Tal como lo dice The Lancet: «Las relaciones entre la dieta, las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad, son temas de gran importancia para la salud pública y también de gran controversia. No se escapan de ello los Estudios PURE (The Prospective Urban Rural Epidemiology) publicados en la revista.
Dos estudios PURE evalúan la ingesta de:
sobre las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad.
Este es un proyecto impresionante con datos de más de 135.000 personas de 35-70 años de edad, provenientes de 18 países de diversas regiones geográficas incluyendo el Medio Oriente, Sudamérica, África y Asia del Sur.
Se espera que PURE haga una importante contribución a la salud pública en los próximos años.
Y ya empezó a hacerlo. Pero resulta que los hallazgos iniciales de PURE parecen aumentar la incertidumbre sobre lo que constituye una dieta saludable pues “desafiarían” los principios de dieta-enfermedad convencionales, los cuales se basan en gran medida en asociaciones observacionales básicamente de poblaciones europeas y norteamericanas.
¿Qué ha encontrado PURE?
Con respecto al consumo de frutas, verduras (hortalizas) y legumbres, PURE es el primer estudio en considerar su ingesta y su asociación con las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad a escala mundial, pues si bien esto ha sido ampliamente investigado en Europa, Estados Unidos, Japón y China, pocos – o ningún dato – está disponible para el Medio Oriente, Sudamérica, África o el sur de Asia.
Los participantes en PURE proporcionaron información sobre su situación socioeconómica, conductas de estilo de vida, antecedentes clínicos, antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular, peso, estatura, medidas de cintura y cadera y presión arterial.
También completaron un cuestionario sobre los tipos y la frecuencia de los alimentos y bebidas que comían regularmente, los cuales fueron usados por los investigadores para calcular el número de porciones de frutas, verduras (hortalizas) y legumbres.
Resultados: Los resultados fueron que un mayor consumo de frutas, verduras y legumbres se asocia con un menor riesgo de mortalidad no cardiovascular y total (esto es algo esperado).
Sin embargo, los beneficios parecen ser máximos para la mortalidad no cardiovascular y la mortalidad total, cuando se consumen entre tres y cuatro porciones por día (esto no es lo que se esperaba de acuerdo a las recomendaciones de las cinco porciones al día). Recordemos que las guías dietarias globales, y la Organización Mundial de la Salud, recomiendan consumir cinco porciones de frutas, y verduras (lo que equivale a un mínimo de 400 g).
¿Y el tamaño de la porción? Creemos que eso hace la diferencia
Una porción se definió en PURE como 125g de frutas o verduras, o 150g de legumbres cocidas (según las recomendaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos), mientras que la Organización Mundial de la Salud define una porción a 80g. Las papas, otros tubérculos (por ejemplo, camote, yuca) y jugos no se incluyeron como una porción de frutas o verduras. Las legumbres incluían frijoles, frijoles negros, lentejas, guisantes, garbanzos y guisantes de ojos negros.
Los participantes completaron visitas de seguimiento con el equipo de investigación al menos cada tres años para registrar información sobre enfermedades cardiovasculares (es decir, ataques cardíacos fatales y no mortales, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca) y muerte.
Durante un seguimiento medio de 7,4 años, hubo 4784 eventos cardiovasculares mayores (muertes por enfermedades cardiovasculares y ataques cardíacos no fatales, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardiaca), 1649 muertes por enfermedad cardiovascular y 5796 muertes totales.
De acuerdo a los resultados, en los países de ingresos bajos y medios, comer de tres a cuatro porciones de frutas, verduras y legumbres al día (375-500g) logra un beneficio similar frente al riesgo de mortalidad a porciones más altas.
Se considera entonces que estos resultados proporcionan una opción más asequible y realística para los países de ingresos bajos y medios, y pueden tener importantes implicaciones en el gasto de los hogares y la seguridad alimentaria en los países más pobres.
Los autores insisten en que la ingesta de frutas, verduras y legumbres debe considerarse parte de una dieta saludable, y que las poblaciones de altos ingresos que consumen las 5 porciones recomendadas deben continuar haciéndolo y no reducir la ingesta.
Las estimaciones globales en PURE encontraron que el riesgo de muerte era más reducido cuando la gente comía de tres a cuatro porciones de frutas, verduras o legumbres al día – equivalente a 375-500 g.
Entre las personas que consumían de tres a cuatro porciones al día, la tasa de muerte global fue del 3% (772/24485), incluyendo el 1% (245/24485) de muertes por enfermedad cardiovascular y el 2% (485/24485) por enfermedad no cardiovascular (excluyendo las muertes por lesiones). Se encontró poco beneficio adicional para la ingesta de frutas, verduras y leguminosas más allá de ese rango (hasta ocho porciones al día).
En comparación, para las personas que comieron menos de una porción al día, las tasas fueron 8% (736/9082) para la muerte global, incluyendo 2% (215/9082) de enfermedad cardiovascular y 5% (486/9082) no cardiovascular, respectivamente.
