Les prometí que en el artículo de este mes, seguiría comentando temas del libro Positive Intelligence de Shirzad Chamine. Planeaba explicarles sus sugerencias para contrarrestar los saboteadores que nos impiden lograr lo que deseamos y generar más satisfacción, paz mental y felicidad en el camino. Pero “la vida nos da sorpresas” como nos dice Rubén Blades en su canción, aunque en este caso es una buena. Hace tres semanas supe de una oportunidad brindada por Shirzad Chamine para que coaches activos pudieran aprender y aplicar sus conceptos sobre Inteligencia Positiva. Les informo que diligentemente estoy haciendo su curso de siete semanas, acompañada de dos coaches como grupo de apoyo y formando parte de la 8va cohorte para coaches dirigida por Chamine.
Así que ahora podré compartir con ustedes lo que han sido mis experiencias en vivo y en directo con Shirzad Chamine, durante estas primeras semanas. Primeramente, debo reportar que el curso on-line está excelentemente organizado, utilizando tecnología comunicacional de punta para ayudarnos a lograr las metas personales que cada quien se proponga. Tiene un app especialmente diseñado, donde reportamos nuestras actividades, nos comunicamos con nuestro grupo de apoyo y con el resto de participantes. Disponemos de capítulos de su libro para oírlos y podemos acudir a sus asistentes para resolver dificultades técnicas y aclarar dudas que se nos presenten. Tenemos una cita semanal on-line con Shirzad, donde miembros de la comunidad plantean sus inquietudes y él expande aspectos de temas directamente. Para ayudarnos en el seguimiento del programa y sus actividades, recibimos mensajes 5 veces al día por el app para mantener el foco en el tema del día y como cierre diario nos envía preguntas para reflexionar sobre el mismo.
Afortunadamente para conformar el requerido grupo de apoyo coincidimos tres coaches entrenadas en Integral Coaching Canada. Ha sido muy enriquecedor poder contrastar conceptos y prácticas según nuestra formación con las que aplica Shirzad Chamine. Aunque ambos enfoques incluyen las prácticas como instrumento crucial para cambiar las conductas que se desea asimilar o eliminar, la forma de lograrlo es diferente. Quienes han leído o intentado hacer las prácticas que he sugerido en los artículos publicados en Mirador Salud, pueden observar que generalmente consisten en dos partes: primeramente, se especifican ciertas acciones o conductas y luego se sugieren guías para reflexionar sobre los efectos del ejercicio.
Hacer una práctica implica interrumpir nuestras rutinas y aún, estando motivados para lograr el cambio que deseamos, es difícil hacerlo. En mi experiencia particular, al igual que en la de mis clientes es fácil encontrar motivos para evitarlas o hacerlas sin la constancia requerida. En la literatura relacionada encontramos diversas formas o “trucos” para facilitar el proceso. He leído que, por ejemplo, si queremos establecer el hábito de salir a caminar o correr a primera hora en la mañana, ayuda mucho dejar todo el atuendo listo y los zapatos al lado de la cama. También entre las formas de facilitar la creación de nuevas conductas, se recomienda conectarlas con algún hábito ya establecido. Por ejemplo, es más fácil ejecutar algo “después de cepillarse los dientes” que proponerse hacerlo en la mañana temprano – en un momento no determinado.
Pero ¿cómo mantener el impulso para hacerlo todos los días? O ¿cómo recordar hacer algo fuera de lo acostumbrado en el caso de que tener que hacerlo varias veces al día o antes de un evento determinado? Existen muchos estudios sobre la formación de nuevos hábitos que evidencian la importancia de la repetición de conductas con la generación de nuevas conexiones neuronales, que facilitan su establecimiento a largo plazo. Así que, como coach, tanto para orientar a clientes como cuando se desea hacer algún ajuste de hábitos, estoy siempre en la búsqueda de maneras para facilitar la transición entre viejas y nuevas conductas.
Durante estas tres semanas del curso he estado tomando notas para mejorar las prácticas que incorporo en los artículos. Me interesa explorar cuán efectiva es la propuesta de Chamine en el logro de los retos personales y especialmente cómo logra mantener la motivación de los participantes para hacer las prácticas. Las siguientes son las primeras reflexiones:
- Utilización de metáforas. Este aspecto fue el catalizador de mi escogencia de Integral Coaching Canada para entrenarme como coach. Personalmente ya había participado en terapias utilizando ejercicios metafóricos y analizando sueños. El lenguaje de nuestro inconsciente es gráfico, soñamos con imágenes. Entre otras ventajas, se pueden utilizar como soportes efectivos para memorizar. He compartido varios artículos en Mirador Salud refiriéndome a las ventajas de utilizar metáforas como apoyo en los procesos personales de cambio. Al designar un descriptor apropiado a un aspecto o tendencia personal que deseamos cambiar nos convertimos en observadores, desconectándonos de lo que no aprobamos, ampliando nuestra mirada sin criticarnos. Por ejemplo, si queremos disminuir nuestro excesivo perfeccionismo, cada vez que observemos esta tendencia, podemos decirnos “ya viene Doña Perfecta” caricaturizando el personaje y permitiendo hasta burlarnos de la exageración que impide detenernos en detalles sin importancia. También podemos crear metáforas para inspirarnos, pensando en cualidades que desearíamos desarrollar.
