Para Mario Ignisci†: el gran Maestro de la comunicación entre movimiento, meditación y pensamiento acompañado por música clásica
Continuando este año con la metodología de reincidir en la publicación de algunos artículos de MiradorSalud, y siguiendo una línea de pensamiento en forma ordenada, para hacer más accesible el conocimiento, este es uno de esos artículos, el cual fue intervenido para actualizarlo al presente.
En artículos anteriores sobre epigenética (Parte I y Parte II) describimos los fundamentos químicos y biológicos de los procesos de esta ciencia por medio de los cuales el ambiente, externo e interno, puede afectar la expresión de nuestros genes. También fueron señaladas las bases de la neuroepigenética que las vinculan con el cerebro, lo cognitivo y nuestra conducta.
Hemos dicho y continuamos insistiendo en que: “Los mecanismos epigenéticos pueden ser agentes de cambio o de consolidación de la conducta, el origen de la flexibilidad o la rigidez mental y son el fundamento del aprendizaje y la resiliencia.” Es decir, la epigenética contempla dos lados de una misma moneda.
¿Cómo ocurre esto?
Nuestro cerebro no está aislado del mundo exterior, sino que se desarrolla en función de la genética y del contexto donde vivimos de acuerdo a interacciones con esa realidad.
De modo que, el contexto ambiental condiciona la función y conexiones del cerebro, hecho que afecta el comportamiento humano. Esto quiere decir que nuestro cerebro no está determinado exclusivamente por la genética, sino que el ambiente también juega un papel muy importante. Por ejemplo, la nutrición, el cuidado del bebé por los padres o el estrés en los primeros años de la vida provocan estos mecanismos que influyen en la transcripción, encendido o silenciamiento de los genes, induciendo cambios que pueden persistir durante generaciones (Facundo Manes).
La experiencia modula las conexiones neurales y nos habilita para poder adaptarnos al entorno. Cuando el entorno es alentador/interesante, los humanos somos capaces de sentir, ser flexibles ante nuevas situaciones, ser creativos y tener sensibilidad y conciencia. Esto gracias a que tenemos la gran facultad de interpretar por medio de la percepción la complejidad del mundo exterior al integrar la información de los sentidos, memoria (experiencia) y sensaciones viscerales al mismo tiempo, específicamente, en entornos inspiradores. Lo importante es que esta capacidad es específica y distinta para cada ser humano, lo que lo hace irrepetible, aun compartiendo características de su entorno con otros.
Todo esto sucede gracias a la neuroplasticidad del cerebro, capacidad que poseen las células nerviosas de cambiar sus circuitos o conexiones en respuestas a factores ambientales, externos o intrínsecos del organismo, cuya influencia puede ser positiva o negativa a lo largo de la vida, como ya se mencionó.
Sin embargo, es oportuno recordar que según Marian Diamond, la madre de la neuroplasticidad, existen 5 factores saludables que se deben practicar ya que contribuyen con una plasticidad beneficiosa para el cerebro y son: la novedad, el reto, el ejercicio, la dieta y el amor. La práctica de esta plasticidad mejora las funciones de la corteza prefrontal, el hipocampo y la cognición, al igual que la memoria y salud mental.
Desde otro vértice, expresa Facundo Manes en su libro El cerebro del futuro, el estudio de la metacognición, habilidad de monitorear y controlar la mente y conducta, … “nos ha permitido dar un paso gigantesco en términos evolutivos: hemos logrado volvernos la especie que se propone estudiarse a sí misma”.
Facundo Manes agrega: es importante tener presente que el futuro está en manos del cerebro y lo digital y explica que lo digital juega un papel substancial en el presente y, más aún, lo jugará en el futuro por lo que las instituciones y los seres humanos tenemos que tener esto en consideración para evitar la desaparición del individuo.
¿Cómo funciona la mente? y ¿cómo se relaciona el cerebro con el ambiente?
Después de este preámbulo, nos adentraremos más específicamente en el funcionamiento de la mente. Existen dos maneras de procesar los estímulos o información que nos llega del ambiente externo o del cuerpo, como un dolor de muelas, por ejemplo, que son: el procesamiento automático y el proceso razonado/pensado.
En general, el funcionamiento muy simplificado de estos dos procesos es el siguiente: el ambiente, externo o interno, envía señales químicas, biológicas, físicas o en forma de pensamientos que son interpretadas en el cerebro de acuerdo a la percepción basada en la historia personal, creencias y experiencias anteriores. Luego, ante estas señales, las neuronas específicas en el cerebro responden liberando neurotransmisores, hormonas (cortisol), mensajeros químicos y otras sustancias que están asociadas a una emoción, la cual genera una acción o conducta que puede ser, como ya se dijo, de dos tipos: automática y razonada/pensada.
