Después de la publicación del artículo de abril en Mirador Salud, donde incluí una práctica sobre la autocompasión, leí un artículo cuyo mensaje se ha mantenido en mi mente. Así que decidí compartir las ideas conflictivas que me surgieron y cómo pude conciliarlas al aplicar la perspectiva de los cuatro cuadrantes de la teoría integral.
La lectura que me llamó la atención fue: “¿Cuánto control tiene usted sobre su propia felicidad?” por Jeremy Adam Smith, editor de la versión en línea del Greater Good Magazine, publicado por el Greater Good Science Center en la Universidad de California, Berkeley. Esta publicación online tiene como propósito “convertir investigaciones científicas en historias, recomendaciones e instrumentos para una vida más feliz y una sociedad más compasiva” y está dirigida particularmente a padres, educadores, líderes de negocios y profesionales de la salud.
Adam Smith plantea que la incorporación de los principios de la psicología positiva en el discurso público activó una tendencia sugiriendo que las personas pueden controlar gran parte de su bienestar personal subjetivo con estrategias intencionales. Cita como ejemplo las investigaciones de Sonia Lyubomirsky donde afirma que 40% de las diferencias en el bienestar de las personas radica en lo que ellas hacen, el 50% en su genética y 10% en sus circunstancias. Acota también que desde otras ramas de la psicología, así como también desde campos como la economía y la sociología emerge una imagen muy diferente. La felicidad o el bienestar individual depende menos de una escogencia individual, siendo más bien un producto institucional, económico y de fuerzas históricas que han moldeado diferencias de poder y capacidades entre grupos humanos.
Adam Smith destaca que existe un punto ciego en las investigaciones sobre la felicidad y el bienestar, aun reconociendo que él mismo funge de editor en una publicación mayormente centrada en soluciones individuales para nuestros problemas. Entre otras, estimulan a realizar prácticas para sobreponernos a nuestras dificultades. Al leer este punto se me prendieron todas las luces rojas de alarma como coach, recordando las muchas prácticas que he sugerido en mis artículos de Mirador Salud.
El argumento central expuesto por Adam Smith se destaca en la pregunta: “¿Cómo hablar de felicidad de manera que un número mayor de personas se sienta incluida y liberarnos de la creencia de que cuando somos infelices o carecemos de bienestar emocional simplemente no hemos hecho lo suficiente”. También apunta que las fuerzas estructurales son invisibles a los individuos y que la psicología positiva, aunque significó un avance en la psicología al enfocarse en los individuos sanos ha estimulado una visión individualista reflejada en los conflictos que actualmente padece Estados Unidos con la “América Negra” que integra el país.
Cuando leí y medité sobre los bien sustentados argumentos de Adam Smith recordé una de las primeras enseñanzas en mi entrenamiento como coach plasmadas en un artículo de Joanne Hunt, una de nuestras directoras. Hunt, partiendo del modelo de los cuatro cuadrantes de Ken Wilber diferencia las múltiples perspectivas del coaching según lo que creen que se requiere para para que ocurra un cambio humano. Partiendo de esta visión cuádruple Hunt ubica en cada cuadrante las principales corrientes del coaching según esta premisa. Ella explica cada una de esas tendencias y después de validar sus respectivas aproximaciones demuestra que son parciales y no suficientes para explicar la complejidad de los problemas de cambio que se busca resolver a través del coaching. Finalmente recapitula la validez o ventajas del coaching integral por reunir todos los elementos de esas aproximaciones «parciales” de las otras escuelas o tendencias.
Decidí realizar el mismo ejercicio para buscar integrar los argumentos de Adam Smith a través del ejercicio de los cuatro cuadrantes. En un artículo anterior publicado en Mirador Salud “Qué nos puede brindar la teoría Integral? Les sugerí utilizar las distintas perspectivas de los cuadrantes para experimentar nuestra vida y relaciones con el mundo de una manera más compresiva, balanceada e inclusiva.
La teoría integral (AQAL por su siglas en inglés) desarrollada por Ken Wilber es considerada como un mapa o conjunto de perspectivas que nos permite organizar actividades, creencias y valores, entre algunas de sus múltiples aplicaciones. Este modelo comprende una visión integral expresada en cuadrantes (ver gráfico abajo) y otros elementos (niveles, líneas, estados y tipos) no considerados ahora.
¿Por qué utilizar los cuadrantes?
Si deseamos tener una visión holística de algún tópico es muy útil utilizar las perspectivas señaladas por los cuadrantes. “Los cuatro cuadrantes crean un lugar para todo con dos simple distinciones”: Interior-Exterior, Individual-Colectiva.
Estas dimensiones se representan al dividir un cuadrado en dos sentidos: horizontal y vertical. La división horizontal separa arriba la dimensión individual y abajo la dimensión colectiva. Al mismo tiempo, la división vertical crea la dimensión interior a la izquierda y la dimensión exterior a la derecha.
En el gráfico que sigue observamos la conjugación de estas dos distinciones: 1. Arriba-izquierda: el espacio de lo individual-interior invisible (p.e. emociones, pensamientos, sentimientos, vida interior); 2. Arriba-derecha: el espacio de lo individual exterior evidenciable (p.e. conductas, fisiología, cuerpo físico, energías); 3. Abajo-izquierda: el espacio colectivo interior invisible (significados compartidos, relaciones, valores culturales) y 4. Abajo-derecha: el espacio exterior colectivo evidenciable (p.e. sistemas ecológicos, estructuras sociales y sistemas).
