La corrupción ha llegado hasta la ciencia en países con carencias de libertades. Este es el caso de China, donde las reglas y normas son feroces para lograr lo que el gobierno quiere para el país: ser el líder en cualquier circunstancia. China es el segundo país, después de Estados Unidos, que produce más publicaciones científicas. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OECD, por sus siglas en inglés), China es un importante impulsor de la investigación y desarrollo al haber duplicado la inversión en este ramo entre 2008 y 2012. Probablemente, si continua esta tendencia será el principal país en investigación y desarrollo en un futuro no muy lejano. Sin embargo, China ocupa el décimocuarto lugar en el promedio de citas de sus artículos; hecho que indica que sus publicaciones no tienen tan alto impacto.
No obstante, estos progresos han estado acompañados por la ausencia de integridad y ética en la investigación. Este problema tiene tiempo circulando en la opinión pública pero ahora lo que señala la revista The Lancet, en su Editorial “La integridad de la investigación médica es cuestionada en China”publicado el 11 de abril, es de profunda preocupación.
Reseña el Editorial que prácticas como “una mala conducta en investigación, la mentira, la falsificación, el plagio y los escritores fantasmas amenazan con eclipsar los logros de China. Además de los escritores fantasmas, se ha sumado un nuevo fenómeno: el de los revisores fantasmas”. Este fenómeno se manifiesta en las agencias especializadas en servicios para la edición del lenguaje y para someter los artículos a revistas especializadas, pero ahora las agencias también proponen revisores o árbitros en nombre de los autores, algunos ficticios, lo que sugiere que esta conducta no está limitada a individuos o instituciones aisladas sino que ha penetrado la cultura científica del país. Es decir es toda una industria del fraude.
El Editorial cita que en tan sólo 6 días, entre el 26 y 31 de marzo de este año, BioMed Central, una revista cuyo acceso sus publicaciones es gratis, se retractó o anuló 42 trabajos de investigadores chinos debido a manipulaciones en el proceso de revisión, donde los árbitros (peer-review) sugeridos supuestamente por el autor eran falsos y hasta tenían correos electrónicos ficticios. Entre los trabajos anulados se encuentran investigadores de reconocidas instituciones científicas del país.
Igualmente, señala The Economist que una investigación demostró que las retracciones de artículos procedentes de China, el país donde hay más retracciones, se debía a la publicación de un mismo artículo en distintas revistas y otros tipos de fraudes. Al igual, ha proliferado la venta de artículos falsos con un costo de 250 US$.
Ya en 2010, una publicación en la revista de los Institutos Nacionales de Salud (NIH Public Accsess), También de acceso gratuito, indicó la existencia de problemas en la integridad de la investigación en China. Los autores comienzan el artículo con un recuento de conductas inapropiadas en la ciencia mundial, aludiendo que es un problema generalizado pero que se puede corregir. Por ejemplo, en Estados Unidos este problema fue objeto de debate público en la décadas de 1980 y 1990, pero el Congreso tomó cartas en el asunto y promovió audiencias para discutir el tema; luego como resultado, promulgó una serie de normas y reglas, formó organizaciones para supervisar y promover la ética en la investigación y el tema fue incluido en los estudios de post-grado. Resuelto el problema en Estados Unidos, la atención pública se volcó a otros países así como a la necesidad de estimular la colaboración internacional para estudiar y resolver este tipo de problemas.
Es preciso recordar que este tipo de situación ocurre en otros lugares como fue el caso del artículo sobre el autismo y la vacuna del sarampión, publicado en The Lancet en 1998. Hasta hoy duran sus secuelas. Lo importante fue que al autor le suspendieron la licencia para practicar la medicina y la revista retiró la publicación.
Otro ejemplo de un escándalo internacional de este tipo fue el caso de la revista Science, en 2005, en donde fue publicado un estudio sobre células madres de embriones humanos con datos falsos. La Universidad de Seúl, donde trabajaban los científicos, investigó el hecho y los autores enfrentaron acusaciones por fraude, malversación de fondos y faltas a las leyes de bioética.
Esta clase de conductas reafirman la necesidad de la cooperación internacional para evitar que continúen ocurriendo casos de fraude y corrupción.
El problema reside en que los delitos cometidos son castigados en muchos países, como pasó en Corea del Sur y el Reino Unido, mientras que en China no ocurre lo mismo o el castigo es muy indulgente.
En el artículo de NIH Public Accsess, los autores hacen un análisis histórico de la situación China. Comentan que aunque en ese país se crearon organizaciones para normar la bioética en la década de los ochenta, todavía en los noventa existían muchos problemas de integridad y ética en la ciencia sin que el gobierno ni las autoridades hicieran nada para frenar o impedir que se siguieran cometiendo este tipo de faltas. Sin embargo, debido a la situación crítica existente, el estado creó bajo su dirección la Fundación Natural y Nacional de Ciencia en China. Una de sus investigaciones demostró que de 60 científicos acusados de corrupción y fraude, el 40% falsificó los datos, el 34% cometieron plagio y el 7% fabricó o robó los datos. Más adelante el gobierno a través del Ministerio de Ciencia y Tecnología, estableció regulaciones y impulsó la integridad científica con poco éxito.
La comunicación abierta y libre es una condición esencial para la promoción de la integridad en la ciencia y para estimular una conducta ética por lo que los gobiernos deben abrirse a la opinión de los científicos y ciudadanos en relación a las políticas científicas. A pesar de que en China la libertad de la comunicación ha mejorado con el servicio de internet aún con sus limitaciones, no existe una comunicación franca entre el gobierno y los científicos.
Otro factor que influye en esta conducta es la presión para publicar que interfiere con un ambiente propicio para la práctica de la ética en la ciencia. Esta presión ha jugado un papel muy importante en la corrupción y fraude en la ciencia en China. Lo que se premia es el número de publicaciones y no la calidad de las mismas. Esta condición no actúa como un estímulo sino más bien como un mecanismo de coerción. En China el número de publicaciones afecta el salario, la promoción de cargos y los beneficios sociales. Esta situación es muy grave en el medio médico ya que los estudiantes y graduados además de cumplir con sus obligaciones clínicas que son bastantes tienen que prestar atención a la investigación en un tiempo que no disponen. Las publicaciones son un requisito para ganar bonos, graduarse, becas, salarios y para las promociones. Y esto es igual tanto para los médicos rurales como para los hospitales de referencia. Es decir, lo primero que cuenta son las estadísticas más no su impacto.
La omnipresente falta de honestidad científica y su ausencia en la educación china ha hecho pensar a muchos que será difícil para el país subir al siguiente escalón en la economía, así lo relata el New York Times, cuando describe la corrupción generalizada y el fraude en otras áreas de la vida en China.
Un caso conocido muy de cerca es el desarrollo de una vacuna contra el rotavirus en China. Esta vacuna llamada Lanzhou, compuesta por una cepa de cordero (LLR), fue desarrolla en el Instituto del mismo nombre. A pesar de que le otorgaron la licencia en el año 2000, no se disponen datos del proceso de su desarrollo, ni de la eficacia en las pruebas clínicas ya que nunca fueron publicadas; lo grave fue que no se supo si siguieron las reglas internacionales para su desarrollo y preparación. La vacuna Lanzhou se aplica solamente en China.
Recientemente, los chinos han aceptado la colaboración internacional. Por ejemplo en 2007, la organización internacional PATH firmó un acuerdo con una compañía de biotecnología china (Wuhan Institute of Biological Products) para producir y desarrollar una nueva vacuna de rotavirus.
Asimismo, en 2013 fue anunciado que la International Medica Foundation le concederá la licencia de su vacuna de rotavirus (RRV-TV) con la compañía de biotecnología Shanghai BravoBio que le permitirá obtener la aprobación para su uso en China. Esto es una gran oportunidad para disminuir la mortalidad por rotavirus en China, estimada en 4.900 muertes anuales, y las hospitalizaciones que se calculan en 390.000 al año.
Estos son logros de la comunidad internacional al tratar de colaborar con China para inducir cambios en la práctica de la investigación en salud.
En un sistema autocrático como el de China es difícil producir ciencia con autonomía porque la libertad está restringida para otras áreas distintas a la economía. La ciencia en China sufre de debilidades porque no existe un flujo de información completamente libre lo que impide la capacidad de autocorrección y esto puede tener repercusiones en la ciencia internacional dado el lugar que ocupa la China en la ciencia mundial. De aquí la preocupación que existe al respecto en la comunidad científica internacional.
La ética y la integridad científica deben ser un requisito en la globalización y las relaciones internacionales, pero con mayor acento en el campo de la salud.
Irene Pérez Schael
Nota: Venezuela cumplió un papel muy importante en el desarrollo de la vacuna RRV-TV.