Es importante notar que la participación de la percepción, la cual influye en la sensación de acuerdo a nuestra historia personal, creencias, y experiencias, es clave en ambos procesos. Según el padre de la epigenética, Bruce Lipton: “tú biología se vuelve complementaria a tu mente y su percepción”; agrega: “El modelo de tu vida se basa en tu percepción, porque tus genes funcionarán según tus percepciones a través de la Epigenética”.
1.- El proceso automático se simplifica así:
Estímulo/ambiente — Sentir — Actuar impulsivamente o en automático
Desde el momento de la fecundación y durante los primeros años de la vida no somos capaces de pensar, integrar conocimiento o tener consciencia porque la corteza prefrontal no está madura, por lo que durante ese tiempo observamos las señales ambientales, las aprendemos sin razonarlas y las grabamos en el inconsciente, así creamos nuestra experiencia y realidad y de acuerdo a éstas actuamos impulsivamente y sin pensar. Cuando somos bebés, una gran parte de estas señales son sensoriales y captadas por los sentidos y se convierten en hábitos. Las experiencias grabadas constituyen nuestro antecedente o nuestro “background” mental dice Bruce Lipton, entrevista en español (2021).
Esta capacidad nos permite asimilar la cultura, las creencias y valores de los padres y de la familia e incorporar lo que ocurre a nuestro alrededor. Es el tiempo de aprender. Así hemos evolucionado como especie porque también ese entorno y aprendizaje representa un condicionante del futuro comportamiento. De aquí la importancia que tienen los padres en el modelaje de los hijos que afectará el desenvolvimiento del futuro adulto.
2.- EL proceso de pensar/razonar se simplifica así:
Estímulo/ambiente — Pensar — Decidir — Sentir — Actuar
En los años posteriores a la primera etapa de la vida, ya somos conscientes y tenemos capacidad de pensar, razonar y decidir. Mientras que, en los primeros años, cuando creábamos nuestra realidad del entorno, actuábamos principalmente de forma automática; en esta etapa, en cambio, somos capaces de pensar e integrar las señales del entorno con la experiencia (memoria) y funcionar conscientemente. Pensando o enfocando la atención, es cómo se puede cambiar la conducta y el comportamiento, es decir, cambiando los pensamientos y la manera de pensar.
Sin embargo, más del 95% del tiempo actuamos con el piloto automático; ya que el inconsciente es el responsable de nuestros movimientos o hábitos como caminar, conducir, hacer ejercicios o practicar algún deporte, igualmente, cuando realizamos alguna actividad que no necesite concentración como digerir los alimentos, entre otras.
También se puede dar la situación de incorporar el pensamiento a las acciones automáticas. Un ejemplo sería cuando alineamos el cuerpo y la mente a los movimientos que practicamos, a los que al cambiarlos con mucha frecuencia tenemos que poner atención en lo que hacemos y así evitamos utilizar el piloto automático. La idea de integrar el movimiento físico al pensamiento nos permite practicar la atención plena o “mindfulness” para alcanzar la paz. Esto ocurre en las clases del Maestro Mario Ignisci† a quien le dedicamos este artículo.
¿Cómo funcionan las neuronas?
La investigación neurocientífica ha originado que se evidencien las relaciones que existen entre las neuronas y las experiencias, hecho que ha permitido delinear cómo funciona nuestra mente, aunque todavía falta mucho por conocer.
¿Cómo funciona la mente? y ¿cómo se relaciona el cerebro con el ambiente?
Después de este preámbulo, nos adentraremos más específicamente en el funcionamiento de la mente. Existen dos maneras de procesar los estímulos o información que nos llega del ambiente externo o del cuerpo, como un dolor de muelas, por ejemplo, que son: el procesamiento automático y el proceso razonado/pensado.
En general, el funcionamiento muy simplificado de estos dos procesos es el siguiente: el ambiente, externo o interno, envía señales químicas, biológicas, físicas o en forma de pensamientos que son interpretadas en el cerebro de acuerdo a la percepción basada en la historia personal, creencias y experiencias anteriores. Luego, ante estas señales, las neuronas específicas en el cerebro responden liberando neurotransmisores, hormonas (cortisol), mensajeros químicos y otras sustancias que están asociadas a una emoción, la cual genera una acción o conducta que puede ser, como ya se dijo, de dos tipos: automática y razonada/pensada.
Es importante notar que la participación de la percepción, la cual influye en la sensación de acuerdo a nuestra historia personal, creencias, y experiencias, es clave en ambos procesos. Según el padre de la epigenética, Bruce Lipton:“tú biología se vuelve complementaria a tu mente y su percepción”; agrega: “El modelo de tu vida se basa en tu percepción, porque tus genes funcionarán según tus percepciones a través de la Epigenética”.