- Importancia de las prácticas. Desde que empecé a trabajar formalmente como coach, hace más de diez años, se han multiplicado estudios y métodos divulgados en artículos, libros y charlas, enfatizando la importancia de diseñar prácticas para incorporar nuevas conductas o sustituir hábitos indeseados. Estos planteamientos han surgido gracias a los avances del conocimiento sobre el cerebro y la tecnología que lo permite. Las imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI) nos pueden mostrar los caminos neuronales en acción, cómo se forman o debilitan, apoyando así las investigaciones sobre la formación o eliminación de hábitos. En el curso de Inteligencia Positiva utiliza textos programados durante el día para recordarnos hacer la práctica correspondiente y una pequeña reflexión al final del día para afirmar lo que hemos aprendido. Esta modalidad más explícita y dirigida, distinta a la que recomendaba a mis clientes, posiblemente sea más efectiva en cuanto a facilitar cambios conductuales. Espero comprobar su efectividad con varios cambios que tenía pendientes de acometer. Adicionalmente, he estado investigando sobre programas digitales que se pueden utilizar para formación de hábitos, cuando el curso finalice. Ya conseguí varios que espero probar antes de recomendarlos en futuros artículos.
- Mindfulness en pequeñas dosis. Muchas de las dificultades que se nos presentan cuando queremos cambiar un hábito, surgen porque delegamos al piloto automático del viejo hábito y prácticamente, sin que nos demos cuenta, activamos la ruta neurológica conocida. Al sentirnos agitados, angustiados o nerviosos ante una situación importante – como una entrevista crítica para obtener trabajo – tendemos a pensar sobre que puede ir mal o los conocimientos no actualizados. Ante momentos como éste, Chamine sugiere que hagamos una pequeña pausa para centrarnos rozando nuestro índice y pulgar atentamente, concentrándonos en lo que sentimos: detalles de sus bordes, temperatura, etc.. Esta pequeña pausa permite detener el viejo hábito, fortaleciendo los “músculos” mentales – según Chamine – que nos permiten comandar los cambios que deseamos. En este caso, nos calma y permite que auto-mensajes positivos puedan activarse para contrarrestar la angustia, convocando la confianza y seguridad para desempeñarnos lo mejor posible. Entre otras cosas, estoy observando como estos pequeños ejercicios o prácticas pueden ser una excelente alternativa (para iniciar a los no expertos) a lo recomendado por estudiosos del impacto de la meditación en los procesos neurofisiológicos. Los beneficios en las personas que meditan han sido ampliamente reseñados al comprobarse que aumentan la densidad de materia gris en estructuras cerebrales clave para regular las emociones, el aprendizaje, la memoria y la empatía. Aunque meditadores expertos plantean que se puede meditar mientras hacemos tareas repetitivas o caminamos, se ha popularizado la idea de sesiones diarias por un tiempo mayor. Por ello, entiendo que Chamine muy apropiadamente llama a estos ejercicios gimnasia para el cerebro y nos motiva a hacer estas pequeñas meditaciones, sumando sus efectos para fortalecer nuevas rutas neuronales, cuando las necesitemos.
En próximas entregas les comentaré sobre otras conclusiones de esta experiencia y los animaré a desarrollar su Inteligencia Positiva, vía las enseñanzas de Shirzad Chamine. Por cierto, él anunció que la versión en español de su libro se encuentra en desarrollo. Mientras, les serviré de propagadora de sus ejercicios beneficiosos para nuestra salud mental.
Como siempre, les agradezco sus comentarios y sugerencias sobre estos artículos. Hasta el próximo.
Jeannette Díaz
Fotografía: Hal Gatewood de Unsplash
Nota sobre la autora:
Jeannette Díaz es Doctora en Educación de la Universidad de Massachusetts, Amherst, Profesora Titular Jubilada de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela. Durante sus 28 años como docente, Coordinadora Académica y Coordinadora de Investigación disfrutó siendo mentora y coach de estudiantes y profesores apoyándolos en el desarrollo de sus habilidades creativas y progreso en sus carreras docentes. Formalizó esta área de interés cursando estudios y obteniendo la Certificación como Integral Master Coach® de Integral Coaching Canada. Es miembro de la Federación Internacional de Coaches en el nivel Profesional (PCC). Actualmente trabaja como coach, ayudando a profesionales creativos, arquitectos y emprendedores a cerrar la brecha entre sus expectativas y logros alcanzados. Página web de Jeannette Díaz