En una investigación publicada en Circulation el 16 de noviembre de 2015, con estudios masivos de grupos de personas: 200.000, 20 a 30 años de seguimiento y 31.956 muertes durante el período, se encontró que el consumo de café -regular o descafeinado- está asociado a un menor riesgo de mortalidad general.
Los autores se atreven incluso a sugerir que el consumo de café puede ser incorporado dentro de las recomendaciones a seguir para llevar un estilo de vida saludable. Algo muy importante: el gran tamaño del estudio ayudó a analizar otros factores de riesgo -en especial el tabaquismo- que pueden ocultar los efectos protectores del café.
De acuerdo a los resultados, beber entre 3 y 5 tazas al día, aumentó las tasas de supervivencia de la mayoría de los participantes, así como la disminución del riesgo de muerte prematura hasta en un 15%, en comparación con quienes no tomaban café.
La asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad se encontró para mortalidad por todas las causas, y para mortalidad por causas específicas, como enfermedad cardiovascular, enfermedades neurológicas y suicidio. Al incluir factores de riesgo como el tabaquismo, se encontró que la reducción de la mortalidad fue mucho más pronunciada para las personas que nunca habían fumado. No se encontraron sin embargo, asociaciones significativas con la mortalidad total por cáncer.
Ciertamente, hasta ahora, en los estudios que relacionan mortalidad por cáncer y consumo de café, las asociaciones han resultado nulas, si bien, un estudio publicado en el año 2015 en el Journal of Clinical Oncology encontró en pacientes japoneses con cáncer de colon en estadio III, que un mayor consumo de café redujo recurrencia y muerte. Por otro lado, un estudio a gran escala basado en análisis de cohortes encontró que el consumo de café aumenta el riesgo de cáncer de colon en hombres japoneses.
Cancer Causes and Control publicó en 2014 un metanálisis de estudios relevantes sobre consumo de café y cáncer de próstata. El análisis sugiere que un consumo de café de 4 ó 5 tazas al día, o más, no sólo puede estar asociado con un menor riesgo de cáncer de próstata en general, sino también inversamente asociado con el cáncer de próstata fatal y de alto grado.
La investigación publicada en Circulation se suma a la gran cantidad de investigaciones que han encontrado beneficios para la salud -tanto específicos como generales- por el consumo de café, como son la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, enfermedad cerebrovascular, diabetes, enfermedades hepáticas, enfermedades inflamatorias, y suicidio.
En el año 2012, un monumental trabajo publicado en el New England Journal of Medicine involucró a más de 400.000 participantes durante 12 años de seguimiento, habiendo ocurrido 52.000 muertes -lo cual le confería la ventaja de poder detectar aún asociaciones modestas- encontró que el riesgo de muerte aumentaba en los consumidores de café. Sin embargo, estas personas tenían también mayor probabilidad de ser fumadores, y después de ajustar el modelo de análisis por el consumo de tabaco y otros factores, se encontró una asociación inversa entre consumo de café y la mortalidad.
En este año 2015 se publicó también un estudio japonés que encontró la misma relación inversa entre consumo de café y mortalidad. Se estudiaron 90.914 personas japonesas de edades comprendidas entre 40 y 69, sin historial de cáncer, enfermedad cerebro-vascular y de enfermedad isquémica del corazón. Los sujetos fueron seguidos durante una media de 18,7 años, durante los cuales se registraron 12.874 muertes totales.
Se observó una asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad total, tanto en hombres como en mujeres, así como con la mortalidad por enfermedades del corazón, enfermedad cerebrovascular y enfermedad respiratoria, concluyéndose que la ingesta habitual de café está asociado con un menor riesgo de mortalidad total y por las 3 principales causas de muerte en Japón.
En el trabajo que nos ocupa publicado en Circulation, se encontraron asociaciones similares entre café con cafeína y café descafeinado, lo cual hace inferir que la relación con la mortalidad se debe a compuestos diferentes a la cafeína como podrían ser metabolitos antioxidantes tales como el ácido clorógenico, lignanos, quinidas, trigonelina y magnesio que han sido asociados con reducción de la resistencia a la insulina y reducción de la inflamación sistémica. Igualmente, los ácidos m-cumárico y dihidroferúlico potentes antioxidantes que parecen proteger la LDL (low-density lipoprotein) humana de la oxidación.
El estudio revela sin embargo, una correlación, no una causa potencial para la menor mortalidad.
Los autores señalan que no están abogando por el café como una estrategia para la prevención de las enfermedades crónicas, porque el consumo de café es un comportamiento individual y hay otros factores en la dieta que tiene un efecto más grande.
El mensaje principal es que las personas que disfrutan de tomar café no deben preocuparse de que sea perjudicial para su salud, por el contrario, deben saber que puede realmente ser beneficioso para su salud, y por ello, también deben ser conscientes de la cantidad de azúcar que añaden a su café así como de crema o leche entera, de manera de no estropearlo, y separarlo de hábitos no saludables como fumar, beber y comer carnes rojas en exceso.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve