En nuestro artículo pasado nos comprometimos a profundizar en cada uno de los tres aspectos medulares del Mindfulness: intención, atención y actitud. Iniciamos esta serie explorando la intención, por ello esta entrega la dedicaremos a la atención como integrante de este proceso mental cíclico que sucede momento-a-momento al estar en el aquí y el ahora.
William James, uno de los padres de la psicología contemporánea en su tratado «Principios de Psicología» (1890) le dedicó todo un capítulo a la atención. Allí apunta: «Todos saben lo que es la atención. Es la apropiación mental en forma clara y vívida de uno de los múltiples objetos o cadenas de pensamientos. Su esencia radica en la focalización o concentración de la conciencia, implicando desatender algunas cosas para poder ocuparse de otras».
Destaca además su importancia en relación a la educación en estos términos: «La facultad de volver a atraer una atención dispersa, una y otra vez, es la verdadera raíz del juicio, el carácter y la voluntad. Nadie puede ser compos sui [maestro de sí mismo] si no la posee. Una educación que mejorara esta facultad sería la educación por excelencia.»
Después de más de doscientos años estas afirmaciones no sólo siguen vigentes sino que se han popularizado confirmando su importancia y estimulando investigaciones sobre lo que todavía desconocemos al respecto. Han contribuido a este creciente interés, entre otros, el desarrollo tecnológico aplicado a la neurociencia que ha permitido amplificar y profundizar los conocimientos del binomio cerebro-mente. También la psicología positiva ha destacado entre sus postulados la importancia de desarrollar nuestra atención para mejorar nuestro bienestar. No menos importante ha sido la contribución de practicantes budistas en el enriquecimiento de nuestras perspectivas sobre el desarrollo humano en cuanto a valores y prácticas milenarias como la meditación.
Sincronía entre un monje meditador y un científico
Matthieu Ricard, monje budista, autor, traductor y fotógrafo, formado como científico en su Francia de origen, vive en un monasterio budista tibetano en Nepal desde hace cuarenta años. Junto con un grupo de sus compañeros monjes y experimentados meditadores formó parte de las investigaciones avaladas por el Catorceavo Dalai Lama que fueron realizadas por el neurocientífico Richard Davidson y su equipo en el Waisman Center de la Universidad de Wisconsin (publicación 2004). Aprovechando la tecnología de punta disponible, estos investigadores animados por el interés del Dalai Lama hacia la psicología positiva, pudieron develar en tiempo real lo que sucedía en los cerebros de estos monjes al meditar.
Estos resultados motivaron nuevas indagaciones acerca de su impacto en el largo plazo, estudios comparativos con no meditadores, permitiendo profundizar la relación entre la meditación con el desarrollo de cualidades beneficiosas para el bienestar. A través de esta fructífera colaboración inicial uniendo sus experiencias de vida, Ricard y Davidson pudieron concluir que el bienestar o la felicidad son capacidades factibles de desarrollar.
Ricard en su documentado libro «En defensa de la felicidad» nos plantea que llegar a sentirnos profundamente felices requiere de un esfuerzo sostenido entrenando la mente y desarrollando un conjunto de cualidades humanas tales como: paz interior, atención plena y amor altruista.
Por otra parte Davidson, utilizando los avances investigativos existentes sobre la neuroplasticidad del cerebro, ha indagado sobre las formas en que podemos incrementar nuestro bienestar personal. En su charla en el Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley, señala cuatro aspectos constituyentes del bienestar a largo plazo cuya posibilidad de desarrollo ha sido comprobada a través de investigaciones realizadas. Estos son: resiliencia, actitud positiva, atención plena y generosidad.
Como vemos, tanto el monje como el científico coinciden en señalar que la atención plena es una de las capacidades que podemos desarrollar en un tiempo relativamente corto pero que tendría un gran impacto en nuestro bienestar a largo plazo. Es importante destacar que cuando Ricard habla de felicidad no se refiere al placer o sensación agradable momentánea que depende de la situación o circunstancias, se trata de un estado más profundo que impregna y subyace tanto en nuestras alegrías como en nuestras tristezas.
¿Qué sabemos de la atención?
La psicología destaca dos aspectos fundamentales sobre la atención: a) su función como filtro cualitativo de los estímulos que recibimos para ayudarnos a priorizar lo que ameritaría un procesamiento más profundo y b) su condición de sistema que controla y regula los procesos cognitivos – incluyendo aspectos inconscientes que pueden estar presentes.
Generalmente asumimos que depende sólo de nosotros el poder prestar atención, de allí el énfasis en el ejercicio de la voluntad para que nos concentremos o focalicemos en algo o en alguien. Ciertamente la atención ante una situación depende de condicionantes individuales como la edad, sexo, personalidad, estilo cognitivo, emoción que sentimos en ese momento dado, situación orgánica de nuestro cuerpo -no podemos prestar la misma atención si estamos enfermos por ejemplo-, intereses o motivación, sugestión social al respecto y curso de nuestros pensamientos en ese momento.
Al mismo tiempo, tienen un gran peso los determinantes externos como la potencia del estímulo, alteraciones en nuestro campo perceptivo, tamaño del estímulo, repetición, movimiento, contraste u organización estructural del motivo que nos lleva a prestar atención.
Recordemos entonces las múltiples interrelaciones de este complejo proceso cuando experimentemos fallas de atención y tengamos la paciencia de seguir practicando lo mejor que podamos el estar conscientes del momento presente, única receta conocida para fortalecer las capacidades necesarias requeridas por los cambios deseados en el largo plazo.
¿Cómo podemos desarrollar nuestra capacidad de atención?
En un artículo pasado, les comenté sobre «La mente organizada» de Daniel Levitin, mencionándoles algunas de sus recomendaciones para hacer más eficiente la capacidad de atención que tenemos. También Levitin sugiere practicar «mindfulness a la manera Zen» y así entrenar nuestro hipocampo para ayudarnos a recordar donde ponemos las cosas. Según este autor, si estamos plenamente atentos cuando colocamos algo en cierto lugar, convocamos al centro ejecutivo reforzando la codificación entre el sitio y el objeto que deseamos ubicar más tarde. Mientras más practiquemos esa atención en el momento presente, fortaleceremos esta capacidad.
Como bello complemento, les sugiero hacer el ejercicio del caminar atento según el maestro budista vietnamita Thich Nhat Hanh, citado en el libro mencionado de Ricard. Disfruten esta sencilla práctica con poéticas instrucciones cuando puedan tomarse un tiempo tranquilo para caminar.
«Caminar solo por el placer de caminar, libre y firmemente, sin apuro. Estar conscientes de cada paso. Cuando deseemos hablar, detener el caminar y prestar toda nuestra atención a la persona frente a nosotros, para hablar y escuchar.
Detenernos, mirar alrededor y apreciar cuán maravillosa es la vida: los árboles, las nubes blancas, el cielo infinito. Oigan los pájaros, deléitense con la brisa suave. Permitámonos caminar como personas libres y sentir como nuestros pasos se hacen más livianos a medida que caminamos. Apreciemos cada paso que demos.
Y no olviden que lo que practicamos se hace más fuerte.
Jeannette Díaz
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a sus clientes en el logro de transiciones exitosas en el ámbito personal o profesional. Página web de Jeannette Díaz