Una dieta poco saludable por parte de personas obesas puede explicar el aumento de su sensibilidad al dolor. Esta es la conclusión de un estudio estadounidense presentado el 3 de septiembre de 2015, por el profesor Charles Emery, de la Universidad Estatal de Ohio, en el Noveno Congreso de la Federación Europea del Dolor –EFIC- «Dolor en Europa IX» que acaba de celebrarse en Viena. Este Congreso reúne más de 4.000 especialistas en dolor de todo el mundo que discuten en este importante evento científico los descubrimientos más recientes en su campo.
De acuerdo a información de prensa oficial del Congreso, en el estudio se investigaron las asociaciones entre la dieta, la grasa corporal y el dolor.
Según el Dr. Emery, el Índice de Masa Corporal (IMC), los hábitos alimentarios y la sensibilidad al dolor se encuentran evidentemente relacionados entre sí. En particular, las personas con un IMC más alto que consumen principalmente alimentos bajos en fibra parecen estar en riesgo de padecer dolor con más frecuencia.
Los investigadores calcularon el índice de masa corporal de aproximadamente 100 participantes adultos, el cual superó en promedio el valor de 30, con lo cual se trabajó en el intervalo de obesidad.
Se evaluó la dieta que seguían los participantes: Aquellos que consumían alimentos anti-inflamatorios y por lo tanto más saludables, como los alimentos que contienen más antioxidantes y menos ácidos grasos saturados, obtuvieron un mayor número de puntos en el «Índice de Alimentación Salud» (IES). Por último, los participantes calificaron su sensibilidad al dolor mediante un cuestionario.
El resultado encontrado fue que la sensibilidad al dolor aumentó con el nivel del índice de masa corporal. También quedó claro que los hábitos dietéticos ayudan a explicar la relación entre el índice de masa corporal y el dolor, ya que los parámetros sanguíneos de citoquinas, -proteínas activadoras e indicadoras de inflamación- dependen de la dieta.
Es conocido que el sobrepeso puede desencadenar y sustentar las reacciones inflamatorias crónicas en el cuerpo, lo que aumenta la sensibilidad al dolor.
La relación entre la dieta y el dolor no se debió a la presencia de artritis o dolor en las articulaciones, y no estaba relacionado con el uso de analgésicos.
«La elección de alimentos saludables o no saludables podría ser un factor relevante en la comprensión de la relación entre la grasa corporal y el dolor», declaró el profesor Emery.
Esperemos la liberación de los Resúmenes para conocer más de este estudio: EFIC Abstract Emery et al: Dietary intake mediates the relationship between body fat and pain.
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Es importante recordar el concepto de inflamación sistémica, crónica, de bajo grado como factor de riesgo para muchas enfermedades crónicas, sobre la base de observaciones de elevados niveles de marcadores de inflamación en la sangre por ejemplo, en personas con patologías relacionadas con el síndrome metabólico como la diabetes.
Entre los componentes de una dieta saludable el consumo de cereales integrales, pescado, frutas y hortalizas se asocian con menor inflamación. La vitamina C, E y los carotenoides disminuyen la concentración de marcadores de inflamación, mientras otros nutrientes tienen un efecto opuesto: los ácidos grasos saturados y los trans-monosaturados son proinflamatorios, mientras que los ácidos grasos poliinsaturados, especialmente los de cadena larga, son antiinflamatorios.
Igualmente, una baja ingesta de magnesio y el consumo regular de una dieta con alta carga glicémica, se asocia con concentraciones altas de proteína C reactiva (proteína de fase aguda producida en el hígado y células adiposas que aumenta cuando existe un proceso inflamatorio en el organismo).
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve