A Ana María. En MiradorSalud hemos tocado en varias ocasiones un tema sobre el que hay un cuerpo masivo de información científica: La microbiota intestinal, un ecosistema microbiano que habita en el sistema digestivo humano.
Las bacterias que habitan en el intestino influyen de manera determinante en la salud de las personas: en los procesos digestivos e inflamatorios, en la obesidad, las alergias, el metabolismo y además, se comunican con el sistema nervioso central pudiendo impactar las funciones del cerebro y regular el comportamiento humano.
Es importante tener claro que las poblaciones de bacterias intestinales se pueden modular mediante intervenciones alimentarias sencillas como es el consumo de dietas saludables con bajo contenido de grasas saturadas, carbohidratos refinados y, sobre todo, de azúcar añadida. Un estudio que comparaba dietas de origen animal y de origen vegetal, encontró que la dieta basada en productos de origen animal aumentó la abundancia de microorganismos tolerantes a la bilis (Alistipes, Bilophila y Bacteroides) y disminuyó los niveles de Firmicutes que metabolizan polisacáridos dietarios vegetales (Roseburia, Eubacterium rectale y Ruminococcus bromii).
Los microbios modulados por los alimentos de ambas dietas colonizaron transitoriamente el intestino, incluyendo bacterias, hongos e incluso virus. Los aumentos en la abundancia y actividad de Bilophila wadsworthia en la dieta basada en productos animales apoyan la vinculación entre la grasa dietaria, los ácidos biliares y el crecimiento de microorganismos capaces de desencadenar una enfermedad inflamatoria intestinal.
Por otro lado, la ingesta de alimentos con propiedades de prebióticos y probióticos inducen cambios favorables en la composición de la microbiota intestinal. Este enfoque se ha convertido en un tratamiento tradicional para atender, por ejemplo, la diarrea asociada a antibioterapia en niños y adultos, pero también puede formar parte de estrategias novedosas en el manejo de muchos trastornos y enfermedades. Por ejemplo, se investigan novedosos tratamientos para combatir la obesidad mediante la alteración de los tipos y cantidades de bacterias que colonizan nuestro intestino: Los microbios del intestino de la gente delgada podrían formar parte de una novel terapia de reducción de peso. Es el caso que las bacterias que colonizan el tracto intestinal de individuos delgados son distintas a las de individuos que tienen obesidad y sobrepeso. Los investigadores demostraron que estas floras distintas, pueden hacer perder o ganar peso a ratones inoculados respectivamente con ellas, lo cual le confiere un prometedor papel en terapias de control de peso a los millones de microbios que colonizan el intestino. Y se ha probado en humanos.
En conclusión, el microbioma intestinal puede responder rápidamente a cambios en la dieta, para lo bueno, o para lo malo. Igualmente, puede determinar muchas condiciones de salud.
Enfermedad de Crohn
La enfermedad de Crohn (EC) es una forma de enfermedad inflamatoria intestinal crónica, en la que el intestino se inflama y ulcera. Las lesiones primarias se superponen en las placas de Peyer y los folículos linfoides colónicos donde se produce invasión bacteriana a través de las células M. Afecta comúnmente la porción inferior del intestino delgado denominado íleo, aunque puede ocurrir en cualquier parte del intestino delgado o grueso, estómago, esófago o boca. Su etiología es multifactorial: factores genéticos, exposición a la dieta y al medio ambiente, eventos inmunitarios y disfunción del microbioma intestinal.
Preocupa que la prevalencia de la EC está aumentando a nivel mundial, en todos los continentes. La microbiota intestinal puede ser un mediador crucial entre la dieta y la patogénesis de la EC, la cual prevalece en países con dietas y estilos de vida occidentalizados, con bajo consumo de fibra dietaria y alto consumo de alimentos ultraprocesados.
Por ejemplo, se ha demostrado que los polisacáridos añadidos a los alimentos como emulsionantes, estabilizantes o espesantes empleados por la industria de alimentos, como maltodextrinas y polisorbatos, así como los potenciadores artificiales del sabor, promueven el crecimiento y la acción de Escherichia coli adherente invasora (AIEC), bacteria patógena, asociada a la EC.
Por otro lado, una dieta rica en productos animales y baja en fibra puede inducir cambios rápidos en la microbiota intestinal humana y provocar un crecimiento de subtipos bacterianos asociados con la patogénesis. La microbiota intestinal típica en pacientes con EC se caracteriza por una disminución en la riqueza de especies y muchas de las bacterias fecales comensales y beneficiosas, como Firmicutes y Bacteroides, y un aumento o florecimiento de Proteobacteria.
En contraste, se ha demostrado que concentraciones altas de fibras vegetales solubles no amiláceas en la dieta, como la de plátano y brócoli, regulan la adherencia de la AIEC, disminuyéndola.
Estudios prospectivos de casos han demostrado que una dieta que elimine o restrinja los productos lácteos, las proteínas animales, la grasa animal, los emulsionantes y otros aditivos alimentarios artificiales puede inducir la remisión de la EC. Esta intervención dietaria ha sido efectiva en pacientes con EC activa recientemente diagnosticada y en pacientes con EC establecida que no han respondido al tratamiento médico estándar, con tasas de remisión clínica reportadas de 78.7% y 90.4%, respectivamente. La intervención dietaria con alimentos integrales también es bien tolerada por los pacientes con EC.
Varios ensayos en humanos han demostrado que las terapias dietarias basadas en plantas pueden tener utilidad tanto en el tratamiento de los brotes agudos de CD como en el mantenimiento de la remisión. Por ejemplo, en un estudio realizado por gastroenterólogos y nutricionistas japoneses se probó una dieta basada en alimentos integrales y fuentes de proteínas de origen vegetal para investigar si resultaba beneficiosa en la remisión de la EC y en su mantenimiento. Los autores probaron específicamente una dieta lacto-ovo-vegetariana. Investigaron una serie de casos controlados de 22 pacientes y se demostró una tasa de remisión del 92% en pacientes con EC que se adhirieron a esta dieta semi vegetariana con alimentos integrales durante dos años, en comparación con el 25% en pacientes que continuaron con una dieta omnívora estándar.
Acaba de publicarse un estudio de caso que describe a un joven adulto de 25 años, con un diagnóstico reciente de EC moderadamente grave y activa, (varios meses de pérdida de peso, diarrea y síntomas parecidos a la gripe, historial médico pasado de absceso peri-anal, no fumador, mucosa con congestión nodular, eritema marcado y múltiples úlceras superficiales en el íleon terminal, etc., etc.). A pesar de la terapia médica estándar, el paciente no pudo entrar en remisión clínica. Sin embargo, después de cambiar a una dieta basada exclusivamente en granos, legumbres, verduras y frutas, entró en remisión clínica sin necesidad de medicación y no mostró signos de EC en la colonoscopia de seguimiento.
Se invita a leer el artículo: Crohn’s Disease Remission with a Plant-Based Diet: A Case Report. Nutrients 2019, 11(6), 1385; https://doi.org/10.3390/nu11061385
Comentario final:
Estamos hablando de la Enfermedad de Crohn (EC), pero es obvio que los beneficios de una dieta rica en fibra, en alimentos vegetales, y bajo consumo de ultraprocesados y de productos de origen animal, son muy importantes no solo para personas con EC, sino también para aquellas con colon irritable y por supuesto, para personas sanas.
María Soledad Tapia
maria.tapia@5aldia.org.ve
Los invitamos a releer en MiradorSalud el artículo ¿Está a nuestro alcance conocer muestra microbiota intestinal? para refrescar este fascinante tópico. Allí les recordábamos que existe el American Gut (parte del Human Food Project), donde cualquiera puede solicitar el estudio de su microbioma intestinal por 99 dólares. El laboratorio enviará un estuche para la toma de muestras con las respectivas instrucciones y un cuestionario. Después del análisis usted recibirá la lista de microorganismos que habitan en su intestino y conocerá cómo son sus bacterias en relación a otros individuos o grupos, de acuerdo a su estilo de vida, lugar donde habita y su dieta, datos que deberá proporcionar en el cuestionario recibido. A la vez, usted se convertirá un donante de esta investigación que tiene magnitudes, quizás cercanas a la del genoma humano. ¿Se anima?