Un informe escrito por expertos mundiales del Centro Internacional de Altos Estudios Agronómicos Mediterráneos, y de la FAO, publicado en junio de 2015 ha confirmado que el seguimiento de la Dieta Mediterránea (DM) ha disminuido significativamente, precisamente en la misma región donde nació, en la que está ocurriendo una “transición nutricional clásica”, que ha hecho a la población alejarse de sus patrones de alimentación, de sus costumbres, de sus paisajes. Como un ejemplo, en toda la región proliferan establecimientos de comida rápida y restaurantes con platos que emplean mucha sal, grasa, azúcar e ingredientes industrializados en sus preparaciones.
Veamos un patrón de dieta tipo DM: “Aceite de oliva (grasa principal en ensaladas y para cocinar), hortalizas/frutas (5 veces/día), cereales integrales (2 veces/día), legumbres/granos/papas (3 veces/semana), hierbas/especias (siempre, porque contribuyen a añadir menos sal), frutos secos (moderado diario), pescados/mariscos (3 veces/semana), queso/yogurt (sin grasa, 2 veces/día), huevos (2-3 veces/semana), carne (<1día y más blancas que rojas), bebidas azucaradas (<1/día), vino (1 copa/día), agua y ejercicio, y la buena compañía: comer en familia y con amigos”.
¿Se parece en algo a cómo usted come –aunque sea adaptado a la región donde habita- y se comporta? ¿Hace actividad física? ¿Come en familia?
La DM fue inscrita por la UNESCO en 2013 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (a petición de Chipre, Croacia, España, Grecia, Italia, Marruecos y Portugal).
Pero esto va mucho más allá de patrones de consumo, pues realmente subyace una dramática transformación social.
Recordemos que la DM es “un estilo de vida, no sólo un patrón alimentario, que combina ingredientes de la agricultura local, las recetas y formas de cocinar propias de cada lugar, las comidas compartidas, celebraciones y tradiciones, unido a la práctica de ejercicio físico moderado pero diario (es decir, la DM no se cimienta solamente en la comida, sino también en el ejercicio), favorecido por un clima benigno. Todo ello completa ese estilo de vida que la ciencia moderna nos invita a adoptar en beneficio de nuestra salud, haciendo de ella un excelente modelo de vida saludable.”
Y los expertos dicen que desafortunadamente, en eso se está convirtiendo la DM: en un modelo médico de referencia. Ciertamente, son muy numerosos los estudios realizados y en marcha sobre la DM.
Un buen ejemplo es el estudio de mayor envergadura que se ha realizado sobre nutrición en España, el ensayo PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea) que busca valorar los efectos de la DM en la prevención primaria de las enfermedades crónicas con la participación de más de 90 investigadores de los principales grupos de nutrición españoles, y 7.447 voluntarios con alto riesgo cardiovascular. Se estudia si la DM suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos, evita la aparición de enfermedades cardiovasculares (muerte de origen cardiovascular, infarto del miocardio y/o accidente vascular cerebral), en comparación con una dieta baja en grasa.
Está también PREDIMED PLUS que prevé reclutar a 6000 participantes entre 2013-2015. El seguimiento medio será 6 años y se espera investigar el impacto de la DM sobre los principales trastornos relacionados con la obesidad.
Hasta ahora los resultados dentro y fuera de PREDIMED, parecen confirmar la protección significativa y consistente que confiere la DM a los individuos que la siguen, en relación al riesgo de las principales enfermedades crónicas, incluso las degenerativas: cardiovascular, cerebrovascular, diabetes, cáncer, obesidad, deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Huntington (corea), etc.
Hay algo qué notar: el grado de adherencia a la dieta mediterránea tradicional medido en una escala de 14 puntos, la cual MiradorSalud puso a la disposición de sus lectores, es de alrededor de 8,5 en españoles de edad media-avanzada, pero la puntuación obtenida por personas más jóvenes fue mucho más baja. Esto es sin duda un alerta: La DM se está perdiendo en la población joven.
Pero esta “desaparición” de la DM hay que verla también en términos se sustentabilidad:
«La DM es un recurso para garantizar un desarrollo sostenible, porque contribuye a promover el consumo y producción local, la agricultura sostenible y la preservación de paisajes».
