En nuestro cuerpo existen dos tipos de grasa, la blanca que todos conocemos y podemos calificarla como mala cuando está en exceso y una de color marrón o parda beneficiosa para nuestra salud. Así que la grasa o tejido adiposo presenta un comportamiento parecido al colesterol: uno bueno y otro malo. Si bien, últimamente, ha sido descrito un tercer tipo de grasa llamada “beige” o “brite” por su color crema, que ha dado mucho que hablar en años recientes por sus efectos beneficiosos para la salud.
Ambos tipos de tejidos adiposos, el blanco (WAT, por sus siglas en inglés) y el marrón o pardo (BAT, por sus siglas en inglés) difieren en cuanto a su morfología, distribución, función y genética. El WAT o grasa blanca es el principal reservorio de energía que asegura el funcionamiento energético ante cualquier circunstancia; además cumple funciones endocrinas e inmunológicas. En la obesidad, esta grasa induce resistencia a la insulina presente en la diabetes y puede generar el síndrome metabólico. Ella representa el 10% del peso corporal.
En contraste, el BAT, o grasa buena, cumple funciones de termogénesis (gasto energético), genera calor y nos protege del frío, de la misma forma que protege contra la obesidad y previene ciertos desórdenes metabólicos como la diabetes, ya que aumenta la sensibilidad a la insulina, por lo que la llaman el tejido adiposo antidiabetes. Hasta hace poco se pensaba que la grasa marrón sólo estaba presente en los recién nacidos (5%), ubicándose alrededor del cuello, la escápula y la parte central de la espalda, en quienes cumple un papel protector contra el frío, razón por la cual los neonatos no tiemblan como lo hacen los adultos cuando hace mucho frío. Es decir, este tejido adiposo se activa a bajas temperaturas y disipa energía en forma de calor para resguardarnos de los cambios en el medio ambiente. No obstante, ahora se conoce su presencia en adultos, aunque en menor proporción, porque tiende a desaparecer con la edad. En cambio, en los animales se mantiene de por vida.
La grasa marrón está localizada bajo la piel en el tejido subcutáneo de la región cervical, espalda, hombros, cuello, en las regiones paraespinales, mediastinales, para-aórtica y suprarrenal, así como en el músculo esquelético.
Esta grasa tiene una densa red capilar y se caracterizan por poseer múltiples gotas semilíquidas de lípidos (triglicéridos) y una gran cantidad de mitocondrias que le dan el color marrón. La mitocondria genera la energía mediante la activación de la proteína desacoplante 1 (UCP-1), ubicada en su membrana, que al disiparse quema los ácidos grasos libres y se produce calor. En resumen, la grasa marrón o parda es una máquina termogénica para generar calor que quema la grasa en lugar de almacenarla como lo hacen los adipocitos blancos.
Los estudios de las funciones del tejido adiposo marrón se han realizado fundamentalmente en roedores y no fue sino hasta hace pocos años que sus bondades se demostraron en humanos. En la Universidad de Texas, el Dr. Sidossis y su grupo evaluaron el metabolismo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina en 7 hombres adultos con y 5 sin tejido BAT, quienes fueron sometidos a bajas temperaturas por 5 a 8 horas. La exposición al frío activó el tejido pardo y aumentó el gasto energético en reposo así como la eliminación de la glucosa, la oxidación de la glucosa en plasma y la sensibilidad a la insulina en los hombres que tenían tejido adiposo marrón.
Los adipositos marrones además de participar en la termogénesis y ser activados por el frío, responden a estímulos del sistema nervioso simpático y están implicados en el metabolismo de los lípidos. En ratones, experimentos mostraron que este tejido los protegió contra la obesidad cuando fueron sometidos a una dieta rica en grasas; también se demostró que la pérdida de estos adipocitos desarrolla una susceptibilidad a la obesidad. La cantidad de tejido marrón está inversamente correlacionada con el índice de masa corporal, particularmente, a medida que avanzamos en edad. Es decir, a menor cantidad de grasa marrón tendemos a acumular más grasa blanca con todos los riesgos que ello implica para ser obeso, tener diabetes y sufrir enfermedades metabólicas y vasculares.
En síntesis el tejido BAT o marrón juega un papel importante en la protección contra la obesidad, diabetes, dislipidemias y contra desórdenes del tejido vascular ya que también está presente en algunos vasos sanguíneos como las arterias coronarias y la aorta toráxica.
El tercer tipo de grasa lo componen las células “beige” que son adipocitos multioculares con alto contenido de mitocondria, ubicados en forma dispersa dentro de los adipocitos blancos o WAT. Este tejido adiposo blanco que contienen las células beige, también llamado bronceado, comparte características similares al tejido marrón como es la capacidad de termogénesis y de expresar altos niveles de la proteína UCP-1 ante el frío crónico. Sin embargo, las células beige pierden la actividad de la proteína UCP1 cuando pasa el estímulo, a diferencia del tejido marrón que mantiene la expresión de esta proteína en su forma basal. Es decir las células beige regresan a su estado original WAT cuando no están activadas, hecho que ha dificultado su identificación.
Además del frío, el tejido beige es estimulado por agonistas beta-adrenérgicos, por algunas hormonas como la irisina y por ciertas moléculas como el ácido β-aminoisobutínico (BAIBA). Estos estímulos inducen la conversión del tejido blanco subcutáneo a células beige mediante un proceso llamado “marronización” o “beiging” o “browning” – en inglés – de los adipocitos blancos. Las células blancas son proclives a la marronización según su localización, por ejemplo, las que se ubican en el tejido subcutáneo y las del peritoneo. Este tejido graso blanco crece ante una dieta rica en grasas pero ante el frío o en presencia de la estimulación de agonistas β- adrenérgicos o de la irisina se “marroniza”.
Es importante recordar que durante el ejercicio aumenta la irisina y la proteína BAIBA en el músculo esquelético promoviendo así la marronización del tejido blanco al beige; por eso sentimos calor cuando hacemos ejercicio y quemamos grasa. La irisina tiene este efecto en la grasa blanca más no en la grasa marrón.
El Dr. Philip Kern, de la Universidad de Kentucky, relata en una entrevista cómo él identificó el proceso de marronización. Él es experto en el tema y comentó lo siguiente: “En primer lugar, lo que hice fue tomar biopsias a personas comunes en el verano y en el invierno, justamente de la grasa subcutánea abdominal. Y encontré que los genes involucrados en la marronización que causan la termogénesis se encontraban en cantidades cuatro veces mayores durante el invierno”. Agrega: “Estos genes termogénicos no aumentaron o estaban presentes en cantidades mínimas en los obesos, hecho que sugiere que a medida que las personas se tornan obesas pierden su habilidad de marronización”. El finaliza: “Si hay un estímulo, como la exposición al frío, entonces muchas de las células grasas blancas pueden convertirse en células beige. Pero si el frío pasa, entonces vuelven a ser células blancas otra vez. Por lo que realmente es una vía bidireccional, dependiendo del estímulo”.
Otro factor que también afecta al tejido adiposo marrón es el estrés psicológico, identificado por los niveles del cortisol. Un trabajo de este año reportó que el incremento de los niveles de cortisol en la saliva de mujeres a consecuencia de una actividad estresante en forma moderada como fue presentar un examen, estimula la producción de calor en los depósitos de BAT en la región supravascular medido por termografía infrarroja. Según los autores, esta variable debe tomarse en cuenta en los estudios en vivo porque puede variar entre sujetos.
¿Cuáles factores que inducen la marronización están a nuestro alcance?
Se sabe que la exposición al frío es un estímulo poderoso, pero es poco práctico porque no es agradable vivir a bajas temperatura por tiempo prolongado. Algunos fármacos como los agonistas β-adrenérgicos, que actúan o tienen efectos similares a la epinefrina (adrenalina), como el mirabegron, activan el tejido marrón pero causan otros daños colaterales. Las catecolaminas (noradrenalina, adrenalina y dopamina) también estimulan este tejido. El rosiglitasone es un potente agente que fue usado para la diabetes pero ya no se usa porque produce falla cardíaca.
Sin embargo, cambios en el estilo de vida como practicar el ejercicio y modificar la dieta pueden mejorar el metabolismo del tejido beige y con ello prevenir la obesidad y la diabetes. Pero igualmente, existen factores negativos que se deben evitar como cierto tipo de contaminación ambiental y el ozono que causan una disfunción metabólica en estos adipocitos beige.
¿Cómo se puede desbloquear la probable capacidad terapéutica del tejido beige?
Ante el alarmante incremento de la obesidad que está remontando a posiciones inimaginables (2,1 billones de obesos o con sobrepeso), las investigaciones se han focalizado en el tejido adiposo beige y en el proceso de diferenciación celular de tejido blanco a células beige, lo que constituye un paso clave y más viable para identificar nuevas estrategias terapéuticas para la obesidad y la diabetes. Conocer su funcionalidad y los factores que regulan su desarrollo debería ser prioritario; por esta razón es que cada día aparecen más investigaciones y más noticias sobre la grasa beige.
Para desbloquear el potencial terapéutico del tejido marrón y beige es necesario incorporar los avances tecnológicos que permitan producir este tejido a escalas mayores. Se sabe, por ejemplo, que el trasplante de tejido marrón en animales tiene efectos positivos en la obesidad y los desórdenes metabólicos, pero no existe una fuente de este tejido para su uso masivo. Recientes avances en la ingeniería de tejidos constituyen una manera viable para producir tejidos sintéticos funcionales. El hidrogel con base de ácido hialurónico, utilizado como hidratante para el cuidado de la piel, es una promesa que podría ser usada para producir grandes cantidades de este tejido. El uso in vitro de hidrogel o redes de polímeros de agua ha sido utilizada en medicina. Esta tecnología sofisticada de sistemas de ingeniería de tejidos podría ser una exitosa metodología para desarrollar o producir grasa marrón activa o grasa beige que puedan ser usados como implantes en una tecnología más controlada.
Mientras tanto tenemos que modificar nuestro estilo de vida: comiendo más sano y evitando el sedentarismo.
Irene Pérez Schael
4 Comentarios
Jeannette Diaz
Gracias por este interesante artículo, me recordó a los tipos de colesterol: el bueno y el malo. Sigan investigando para mantenernos informados a sus lectores agradecidos.
Mirador Salud
Gracias por tu comentario. Siempre es bueno saber que es
útil lo que escribimos. Saludos.
Irene
Riyubanna Echeverria
Interesante este articulo, agradecida por mantenerme informada y ser su lectora de sus publicaciones.
Mirador Salud
Muchas gracias Riyubanna. Me alegra que sea útil. Saludos Irene