1.- El proceso automático se simplifica así:
Estímulo/ambiente — Sentir — Actuar impulsivamente o en automático
Desde el momento de la fecundación y durante los primeros años de la vida no somos capaces de pensar, integrar conocimiento o tener consciencia porque la corteza prefrontal no está madura, por lo que durante ese tiempo observamos las señales ambientales, las aprendemos sin razonarlas y las grabamos en el inconsciente, así creamos nuestra experiencia y realidad y de acuerdo a éstas actuamos impulsivamente y sin pensar. Cuando somos bebés, una gran parte de estas señales son sensoriales y captadas por los sentidos y se convierten en hábitos. Las experiencias grabadas constituyen nuestro antecedente o nuestro “background” mental dice Bruce Lipton, entrevista en español (2021).
Esta capacidad nos permite asimilar la cultura, las creencias y valores de los padres y de la familia e incorporar lo que ocurre a nuestro alrededor. Es el tiempo de aprender. Así hemos evolucionado como especie porque también ese entorno y aprendizaje representa un condicionante del futuro comportamiento. De aquí la importancia que tienen los padres en el modelaje de los hijos que afectará el desenvolvimiento del futuro adulto.
2.- EL proceso de pensar/razonar se simplifica así:
Estímulo/ambiente — Pensar — Sentir — Decidir — Actuar
En los años posteriores a la primera etapa de la vida, ya somos conscientes y tenemos capacidad de pensar, razonar y decidir. Mientras que, en los primeros años, cuando creábamos nuestra realidad del entorno, actuábamos principalmente de forma automática; en esta etapa, en cambio, somos capaces de pensar e integrar las señales del entorno con la experiencia (memoria) y funcionar conscientemente. Pensando o enfocando la atención, es cómo se puede cambiar la conducta y el comportamiento, es decir, cambiando los pensamientos y la manera de pensar.
Sin embargo, más del 95% del tiempo actuamos con el piloto automático; ya que el inconsciente es el responsable de nuestros movimientos o hábitos como caminar, conducir, hacer ejercicios o practicar algún deporte, igualmente, cuando realizamos alguna actividad que no necesite concentración como digerir los alimentos, entre otras.
También se puede dar la situación de incorporar el pensamiento a las acciones automáticas. Un ejemplo sería cuando alineamos el cuerpo y la mente a los movimientos que practicamos, a los que al cambiarlos con mucha frecuencia tenemos que poner atención en lo que hacemos y así evitamos utilizar el piloto automático. La idea de integrar el movimiento físico al pensamiento nos permite practicar la atención plena o “mindfulness” para alcanzar la paz. Esto ocurre en las clases del Maestro Mario Ignisci† a quien le dedicamos este artículo.
¿Cómo funcionan las neuronas?
La investigación neurocientífica ha originado que se evidencien las relaciones que existen entre las neuronas y las experiencias, hecho que ha permitido delinear cómo funciona nuestra mente, aunque todavía falta mucho por conocer.
El cerebro funciona así:
Estímulo externo—Percepción—Neuronas—Sinapsis/comunicación— Circuito neuronal/liberación de neuroquímicos—Conducta/comportamiento
El cerebro está formado principalmente por neuronas que son las células funcionales del sistema nervioso y las encargadas de recibir, procesar y transmitir la información que le llega a través de señales químicas y eléctricas como, por ejemplo, las sensaciones procedentes de los estímulos sensoriales. Las neuronas se comunican entre sí mediante los espacios llamados sinapsis, pero también pueden comunicarse con células de los músculos y de las glándulas.
El estímulo, o señal del ambiente, es transformado en sensación, la cual es procesada o filtrada por la percepción antes de llegar a la neurona en donde es transmitida a otra neurona mediante la sinapsis hasta conformar un circuito neuronal o centro de integración. Cuando la información se repite es captada por las neuronas sensibilizadas que procesan esa misma información, y la comunicación de unas con otras permite que crezca esa red neuronal. Este proceso se da, por ejemplo, en el aprendizaje, así que las personas que ejecutan la misma tarea muchas veces son más hábiles y tienen mucha más precisión porque refuerzan las sinapsis y el número de neuronas involucradas en el proceso.
Estos desarrollos conforman patrones de activación que se van reestructurando en el tiempo a causa de la repetición de las conexiones sinápticas, al mismo tiempo otras redes se debilitan por falta de uso. La reestructuración de las neuronas en redes es un reflejo del conocimiento o memoria que tiene la persona del mundo exterior. Igualmente, el olvido es causado por el debilitamiento de las neuronas y sinapsis que no se usan y que incluso pueden llegar a perderse.
La comunicación entre neuronas sensibilizadas permite la liberación de neuroquímicos o sustancias químicas que participan en la actividad neuronal y en el funcionamiento del sistema nervioso como son los neurotransmisores (serotonina, adrenalina, noradrenalina, dopamina, acetilcolina, glutamato y GABA), hormonas (cortisol, oxitocina), neuropéptidos (moléculas pequeñas formadas por aminoácidos), citoquinas y glucosa.