“La DM es un modelo de vida saludable y sistemas alimentarios sostenibles que preservan el medio ambiente y empoderan a los productores locales.”
¿De quien es la culpa?
De acuerdo al informe, “los cambios de estilos de vida -incluyendo el rol que las mujeres desempeñan en la sociedad-, el comercio mundial de alimentos y la globalización en los países mediterráneos parecen ser la causa de la alteración de los patrones de consumo en la región, consumiéndose menos frutas y legumbres y más carne y productos lácteos. La subalimentación sigue siendo un problema importante en el sur del Mediterráneo, al igual que el retraso del crecimiento -baja estatura para la edad- entre los niños menores de cinco años, tanto en los países del Mediterráneo meridional como oriental. Y aunque en el Mediterráneo meridional se sigue luchando con la subalimentación, muchos países de la región se enfrentan cada vez más a la obesidad y el sobrepeso. A todo esto se suma el aumento de las enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación y el sedentarismo.
¿Y qué pasa con nosotros?
MiradorSalud discutió recientemente un artículo las poblaciones que tienen las dietas más saludables de todo el mundo publicado en The Lancet Global Health’ en un monumental estudio -financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates y por el Medical Research Council del Reino Unido- que sobre la premisa que “los patrones alimentarios saludables son una prioridad global para la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles”- analiza la evolución de la calidad de la dieta en 187 países entre 1990 y 2010.
De acuerdo al estudio, los griegos, los turcos, y los ciudadanos de Chad, Sierra Leona, y Mali están entre las poblaciones que tienen las dietas más saludables de todo el mundo, mientras que las poblaciones en algunas de las regiones más ricas del mundo, como EE.UU., Canadá y Australia, siguen las dietas más pobres en cuanto a calidad debido a su elevado consumo de alimentos poco saludables. Las poblaciones de América Latina no siguen tampoco dietas particularmente saludables.
Una de las grandes conclusiones es que hay una necesidad particularmente urgente de centrarse en la mejora de calidad de la dieta de las poblaciones más pobres. Si no se hace algo, y pronto, la desnutrición será eclipsada rápidamente por obesidad y las enfermedades no transmisibles, como ya se está viendo en la India, China y otros países de ingresos medios.
Por lo que está ocurriendo en la cuenca del Mediterráneo, el Informe que nos ocupa concluye «el abandono de hábitos tradicionales y el surgimiento de un nuevo estilo de vida asociado con cambios socioeconómicos representan una amenaza importante para la conservación y transmisión de la DM a generaciones futuras. Es necesario prestar más atención al incremento del consumo y la producción de alimentos de manera que se preserven los recursos y conocimientos locales.”
Si trasladamos estas consideraciones a nuestro país, y los cambios dramáticos que se están dando en los patrones de consumo del venezolano, no podemos dejar de preocuparnos. Nuevamente, desde MiradorSalud queremos comentar sobre el preocupante “caso Venezuela”.
Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida Venezuela (ENCOVI, 2014), la comida actual del venezolano es monótona. La dieta básica es de baja calidad. Los alimentos que compran los pobres son calóricamente más densos, más baratos, están regulados y se expenden en las redes públicas de distribución. El consumo de leche, lácteos, leguminosas, está disminuido en todos los estratos y el huevo desapareció de la mesa de los pobres. Los vegetales y frutas sólo aparecen en la lista de los estratos altos.
Esta situación se ha agravado en el año 2015 con la creciente inflación y escasez que dificulta aún más la adquisición de muchos de estos alimentos.
Debemos recordar que la escasez de alimentos sanos y económicos es generalmente uno de los factores subyacentes a la inseguridad alimentaria y a la obesidad. Esta transición nutricional que sufre Venezuela es compleja por las causas que la determinan, las cuales parecen agravarse cada día. Esto tendrá que ser registrado en los próximos estudios sobre la calidad de las dietas de las poblaciones del mundo.
María Soledad Tapia
Maria.tapia@5aldia.org.ve
Un Comentario
Coromoto Tomei
Excelente trabajo
Un abrazo
Coromoto de Tomei