La Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) ha emitido una nueva «Asesoría Presidencial» sobre las grasas dietarias y las enfermedades cardiovasculares para «poner las cosas claras» sobre los daños que pueden inducir las grasas saturadas.
El documento fue publicado en línea en Circulation el 15 de junio de 2017.
Esto es algo muy importante, pues el liderazgo de la AHA decidió que se necesitaba una declaración sobre la dieta -especialmente grasas- debido a la gran cantidad de noticias en los medios de comunicación que sugieren ahora que la grasa saturada es inocua, e incluso beneficiosa.
Y esto se refiere específicamente, por ejemplo, a promover el consumo de mantequilla y leche entera como beneficioso. La AHA desea también derribar argumentos de la moda del momento: aceite de coco. La razón es simple: el aceite de coco es muy rico en grasas saturadas que aumentan el colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad).
Los hallazgos que han permitido poner de moda a las grasas saturadas, se basan en estudios pequeños para los cuales la evidencia científica es insuficiente. Por ello, la AHA recurre nada menos que a una Asesoría Presidencial, pues es asunto de gran relevancia que necesita la atención y guía de la AHA, ya que los consumidores están desorientados o mal informados y pueden modificar peligrosamente sus patrones dietarios.
En la declaración se toca también un aspecto importante y es el de los carbohidratos, que, al igual que las grasas, se pueden separar en carbohidratos “buenos” y “malos».
Entonces, no se gana mucho comiendo menos grasas saturadas si se van a sustituir con pan blanco, azúcar y carbohidratos procesados.
El mensaje comunicacional se ha confundido y la gente ha estado comiendo carbohidratos malos en lugar de grasas saturadas por lo que no se reducirán los riesgos de enfermedades del corazón. Si la gente reemplaza las grasas saturadas por carbohidratos integrales, sí se consigue una reducción en el riesgo y prevalencia de enfermedad coronaria.
Esta Asesoría Presidencial se basa en una cuidadosa revisión científica por parte de expertos de una amplia gama de campos, que han examinado con mucho cuidado la literatura y la ha organizado de una manera muy sistemática, para emitir recomendaciones, las cuales su vez, han sido ampliamente examinadas y cuestionadas a través de múltiples niveles de revisión por pares y comités científicos de asesoramiento en toda la AHA.
Les presentamos el resumen del documento:
Grasas Dietéticas y Enfermedades Cardiovasculares: Un asesoramiento Presidencial de la Asociación Americana del Corazón.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa mundial de muerte, con 17,3 millones de muertes al año. El tratamiento preventivo que reduce la ECV incluso en un pequeño porcentaje puede reducir sustancialmente, a nivel nacional y mundial, el número de personas que desarrollan enfermedades cardiovasculares y los costos de tratamiento. Este asesoramiento presidencial de la Asociación Americana del Corazón sobre las grasas dietarias y las revisiones de literatura especializada sobre las ECV, discute la evidencia científica, incluyendo los estudios más recientes, sobre los efectos sobre las ECV de la ingesta dietaria de grasas saturadas y su sustitución por otros tipos de grasas y carbohidratos.
En resumen,
- Los ensayos controlados aleatorios estudiados, que redujeron la ingesta de grasas saturadas en la dieta y la reemplazaron con aceite vegetal poliinsaturado, disminuyeron la ECV en ≈30%, reducción similar a la que se logra con el tratamiento con estatinas.
- Los estudios observacionales prospectivos en muchas poblaciones que se estudiaron, mostraron que una menor ingesta de grasas saturadas junto con una mayor ingesta de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas se asocia con menores tasas de ECV y de otras causas principales de muerte y mortalidad por todas las causas.
- Por el contrario, la sustitución de grasas saturadas por carbohidratos y azúcares en su mayoría refinados, no está asociada con menores tasas de ECV y no reduce la ECV en ensayos clínicos.
- El reemplazo de las grasas saturadas con insaturadas disminuye el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, una causa de la aterosclerosis, vinculando evidencia biológica con la incidencia de ECV en poblaciones y en ensayos clínicos.
Teniendo en cuenta la totalidad de la evidencia científica, satisfaciendo criterios rigurosos para la causalidad, concluimos firmemente que reducir la ingesta de grasas saturadas y reemplazarla con grasas insaturadas, especialmente grasas poliinsaturadas, reducirá la incidencia de ECV.
Este cambio recomendado de las grasas saturadas a las no saturadas debe ocurrir simultáneamente en un patrón dietético global saludable tal como DASH (enfoque dietario para detener la hipertensión), o la dieta mediterránea, según lo enfatizado por las Guías 2013 del estilo de vida de la American Heart Association / American College of Cardiology, y las Guías alimentarias 2015-2020 para los estadounidenses.
Algunos puntos sobresalientes del documento
Debemos comer menos grasas saturadas, las cuales pueden ser reemplazadas por grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas.
Las grasas poliinsaturadas son las mejores grasas para comer y se encuentran principalmente en aceites vegetales como aceite de soya, aceite de maní, y aceite de maíz.