INTERIOR | EXTERIOR | ||
INDIVIDUAL |
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INDIVIDUAL |
COLECTIVO |
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COLECTIVO |
INTERIOR | EXTERIOR |
Aplicando los cuadrantes para comprender los argumentos de Adam Smith, percibimos que las disciplinas que señala como la psicología social y sociología estudian los tópicos ubicados en la dimensión colectiva (cuadrantes inferior-izquierdo e inferior-derecho). Es interesante notar que los tópicos de la psicología positiva estarían ubicados en la dimensión individual (cuadrantes superior-izquierdo y superior-derecho). En conclusión vemos que estas visiones se ubican en cuadrantes opuestos, no incluyendo los otros cuadrantes. Por tanto – de acuerdo a esta teoría- los dos ejemplos que señala Adam Smith son visiones parciales de la realidad que se desearía aprehender.
¿Cómo pudiéramos evidenciar las conexiones intangibles (cultura, significados compartidos etc.) a las cuales se refiere Adam Smith en el artículo mencionado?¿Cómo se materializan nuestras normas, rituales y costumbres compartidas que nos cohesionan como cultura, familia o grupos a los cuales pertenecemos? ¿Y cómo pudiéramos incluir las consecuencias evidenciables de esas normas establecidas invisibles?
Los elementos que sostienen nuestros espacios comunes intangibles (cultura, significados compartidos etc.) incluyen los sistemas políticos, legales y económicos, instituciones y sistemas sociales. Estos a su vez se relacionan o interceptan gracias a las redes de comunicación que nos permiten comunicarnos. El mundo en que vivimos hoy no sería posible sin la multiplicidad de medios y maneras que nos permiten intercambiar información. Repasando nuestra forma de vivir durante las últimas décadas, no dejan de asombrar los cambios generados por la evolución de los medios, las redes telefónicas, los sistemas satelitales y el internet. Todo esto: ambiente, estructuras y sistemas constituye nuestro espacio colectivo exterior u objetivo así como nuestro cuerpo y conductas son la evidencia de nuestro ámbito personal interior.
Lo que considero más interesante de lo planteado en la teoría de Wilber es que estas dimensiones correspondientes a los cuatro cuadrantes coexisten simultáneamente, no las encontramos separadas ni independientemente unas de las otras, aunque tendemos a referirnos a ellas o a explorarlas una a la vez.
Prestar atención integral a lo que hacemos requiere que las consideremos todas cuando tratamos de entender o explicar algo que nos sucede. Nuestras tendencias personales hacen que privilegiemos unas perspectivas sobre otras. El peligro es que nos olvidemos de lo que no estamos considerando y limitemos nuestra percepción y consideración de los hechos a lo más superficial. Muchos conflictos o malentendidos personales, políticos, culturales, de trabajo y aún espirituales se evitarían si prestáramos atención a las perspectivas que tendemos ignorar.
Una aplicación de la teoría integral como un entrenamiento de cuerpo-mente-espíritu la encontramos en La Práctica Integral de Vida, referencia usada para el gráfico. Esta publicación en la cual participa Ken Wilber como co-autor está enfocado en la auto-conciencia, el crecimiento y la transformación dentro del desarrollo personal.
Allí se expone una excelente muestra de lo que no es integral, ejemplificando lo que sucede cuando creemos tener 100% razón, porque nos hemos concentrado sólo en la dimensión individual interior, es decir nuestros pensamientos y sentimientos. Refiriéndose a las tendencias del pensamiento sociológico, los autores de esta publicación plantean cómo las posiciones extremas se ubican principalmente en una de esas perspectivas, asumiendo que su visión desde allí es la verdadera.
Plantean así el siguiente resultado:
El Idealismo extremo – perspectiva personal interior – considera que «La consciencia es LA realidad».
El Cientificismo extremo – perspectiva personal exterior – considera que «La materia es LA realidad».
El Postmodernismo extremo – perspectiva colectiva interior – considera que «El significado construido culturalmente es LA realidad».
El Enfoque de Sistemas extremo – perspectiva colectiva exterior – considera que «La red cósmica de la vida es LA realidad».
Desde el enfoque integral, aun cuando reconoce y honra los conocimientos validados por expertos que servido de base a estas posiciones extremas, se propone en cambio una visión inclusiva para integrar las verdades parciales que ciertamente se encuentran dentro de cada una de esas visiones extremas.
Todos tendemos a preferir un punto de vista, pero mientras más perspectivas tomemos en cuenta comprenderemos mejor los conflictos propios, los relacionados con otras personas o sobre temas diversos. Ahora, dirán ustedes, ¿qué relación tiene el contenido de este artículo con el tema de la compasión con el cual iniciamos la nueva serie?
Planteamos en el artículo pasado que la compasión es un proceso que surge como respuesta al sufrimiento o malestar de otro. Inicialmente se reconoce el sufrimiento y luego surgen pensamientos de empatía por quien sufre. Estos a su vez motivan el deseo de aliviar ese sufrimiento del otro o de uno mismo (auto-compasión) generándose una acción. La compasión es un sentimiento activo a través del cual una persona se conecta con el otro y se moviliza para aliviar su sufrimiento. Si solamente vemos la realidad con lentes enfocados en uno o dos cuadrantes, difícilmente podremos actuar compasivamente. Si buscamos aliviar el sufrimiento personal para poder tener empatía y actuar en consecuencia a través de actos compasivos estaríamos actuando integralmente y chequeando todos los cuadrantes. ¿Están de acuerdo?
De nuevo les agradezco los comentarios o sugerencias que deseen hacer sobre estos artículos.
Jeannette Díaz
Fotografía: Rupert Britton en Unsplash
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz.