En mayo de 2022 hablábamos de cuánta información está por detrás del comportamiento alimentario de las poblaciones, representado en el patrón de consumo de alimentos (*) que no es otro que el comportamiento alimentario promedio de un conjunto de individuos, no lo que consume eventualmente, sino la mayoría de las veces, que permite una aproximación a lo que consume habitualmente. En este artículo se abordan nuevamente algunos de estos aspectos, pues tenemos noticias recientes (2023) sobre el consumo de frutas y hortalizas en la Región Capital de Venezuela, a través de un proyecto de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN).
El patrón alimentario es producto no solo de la cultura, costumbres o hábitos alimentarios de los individuos sino de todos los factores que configuran la seguridad alimentaria (disponibilidad, acceso en cantidad y calidad a alimentos adecuados, etc.). Son muchos los elementos que inciden en un patrón de consumo y estudiarlo en una población es de mucha importancia por los aspectos involucrados, uno de ellos, las relaciones existentes entre dieta y enfermedad, además de permitir generar políticas en pro del desarrollo social, proponer medidas para generar una sociedad saludable y guiar empresas dirigidas a prestar servicios de consumo en el país.
En 2015, el Estudio Venezolano de Nutrición y Salud (EVANS) se abocó a identificar un patrón general de alimentación, así como sub-patrones, que dependen de factores sociodemográficos y relacionarlo con la ingesta de energía y macronutrientes. La investigación encontró cinco patrones de consumo según su composición nutricional. El patrón mayoritario y de menor calidad nutricional es el patrón 5 (35% de la población), presente en toda la geografía nacional, principalmente en Guayana y en las regiones occidental y capital, donde lo comparten la mitad de sus habitantes. El patrón 1 con altos niveles de adecuación, presente en apenas 6% de la población. El patrón 2, más característico de la región andina y central, presenta un nivel adecuado de consumo en casi todos los nutrientes. El patrón 3, característico de los llanos y la región occidental, en el que resalta un alto consumo de carne, grasas y cereales; y un patrón 4, más característico de la región oriental y Guayana, con predominio de pescado y frutas. Los patrones muestran diferencias geográficas y la existencia de una alta vulnerabilidad alimentaria en 35% de la población cuyo consumo calórico promedio alcanza niveles de sobrevivencia. Por otro lado, la encuesta de seguimiento al consumo (ESCA) realizada por el Instituto nacional de Estadística (INE), reflejaba igualmente en 2015, la caída en la ingesta de casi todos los rubros de alimentos.
A continuación, hablaremos de un grupo de alimentos de particular interés para nosotros: las frutas y hortalizas (FyH), y nos preguntamos si se conoce un patrón de su consumo en Venezuela.
Inseguridad alimentaria, diversidad de la dieta y consumo de frutas y hortalizas en Venezuela
En 2019 el Programa Mundial de Alimentos realizó una evaluación para estimar las necesidades y vulnerabilidades de los hogares venezolanos. Los resultados mostraron una alta inseguridad alimentaria en todo el país: uno de cada tres venezolanos sufría inseguridad alimentaria y necesitaba asistencia. La falta de diversidad en la dieta surgió como un tema de gran alarma. El consumo de carne, pescado, huevo, vegetales y frutas se encontró por debajo de los tres días a la semana. La falta de diversidad en la dieta revela una ingesta nutricional inadecuada y el consumo de FyH es un buen indicador de ello.
Son pocos los estudios que evalúan el consumo de FyH en la dieta de la población venezolana por lo que existe desconocimiento de los factores que lo puedan afectar:
- Según la última Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos (ENCA)publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2015, la ingesta de frutas fue de 85,5 g/persona/día, mientras que la de hortalizas fue de 82,1 g/persona/día. La recomendación de la Organización Mundial de la salud es de 400 g diarios,
- En 2015, en el marco del proyecto Estudio Venezolano de Nutrición y Salud (EVANS) se estudiaron los patrones de consumo de frutas y hortalizas en la población urbana de Venezuela encontrándose que la mayoría de la población no consume diariamente cantidades adecuadas de FyH (231,8 g). Se identificaron seis patrones con características tan diversas como uso culinario, cantidad consumida, tipo, forma, color. Ningún patrón se caracterizó por cumplir con las recomendaciones de variedad, equilibrio y cantidad para el consumo de FyH, lo cual, de acuerdo a los autores, contribuye con la situación alimentaria y nutricional de Venezuela.
- La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI)ha venido documentado cambios bruscos en el consumo de FyH a través de la intención de compra, registrándose una disminución en la intención de compra semanal de frutas de 5,1 % para el 2015 y de 22,3 % para el año 2017, casi tres veces menos que en el año 2014. En el caso de las hortalizas, para el 2017, un 17,2 % de los hogares venezolanos dejó de planificar su compra. Las FyH adquiridas por 63,9 % y 18,8 % respectivamente de los hogares en 2014-2016 descienden a 34 % y a 11,5 % en 2017.
- ENCOVI 2021 compara los años 2020 y 2021 y al analizar los gastos en alimentos por rubros y condición de pobreza de los hogares venezolanos, todos los estratos redujeron su gasto en alimentos, y considerablemente su gasto en FyH, siendo los hogares venezolanos “No pobres” en quienes se detectó la mayor disminución.
- Es notoria la ausencia de FyH en los programas asistenciales del gobierno como las cajas y bolsas CLAP. Tampoco el gobierno ha innovado, por ejemplo, con la inclusión en sus programas de ayuda, de bonos como alternativas para contribuir con el acceso de FyH en ferias, mercados campesinos/municipales/mayoristas/supermercados, para adquirirlas aplicando el valor de estos bonos condicionado para ese fin específico.
- Las FyH escasean en los programas de alimentación escolar, aún en los gestionados por el Programa Mundial de Alimentos cuyas operaciones en Venezuela son recientes.
- Las FyH son muy costosas, pero tampoco existen campañas de información sobre su utilidad, provecho, formas de consumo y preparación, de modo de aumentar el conocimiento de sus bondades para ayudar a las familias —en su mayoría hogares femeninos— a considerar positiva la relación costo/beneficio de las FyH.
- El tema de la asequibilidad de las dietas saludables es prioritario para las Naciones Unidas y sus agencias relacionadas con la alimentación, por la que ha venido siendo el tópico central de los últimos informes del “Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo” (SOFI por sus siglas en inglés). SOFI 2022 aboga: a) por el apoyo a la alimentación y la agricultura para destinarlo a alimentos nutritivos donde el consumo per cápita aún no alcanza los niveles recomendados para una dieta saludable; b) porque los gobiernos adapten los recursos para incentivar la producción, la oferta y el consumo de alimentos nutritivos y contribuir a hacer las dietas saludables menos costosas y más asequibles/equitativas para todas las personas; y c) insta a los gobiernos a hacer más por reducir los obstáculos al comercio de alimentos nutritivos como las frutas, las hortalizas y las legumbres.
Un proyecto de Acfiman para abordar el consumo de frutas y hortalizas
Desde su Programa de Seguridad Alimentaria, la ACFIMAN, decidió abordar el tema del consumo de FyH, cuyos últimos datos se remontan al año 2015, a través de un proyecto titulado “Una contribución al conocimiento de tendencias que determinan el consumo de frutas y hortalizas en una muestra de la Región Capital de Venezuela”, que busca obtener información mediante la aplicación de una encuesta electrónica, sobre tendencias de patrones de consumo y aspectos de accesibilidad, asequibilidad y sostenibilidad, en relación a frutas y hortalizas (FyH), a partir de una muestra de hogares de los cinco municipios (Libertador, Sucre, Baruta, Chacao y El Hatillo), de la Región Capital. Mediante el cuestionario se intentó obtener información para a) describir patrones de consumo de los hogares y niveles de ingesta de FyH; b) estimar cómo los ingresos afectan el gasto en FyH y su consumo; c) identificar tendencias que determinan las demandas de FyH centrándose en la diversidad, la economía del hogar, costumbres alimentarias; d) identificar sencillas prácticas alimentarias sostenibles que se utilizan en los hogares, si las hubiese (cualquier modelo de producción familiar, compra local de FyH, residuos domésticos de FyH, compostaje).
En un próximo artículo presentaremos los resultados, de los que podemos adelantar que si bien tiene una de las limitación del estudio es que tiene un el sesgo hacia la clase media que no representa la distribución de hogares en los municipios estudiados, proporciona una información interesante y actual, como, por ejemplo, que el consumo de frutas y hortalizas de los hogares caraqueños encuestados se encuentra por debajo de la recomendación mundial, observándose una diferencia en el consumo por estrato social: los estratos III-V (140 g/día) y el estrato I (290 g/día). Recordemos que, como recomendación de salud pública, la Organización Mundial de la Salud señala un consumo diario de al menos 400 g netos entre frutas y hortalizas variadas que pueden distribuirse en 5 raciones al día (80 g/ración), y recomienda incluirla en políticas y directrices dietéticas nacionales para la población e individuos. Igualmente, los resultados pueden proporcionar una visión de una realidad ante la cual, es indispensable dar recomendaciones de salud pública y proponer planes generales para garantizar una alimentación variada, saludable y asequible para todos estratos sociales de la población venezolana. Estaremos muy complacidos de contarles más sobre los resultados de este proyecto.
María Soledad Tapia
2 Comentarios
Alicia Ponte Sucre
Marisol querida! Gracias por este proyecto y sus resultados para entender mejor nuestros habitos alimenticios de FyH! Es un gran esfuerzo muy importante y pertinente.
Tommaso Tosiani
Interesante y en bandeja de plata para quienes tendrán la responsabilidad de la prevención en salud pública.