Las personas que trabajan en horario nocturno o fuera del esquema diurno tradicional presentan un mayor riesgo de desarrollar infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares, de acuerdo con un estudio publicado en la revista British Medical Journal, en su edición del 26 de julio de 2012.
Los resultados de la investigación revelaron que el trabajo por turnos se asociaba a un aumento de 23% del riesgo de presentar infarto de miocardio y de 24% de padecer cualquier evento relacionado con la enfermedad de las arterias coronarias. Además, observaron un incremento de 5% del riesgo de desarrollar accidentes cerebrovasculares de tipo isquémico (obstrucción del flujo sanguíneo).
Los participantes que trabajaban en el horario nocturno fueron los que presentaron el riesgo más elevado (41%) de desarrollar eventos relacionados con la enfermedad de las arterias coronarias.
Se considera trabajo por turnos todo tipo de actividad laboral que tiene un horario diferente al esquema diurno regular que es, aproximadamente, de 9:00am a 5:00pm. El espectro total del trabajo por turnos incluye horarios regulares de noche, rotación de turnos, jornadas parciales u ocasionales, guardias a disponibilidad (on-call) o de cuerpo presente, esquemas irregulares, trabajos de 24 horas y otros horarios no diurnos.
Estos individuos se desempeñan en una amplia gamma de actividades laborales como ventas, salud, servicios de transporte, seguridad pública (policías, bomberos), además del mundo del espectáculo y el entretenimiento. Pueden ser personas altamente calificadas como los médicos hasta individuos con menos destrezas como los empleados de los sitios de comida rápida.
Este no es el primer estudio que establece una asociación entre el trabajo por turnos, particularmente el nocturno, y la salud cardiovascular, pero es el de mayores dimensiones y sus resultados tienen serias implicaciones en las políticas de salud pública y medicina ocupacional.
Investigaciones previas habían demostrado que este tipo de trabajo se asocia al incremento de la incidencia de diabetes, obesidad y al aumento de la presión arterial y el colesterol total, pero su relación con la enfermedad vascular ha sido controversial.
Por ese motivo, los autores analizaron 34 estudios previos que incluían a más de 2 millones de participantes provenientes de varios países del mundo industrializado, para investigar la asociación entre el trabajo por turnos y la enfermedad cardiovascular.
El estudio fue liderado por el Dr. Daniel G. Hackam, PhD, de la Universidad de Western Ontario, Canadá, con la colaboración de un grupo de investigadores del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Ciencia y Tecnología en Trondheim, Noruega, y del Instituto Karolinska en Estocolmo, Suecia.
¿Qué consiguieron?
De los 2.011.935 participantes del estudio más de 17.395 presentaron algún tipo de evento relacionado con la enfermedad de las arterias coronarias, 6.598 desarrollaron infarto de miocardio, mientras que 1.854 tuvieron accidentes cerebrovasculares de tipo isquémico.
Sin embargo, los autores observaron que el trabajo por turnos no estaba vinculado a un mayor riesgo de mortalidad general.
El análisis demostró que todos estos eventos vasculares fueron significativamente más frecuentes entre las personas que ejercían algún tipo de trabajo por turnos, en comparación con las personas que trabajaban durante el horario diurno.
Los resultados se mantuvieron incluso después de que los autores tomaron en cuenta otros factores que aumentan el riesgo de afecciones vasculares como el hábito de fumar, el estatus socioeconómico y el grado de educación.
Posibles causas
Se sabe desde hace mucho tiempo que el trabajo por turnos altera el ciclo circadiano, que es el reloj interno que controla los períodos de vigilia y de sueño y una serie de procesos biológicos. Además, las personas que trabajan de noche, en particular, suelen reportar síntomas de insomnio, el cual es un factor de riesgo independiente de infarto de miocardio.
Este tipo de trabajos son una fuente adicional de estrés debido a que el horario que deben cumplir estas personas interfiere con el tiempo que le deberían dedicar a la familia y los hijos, el cumplimento de citas médicas y la posibilidad de apartar tiempo de recreación y ocio.
Otro estudio publicado en la revista The American Journal of Human Biology, en la edición de mayo/junio de 2012, reveló que tanto la restricción del sueño como la calidad inadecuada del mismo pueden afectar la regulación del apetito, alterar el metabolismo de la glucosa y aumentar la presión arterial.
Los resultados revelaron que dormir menos de 6 horas diarias se asocia al aumento del índice de masa corporal (un parámetro que se obtiene al dividir el peso entre la altura al cuadrado) y a la obesidad.
Igualmente, observaron que la restricción del sueño afecta la función de dos hormonas que regulan el apetito. La leptina, que normalmente trasmite la señal de saciedad, disminuye, mientras se eleva la producción de grelina, que estimula el apetito. Este desequilibrio hormonal podría conducir al aumento del hambre y de la ingesta de alimentos sin el incremento compensatorio del gasto calórico.
Dormir pocas horas, además de estimular el apetito, aumenta la preferencia por los alimentos de alto contenido calórico como los dulces, las papas fritas, etc., en detrimento de los alimentos de mayor valor nutritivo.
La restricción del sueño produce cansancio y somnolencia, lo cual puede contribuir a la reducción de la actividad física diurna y, por lo tanto, al aumento de la incidencia de obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular.
Implicaciones y soluciones
Los autores del estudio publicado en el British Medical Journal señalan que los hallazgos de esta investigación tienen serias repercusiones en la salud de la población comprometida.
Estos sugieren que los programas de detección podrían ayudar a identificar los factores de riesgo como la presión arterial alta, los niveles elevados de colesterol, el sobrepeso y los niveles elevados de glicemia en ayunas. Los trabajadores por turnos también deberían ser instruidos acerca de los síntomas que podrían indicar problemas cardíacos tempranos y, así, tomar las medidas adecuadas.
Los esquemas de horarios flexibles en el mundo laboral son un componente real e inevitable del desarrollo de la economía dinámica y diversificada de los tiempos actuales, por lo tanto, las personas afectadas por este tipo de trabajos deberían seguir estilos de vida saludables como cuidar de la dieta, realizar al menos 150 minutos de actividad física a la semana, tratar de dormir un mínimo de 6 horas diarias, mantener un estricto control de la presión arterial, del colesterol, la glicemia, manejo adecuado del estrés crónico y, por supuesto, no fumar.
Berdjouhi Tsouroukdissian