisión del patógeno. Por ejemplo, estas sustancias suprimen la respuesta inmune del huésped y en el lugar donde pican actúan para que el mosquito pueda alimentarse con la sangre. Es así que, cuando un mosquito hembra pica, son los componentes de su saliva los que evitan que se coagule la sangre y, a la vez, provoquen reacciones alérgicas, picazón y enrojecimiento.
Por otra parte, la inyección de saliva en la piel induce en el huésped la producción de anticuerpos específicos contra las proteínas de la saliva que pueden ser utilizados como indicadores (biomarcadores) de contactos con vectores de la enfermedad. A su vez, estos anticuerpos pueden ser protectores contra la enfermedad y se incrementan como resultados de múltiples picaduras.
Pero para transformar esta información en vacunas es necesario estudiar las proteínas de la saliva, su función e identificar para seleccionar las más inmunogénicas y las más conservadas para la especie. Algunas especies Anopheles y el Aedes aegypti han sido las más estudiadas.
Prueba clínica con la vacuna AGS-v
Las proteínas de la vacuna AGS-v están diseñadas para inducir anticuerpos y causar una respuesta alérgica modificada que prevenga la infección cuando la persona inmunizada sea picada por un mosquito infectado con un virus o parásito. La protección sería amplia y contra una gama de enfermedades trasmitidas por estos artrópodos.
El estudio se está llevando a cabo en el Centro Clínico de NIH, en Estados Unidos, en 60 sujetos con edades de 18 a 50 años. Los pacientes recibirán dos dosis de la vacuna o placebo y después de completar la vacunación serán expuestos a mosquitos sanos, Aedes aegypti hembras, a través de dispositivos de alimentación colocados en los brazos. Por medio de análisis sanguíneos se conocerá si hubo una respuesta modificada después de las picaduras en los sujetos vacunados con AGS-v que se comparará con los no vacunados. Los mosquitos también serán evaluados ya que los investigadores presumen que la vacuna podría conducir a una muerte temprana de los insectos o a afectar su capacidad de reproducirse, lo que a su vez controlaría la población de los mosquitos. De esta manera sería un efecto doble al evitar la enfermedad y disminuir la población de vectores.
¡La ciencia nunca deja de avanzar!
Irene Pérez Schael