A principios de este año el virus Chikungunya comenzó a circular en el continente americano. Anteriormente, su circulación se restringía a Asia, África y a unos pocos casos en Europa. La emergencia de esta epidemia debido a la aparición de casos autóctonos en América ha evidenciado la necesidad de una vacuna. De modo que los resultados exitosos de un estudio clínico con una vacuna para el Chikungunya han sido acogidos con esperanza ya que no existe ningún tratamiento ni vacuna para la fiebre Chikungunya.
A finales del año 2013, el virus fue detectado en la isla de San Martin, extendiéndose luego al Caribe y posteriormente al continente; incluso, el virus llegó a los Estados Unidos. Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) informaron que para el 19 de agosto han ocurrido 640 casos con la fiebre chikungunya, pero la mayoría de ellos son importados porque fueron detectados en viajeros. Existen pocos casos autóctonos (4 casos), todos identificados en Florida. En Puerto Rico, segúnla Organización Panamericana de la Salud (OPS) han sido reportados 4.079 casos sospechosos y 1.207 confirmados por pruebas de laboratorio. Solamente 19 casos han sido importados. Es decir la epidemia es oriunda de la isla.
Las cifras al 29 de agosto de la OPS para América indican que existen 650.468 casos sospechosos, 7.998 confirmados y 37 fallecidos; de los confirmados, 901 son importados. Lyle Peterson del CDC recientemente comentó: “el virus de Chikungunya está despegando a pasos agigantados”.
La fiebre Chikungunya es una enfermedad causada por el virus que lleva su nombre, transmitida por dos especies de mosquitos, Aedes aegypti y Aedes albopictus, que presenta dolores graves en las articulaciones o artralgia – lo que la diferencia del dengue – fiebre alta, dolor de cabeza y muscular y erupción en la piel, pero en algunos casos puede presentarse con otros síntomas. Entre otras acepciones, su nombre significa “volverse encorvado” debido a la apariencia que muestran los pacientes a causa de los fuertes dolores en las articulaciones que pueden durar por varios años.
Este virus, identificado por primera vez en Tanzania en 1952 durante una epidemia, causaba esporádicamente brotes en África, pero en las décadas de los años 1960 y 1970 causó brotes graves, por ejemplo, en India. El primero fue en Calcuta en 1963 y el último en 1973. Sin embargo, re-emergió en 2005 y desde ese momento, la circulación del virus ha sido continua. En India, en 2006, la situación ya indicaba un llamado de atención por el peligro de la re-emergencia del virus, quizás en forma más virulenta. La actual aparición del virus de chikungunya en América confirma esas señales.
Uno de los factores atribuibles a la emergencia en el continente americano es su adaptación al nuevo vector Aedes albopictus (anteriormente, únicamente era transmitido por el Aedes aegypti), ya que esto amplifica la fuente de transmisión. Este salto representa un cambio en su evolución, probablemente debido a una mutación adaptativa en los genes de la cubierta viral que favorecen su replicación en el nuevo vector.
Vacuna
Partículas similares al virus o VLP (por sus siglas en inglés), fueron desarrolladas como vacuna anti-chikungunya en los Institutos Nacionales de Salud – USA (NIH por sus siglas en inglés). Las vacunas VLP están conformadas por virus que contienen proteínas inductoras de inmunidad más no contienen el material genético necesario para la multiplicación viral. La vacuna fue probada primero en monos en donde todos los animales fueron protegidos después de inmunizados y ser posteriormente expuestos al virus.
Posteriormente, la vacuna fue probada en 25 adultos voluntarios en un estudio experimental fase I, cuyos resultados fueron publicados en la revista The Lancet el pasado 15 de agosto. La vacuna fue bien tolerada e indujo anticuerpos neutralizantes en todos los participantes después de la segunda dosis y una respuesta mucho mayor después de la tercera dosis. Concluyen los autores que la vacuna es segura e inmunogénica. También se encontró que la inmunidad inducida era similar a la respuesta por la infección natural.
A excepción de una vacuna anterior que probada en estudios fase II pero cuyos estudios fueron continuados, esta es la única vacuna probada en humanos. Existen otras en fases tempranas de su proceso de desarrollo.
La comunidad científica está confiada en esta vacuna ante el inminente avance de la epidemia.
Situación en Venezuela
El 11 de junio, el Ministerio para la Salud confirmó el segundo caso de chikungunya. Se trató de una mujer que al regresar de la República Dominicana presentó fiebre alta y dolores en las articulaciones, por lo que acudió a una clínica privada. El caso fue confirmado por el Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”.
El 26 de junio, el Ministerio para la Salud, reportó los primeros casos autóctonos, es decir en personas sin antecedentes de viajes recientes fuera del país. Para ese momento, se habían reportado doce casos importados, todos de la República Dominicana, y cuatro de ellos ocurrieron en el Distrito Capital.
El 18 de agosto, el Ministro de Salud, Francisco Armada, confirmó que habían ocurrido más de 200 casos de la fiebre chikungunya, más locales que importados y mayoritariamente ocurrieron en Miranda, Aragua y Vargas.
Según la OPS, para el 29 de agosto, Venezuela reportó 125 confirmados y 77 importados, pero no reportó ningún caso sospechoso. Situación sospechosa (disculpen la redundancia) cuando el Servicio de Infectología del Hospital Universitario notificó la escasez de reactivos para el diagnóstico, enfatizando que ocurrirían muchos casos sospechosos sin que pudiesen confirmarse por laboratorio. Generalmente, el número de sospechosos es siempre mucho mayor que el número de los confirmados ya que las muestras requieren de tiempo para su procesamiento. Venezuela, con la escasez de reactivos solo reporta casos confirmados.
Mientras tanto, hasta el no. 32 de los Boletines epidemiológicos del MPPS, del 03 al 09 de agosto, no existe información oficial sobre los casos de la fiebre chikungunya. Sin embargo, sí aparece información sobre las pautas para la vigilancia, manejo y medidas de prevención y control para la fiebre chikungunya.
En medio de esta desinformación, Venezuela vive una crisis hospitalaria que compromete a una población en situación de precariedad para enfrentar cualquier brote epidémico. Ante la grave situación del sistema de salud venezolano, la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales, que agrupa los centros de atención privados, pidió al Ejecutivo a declarar la emergencia humanitaria en el sector salud en un comunicado presentado en una rueda de prensa, el 19 de agosto.
Irene Pérez Schael