El estudio estima entonces que la ingesta diaria promedio de frutas, verduras y legumbres debe ser de 3,9 porciones – típicamente incluyendo dos porciones de verduras, 1,5 porciones de fruta y 0,4 porciones de legumbres.
La ingesta fue mucho mayor en América del Norte y Europa, América del Sur y Oriente Medio, donde los participantes comían entre cinco y seis porciones al día, en comparación con tres a cuatro porciones en el sur de Asia, China, el sudeste asiático y África. Normalmente los que comían más frutas, verduras y legumbres eran más educados y físicamente activos, no fumaban tanto y vivían en áreas urbanas.
Destacamos a continuación un interesante comentario de la Dra. Estefanía Toledo, de la Universidad de Navarra, publicado en una nota de prensa sobre el artículo:
Es importante destacar que las frutas y verduras se consumen como parte de un patrón dietético global.
Se ha observado que las dietas basadas en plantas pueden tener efectos diferenciales si estas dietas basadas en plantas caen en el lado más saludable o no saludable del espectro.
Recordamos aquí otros comentarios que hemos publicado en MiradorSalud:
De acuerdo al Dr, Mozaffarian, Decano de la Universidad de Tufts, de la Friedman School of Nutrition Science and Policy, en Boston, “la gente puede seguir una dieta vegetariana o vegana que sea sana o terrible, y una dieta no vegetariana o no vegana que sea saludable o terrible”.
Por lo tanto, una dieta saludable rica en frutas y verduras debe ser considerada como parte de un patrón de alimentación general de alta calidad, y este patrón debe basarse en las tradiciones dietarias específicas del país, que deben fomentarse como una herramienta eficaz para la prevención de enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura.
Muy importante: El aumento del consumo de frutas y hortalizas debe hacerse a expensas de la reducción de otros alimentos y bebidas, como las bebidas azucaradas, las carnes rojas y procesadas, las grasas saturadas y trans, los cereales refinados y los postres ricos en azúcar, y no aislados ni como una mera adición al resto del patrón dietario.
En otras palabras: Los beneficios para la salud encontrados en las personas que siguen una dieta basada en productos de origen vegetal (vegetariana o vegana): menor riesgo de diabetes, de cáncer, de sufrir un ataque cardíaco, de sufrir de enfermedad cardíaca, etc., se deben a que las personas que adoptan una dieta basada en plantas tienden a consumir más frutas, hortalizas y verduras, granos enteros, y menos dulces y bocadillos salados, y cantidades más pequeñas de grasas totales y saturadas, y por lo tanto, tienen un índice de masa corporal más bajo, un mejor control de la presión arterial y glucosa en la sangre, menos inflamación y niveles más bajos de colesterol en comparación con los no vegetarianos.
Para finalizar, no podemos dejar de mencionar los resultados con respecto a la ingesta de carbohidratos y grasas. Los autores concluyen que el enfoque actual en la promoción de dietas bajas en grasas ignora el hecho de que la mayoría de las dietas de la gente en los países de ingresos bajos y medios son muy altos en carbohidratos, que parecen estar vinculados a peores resultados de salud. En los países de ingresos bajos y medianos, donde las dietas a veces consisten en más del 65% de la energía de los carbohidratos, las directrices deben enfocar su atención hacia la reducción de la ingesta de carbohidratos, en lugar de centrarse en la reducción de grasas. Las mejores dietas incluirán un balance de carbohidratos y grasas – aproximadamente 50-55% de carbohidratos y alrededor de 35% de grasa total, incluyendo grasas saturadas e insaturadas. El estudio no investigó las grasas trans, típicamente de los alimentos procesados, y la evidencia es clara que estas grasas son muy perjudiciales.
Esto ha dado pie a que se diga que las grasas aun las saturadas no son el problema, como que también que hay que consumir menos frutas, verduras y legumbres. Y no es así.
Aquí una interesante reacción del Gobierno del Reino Unido, a titulares de prensa que pueden resultar engañosos, los cuales haciendo referencia a los resultados de PURE, señalan que desafian las directrices alimentarias globales.
Clearing up confusion caused by flip-flopping diet news
María Soledad Tapia
Nota: Los países del estudio cubrían cinco continentes y extremos de riqueza. Se incluyeron tres países de ingresos altos (Canadá, Suecia y Emiratos Árabes Unidos), 11 países de ingresos medios (Argentina, Brasil, Chile, China, Colombia, Irán, Malasia, territorio palestino ocupado, Polonia, Sudáfrica y Turquía) y cuatro países de bajos ingresos (Bangladesh, India, Pakistán y Zimbabwe). Los países también se agruparon por región: África (Sudáfrica, Zimbabwe); China (por sí solo); Europa y América del Norte (Canadá, Polonia, Suecia); Oriente Medio (Irán, territorio palestino ocupado, Turquía, Emiratos Árabes Unidos); América del Sur (Argentina, Brasil, Chile, Colombia); Asia meridional (Bangladesh, India, Pakistán); y el sureste de Asia (Malasia).