Las grasas monoinsaturadas, que se encuentran en el aceite de girasol, aceite de oliva, nueces y aguacate son mucho mejores que las grasas saturadas, pero no tan saludables como las grasas poliinsaturadas.
Varios estudios encontraron que el aceite de coco – que es predominantemente grasa saturada, pero ampliamente promocionado como saludable – elevó el colesterol LDL de la misma manera que otras grasas saturadas encontradas en la mantequilla, la carne y el aceite de palma.
En los últimos años se ha visto un aumento en el conocimiento sobre los beneficios de las grasas poliinsaturadas que se asocian con una reducción de la mortalidad total y sin aumento compensatorio de la muerte por otras causas, sino que también se asocian con una reducción de la resistencia a la insulina, lo mismo ocurre con las grasas monoinsaturadas, pero el efecto es menor.
Aborda la cuestión de la sustitución de grasa saturada por carbohidratos e informa que el reemplazo de grasas saturadas con carbohidratos y azúcares en su mayoría refinados, no está asociado con menores tasas de enfermedad cardiovascular. Sin embargo, la evidencia de estudios prospectivos observacionales indica que los carbohidratos de granos enteros y frutas enteras se asocian con la reducción de la enfermedad cardíaca cuando reemplazan la grasa saturada.
Conclusión
No hay mucho más que hablar. Escuche y crea en los expertos de la AHA.
Esta Asesoría Presidencial llega en el momento adecuado. Insiste en lo de siempre, la relación entre la grasa saturada en la dieta y los lípidos en sangre y entre los lípidos en sangre y las enfermedades cardiovasculares.
El mensaje es claro: Hay que comer menos grasas saturadas, y lo declara en un momento cuando las mismas son ensalzadas por muchos autoproclamados expertos en salud y nutrición y cuando el río parecía salirse de su cauce
Según muchos expertos no involucrados en el documento, el mismo está lleno de sentido común, no es controvertido, aborda todas las áreas de supuesta controversia (pseudo-controversia, de hecho) con respecto a la grasa saturada, diferencia muy bien las respuestas decisivas de las preguntas no resueltas. Ha intentado mantenerse alejado del debate por ejemplo «carne versus verduras», que acarrearía una confrontación con los productores, pero decir «grasa saturada» es un código científico para “grasa animal”, por lo que el informe nos está diciendo que comamos menos carne, sin estar usando esas palabras.
También nos refiere al gran peso de la evidencia de que los alimentos de origen vegetal – que son muy bajos en grasas saturadas – son beneficiosos, y se ha demostrado una y otra vez que estos alimentos pueden reducir las enfermedades del corazón.
La conclusión es perfectamente clara y totalmente decisiva: grasa saturada de las fuentes dietarias habituales aumenta el riesgo de enfermedades del corazón, y su sustitución con alimentos saludables y grasas no saturadas reduce el riesgo.
María Soledad Tapia
2 Comentarios
Pedro Morales
Mas que una controversia científica es un confrontación de intereses monetarios. La industria de los aceites vegetales, que se inició en la 2a mitad del siglo 20, tiene mucho que perder si se cambia el paradigma de que las grasas insaturadas provenientes de fuentes vegetales son las mas sanas. Esta industria ha invertido fortunas en contruir un pensamiento adverso a las grasas animales, de las cuales se ha alimentado la humanidad durante eones.
Lo cierto es que el aumento de enfermedades cardíacas se ha evidenciado justo luego que la humanidad cambió el consumo de grasas animales a grasas vegetales poli-insaturadas.
Cuando me encuentro en una situación como esta, me hago las siguientes preguntas: 1- ¿quien sale beneficiado en uno u otro caso 2- ¿como me siento yo cuando consumo una y otra fuente de grasa 3- Si consumo grasas de orígen animal y aceite de coco durante de 6 meses… ¿me aumenta las grasas malas?
Mirador Salud
Hola Pedro. Vivimos en una época en la que todo se pone en duda, y colocarnos en dilemas extremos es muy angustiante sin duda. Sin embargo, echar mano de evidencia científica seria, en la que se descarten conflictos de intereses que hagan sospechar un sesgo con resultados orientados hacia una parte interesada, es una opción muy razonable para ayudarnos a resolver dudas y conflictos. Por ello la AHA nos da una mano en referencia al tema de grasas saturadas vs no saturadas ante «modas» que pueden ser peligrosas establecidas por estudios científicos pequeños y evidencia científica insuficiente que produce consumidores desorientados que pueden modificar peligrosamente sus patrones dietarios. Es eso. Con respecto a las grasas vegetales, y las grasas trans, te invito a leer nuestro artículo: Las grasas trans de los alimentos procesados podrían afectar su memoria, en el cual, más allá del aspecto cognitivo tratado, explica muy bien el efecto de las grasas saturadas y también de los aceites vegetales parcialmente hidrogenados o grasas trans, en el organismo, y como la industria de alimentos está encaminada hacia Cero Trans.
https://miradorsalud.com/las-grasas-trans-de-los-alimentos-procesados-podrian-afectar-su-memoria/
La pregunta sobre qué pasaría de consumir grasas saturadas por 6 meses la da un análisis de lípidos en sangre.
Gracias por tu interés en MiradorSalud