Un artículo publicado la semana pasada en The Lancet Public Health, en el cual se compara el costo-efectividad de varias estrategias para el control del SARS-CoV-2, muestra cual debería ser la frecuencia más recomendable del uso de pruebas para evaluar la carga viral y el tiempo de aislamiento de las personas positivas según el nivel de transmisión del nuevo coronavirus y del costo-beneficio. Para realizar esta comparación los investigadores de varias instituciones, liderados por científicos de la Universidad de Texas, utilizaron un modelo de estudio multiescala.
Como es de todos bien conocido, todavía el SARS-CoV-2 es una amenaza para el mundo. Para esta fecha, han ocurrido más de 2 millones de muertes y más de 106 millones de infectados. Su control ha avanzado, pero muy lentamente. Los enfoques para mitigar la transmisión han sido dirigidos hacia el desarrollo de vacunas, un reto para su inmediata necesidad porque para alcanzar la inmunidad de rebaño podría tomarse hasta finales de año.
Igualmente, se ha obviado el desarrollo de antivirales, los cuales podrían contribuir mucho con la disminución de la transmisión, al menos en la opinión pública. De hecho, Merck recientemente ha comunicado un cambio de orientación en la investigación y desarrollo con respecto al SARS-CoV-2. La compañía farmaceútica decidió descontinuar sus estudios con las dos candidatas a vacunas (V590 y V591) y continuar con el desarrollo de dos candidatos terapéuticos (MK-4482 y MK-7110); es decir, cambiaron el desarrollo de vacunas hacia el desarrollo de fármacos terapéuticos. Esta vía podría acelerar los procesos para disminuir la pandemia. “Estamos decididos a afianzar nuestro compromiso de contribuir al esfuerzo global para aliviar la carga de esta pandemia sobre los pacientes, los sistemas de atención médica y las comunidades”, comentó el Dr. Dean Y. Li, presidente de Merck Research Laboratories, en el mencionado anuncio.
Dicho esto, este artículo ubicado en el campo de la salud pública podría ser pertinente y muy útil para controlar la transmisión del COVID-19 y el ahorro de costos. A propósito, dicen los autores de la investigación: “Hasta que las medidas médicas estén ampliamente disponibles, el mundo, principalmente, combate el SARS-CoV-2 a través de intervenciones no farmacológicas sin precedentes, incluido el uso de máscaras faciales, restricciones de viaje y medidas de distanciamiento físico que pueden tener graves costos socioeconómicos”. Situación, aún más, difícil de controlar ante la transmisión que ocurre por medio de los casos asintomáticos y presintomáticos. Situación difícil de contener.
Los investigadores encontraron muy pocos estudios publicados acerca de costos-efectividad de la aplicación de pruebas diagnósticas y del impacto económico del distanciamiento social sobre esta pandemia. Así que decidieron evaluar, utilizando un modelo basado en datos de la transmisibilidad viral, la carga viral diaria en personas infectadas, las ventajas y desventajas económicas de distintas estrategias que contemplaran la aplicación de pruebas de diagnóstico, admisiones al hospital, costos de las pruebas y la disponibilidad para pagarlas con el fin de evitar muertes en los EE.UU.
En este estudio, se encontró que en áreas muy afectadas y con alta transmisión, lo más rentable era hacer una prueba semanal de toda la población y aislar los casos positivos, por dos semanas, además, de implementar la cuarentena en los contactos.
Actualmente, las pruebas se hacen diariamente y el confinamiento dura 2 semanas porque se ha calculado el período de infección entre 7 y 10 días. Sin embargo, esta estrategia del status quo resultó ser menos eficiente, más costosa y, a menos, que bajen los precios de las pruebas no es rentable. Por otro lado, la pérdida de salario durante la segunda semana de encierro supera los costos de las infecciones que podrían ocurrir en esa semana.
En cambio, en áreas con bajas o moderadas tasas de transmisión, se recomienda practicar las pruebas mensualmente en forma escalonada, y el aislamiento de los positivos únicamente por una semana. Esta estrategia es preferible a la práctica actual en donde se hace la prueba basada en los síntomas, siempre que el R0 (factor de reproducción que refleja la intensidad viral) sea mayor a 1, lo que indica que hay transmisión viral.
En este modelo, la secuencia del proceso de infección por el SARS-CoV-2 consta de 14 estados que van desde la etapa presintomática a la asintomática hasta llegar al estado de recuperación después de un período infeccioso, o desde la etapa presintomática a la sintomática, cuyos exponentes presentan la tasa de infección y de recuperación dependiendo si son o no hospitalizados. Asimismo, el modelo contempla que los individuos recuperados estarán inmunizados por un tiempo. De igual forma, el modelo puede rastrear los días desde que la infección comenzó y determinar la sensibilidad de la prueba del antígeno.
En el artículo se ratifica, que los programas agresivos y sostenibles de la aplicación de las pruebas tienen el potencial de mitigar sustancialmente la amenaza viral y garantizar la integridad de los sistemas de salud al tiempo que refuerzan la sociedad y la economía en comunidades susceptibles. Sin embargo, pensamos que es crítico realizar este tipo de estudios para evitar planificar medidas de salud pública partiendo de una base no tan sólida.
Por otro lado, la actual recurrencia de varias olas de transmisión, acompañada de incrementos en las admisiones hospitalarias, podrían continuar con ese escalamiento en la transmisión a causa del incumplimiento de las medidas por parte de la población como consecuencia de las presiones socioeconómicas, políticas, climáticas y muy a menudo, por el cansancio ante el encierro que conlleva a un deterioro mental, como fue descrito en MiradorSalud.
Logísticamente, pudiera ser, que la implementación de estas estrategias no fuera factible en todos los escenarios ni lugares y que los cálculos económicos puedan tener un alcance restringido; sin embargo, los resultados obtenidos tienen positivas implicaciones y beneficios para la salud pública.
En conclusión: las pruebas mensuales en la población constituyen una estrategia más rentable que la practicada actualmente, para la evaluación y ubicación de personas con síntomas y sus contactos cercanos en zonas de baja transmisión. Y la prueba semanal y un período de aislamiento de dos semanas es la estrategia más rentable para abordar los casos positivos en áreas de alta transmisión.
Este estudio es el primero en identificar las estrategias más rentables para controlar la pandemia con este coronavirus. El hallazgo encontrado que indica que estas estrategias son mejores que las del status quo nos debe invitar a focalizar más la atención en los estudios de salud pública y en aquellos dirigidos a desarrollar fármacos para el tratamiento del SARS-CoV-2 que disminuyan la transmisión viral. En fin, es necesario darle visibilidad a este tipo de investigaciones.
Irene Pérez Schael