Los neuroquímicos generan la emoción o el sentir. Por ejemplo, la oxitocina está relacionada con el comportamiento sexual, la adrenalina con el peligro, la serotonina con los estados de ánimo, el cortisol es una respuesta al estrés y la dopamina se relaciona con el amor, la recompensa, aprendizaje, memoria, actividad motora, motivación, toma de decisiones, atención y la adicción.
Una vez comprendidos estos procesos y conociendo que son maleables por la epigenética, podemos entonces convertirnos en agentes de cambio, ser más flexibles y podemos aprender cada vez más y practicar la resiliencia ante momentos duros de digerir. Podemos dejar de actuar en automático y ser impulsivos o podemos ser dueños de nuestra realidad y tener consciencia del mundo que nos rodea.
Una de las maneras de tener una mente saludable es practicando, como ya se dijo, la novedad, el reto, el ejercicio, la dieta y el amor. Bruce Lipton comenta: “Cuando nos enamoramos perdidamente se produce un cambio profundo en nuestras vidas. Estamos más sanos…y entramos en un período de atención plena donde mantenemos nuestra mente consciente presente”, … significa que no cuenta el inconsciente.
Debido a que las neuronas intervienen en función de los pensamientos, al cambiarlos transformamos la percepción y en consecuencia la acción de nuestras neuronas. Cuando nos sometemos a nuevas experiencias y nuevos retos mentales arribamos a nuevos pensamientos y podremos cambiar y ser dueños de nuestros genes y de nuestro actuar.
En cambio, cuando las creencias y pensamientos son negativos, practicamos la misma manera de actuar y tenemos el mismo discurso, aumentaremos las redes neuronales sensibilizadas a ese pensamiento y emergerá una rigidez mental que nos impedirá actuar con flexibilidad ante los cambios, seremos sectarios, inflexibles y dogmáticos porque las creencias tienen el poder de moldear la biología. Por eso es a veces tan difícil cambiar.
El psicoanálisis, la psiconeuroinmunología (PNI), la neurolinguística, la meditación y el Coaching Integral se apoyan en la epigenética. Es importante resaltar que siempre se necesita disciplina para cambiar.
Cuando se vive en una sociedad bajo una hegemonía cultural o bajo un contexto inamovible como ocurre en Venezuela o Irán (ambas tiranías), las personas tienden a convertirse en autómatas, funcionando como robots, porque las señales del ambiente son siempre las mismas y, aunque, la gente pueda percatarse de lo que les ocurre, les es difícil actuar para liberarse de ese yugo, como se comentó anteriormente, o lo que llamó Étienne de la Boétie “La servidumbre voluntaria” (1576) que yo llamaría servidumbre aprendida. De aquí la importancia de conocer nuestra mente e irradiar este conocimiento.
En general, los seres humanos actuamos la mayoría de las veces en automático, es decir respondemos a los estímulos y mensajes ambientales de una manera inconsciente. Por eso es necesario reflexionar sobre cómo funciona nuestra mente (pensar, sentir, actuar) y emprender el camino de la liberación y ser dueños de lo que en realidad somos sin influencias del ambiente.
En fin, si queremos cambiar al mundo debemos comenzar por cambiar nosotros mismos, para luego conectarse con el entorno para crear consciencia, contagiar e inspirar a otros.
Irene Pérez Schael
Nota: Fuente de imágenes: https://es.wikipedia.org/wiki/Neurona#:~:text=%E2%80%8B%20La%20neurona%20es%20la,glandular%20donde%20producir%C3%A1n%20una%20respuesta.
Un Comentario
jose quintero
Bueno Irene indudablemente estás creando consciencia. Tu excelente artículo recuerda y concuerda con un montón de ideas luminosas. Por ejemplo «conçete a tí mismo». Y cuando hacemos eso o intentamos hacerlo, A quién conocemos? al primate cuyo cerebro funciona haciendo las maravillas que tan bien explicas? al manojo de caminitos neuronales reiterativos que el primate confunde consigo mismo?. Otra: Obsérvate sin juzgarte y sin querer cambiar. Tan fácil de decir y tan difícil de hacer. Una tercera: somos unos monos insignificantes que habitamos un grano de arena en un rayo de luz a través de los cuales el universo se observa a sí mismo. Otra: no podemos bañarnos dos veces en el mismo río. Otra: Somos como un arcoiris cuya existencia depende de la posición de las gotas de agua, de la incidencia de los rayos de luz y de el ángulo en que el observador se sitúa o sea que carecemos de existencia independiente…y una más; nada hagas. Gracias. Fué toda una nota leerte hoy en la mañana.