La disolución del matrimonio es un factor importante de estrés psicológico y puede tener efectos graves en la salud cardiovascular. De hecho, un estudio reciente reportó que el divorcio aumenta el riesgo de infarto de miocardio, en particular, entre las mujeres y en los hombres a partir de la segunda ruptura matrimonial.
Las mujeres que se divorciaron una vez presentaron un incremento de 24% del riesgo de desarrollar infarto de miocardio, en comparación con aquellas que permanecieron casadas.
Por otra parte, las mujeres que se divorciaron dos o más veces aumentaron en 77% su riesgo de presentar infarto de miocardio, en comparación con aquellas que permanecieron casadas. Este riesgo tan elevado fue prácticamente similar al ocasionado por otros factores importantes como la hipertensión arterial (73%), la diabetes (81%) y el tabaquismo (53%).
Sin embargo, a los hombres les fue mucho mejor, la primera ruptura no los afectó. Aquellos que se divorciaron dos o más veces aumentaron su riesgo de infarto de miocardio en 30%, en comparación con los hombres que se mantenían casados. Este hallazgo fue inesperado.
Si los hombres divorciados se casaban dos o más veces, su riesgo de infarto de miocardio se reducía, mientras que las mujeres que contraían nupcias por segunda o tercera vez lo aumentaban hasta 35%, en comparación con aquellas que permanecían casadas. Estos resultados sorprendieron aún más a los autores.
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, EE.UU. y fue publicado, el 14 de abril de 2015, en Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, la prestigiosa revista de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association)
Los investigadores evaluaron las respuestas que facilitaron un grupo representativo de la población estadounidense integrado por 15.827 personas de entre 45 y 80 años, que había contraído matrimonio una o más veces. Los participantes fueron entrevistados cada dos años desde 1992 hasta 2010 acerca de su estado civil y salud. Alrededor de un tercio de los individuos se había divorciado, al menos una vez, al concluir el estudio.
Durante el período de seguimiento, que duró 18 años, 8% de los participantes presentaron infarto de miocardio.
Los resultados se mantuvieron incluso después de que los investigadores tomaron en cuenta otros factores bien establecidos de riesgo de infarto de miocardio que incluían: edad, índice de masa corporal, presión arterial alta (hipertensión), diabetes, tabaquismo, inactividad física e ingesta elevada de alcohol.
Además del historial de divorcios y matrimonios, otros factores como educación, ocupación, ingresos, estabilidad y estatus laboral fueron los factores sociales que más contribuyeron con el riesgo de presentar infarto de miocardio en los hombres. Sin embargo, entre las mujeres los síntomas de depresión jugaron el papel más importante.
Las rupturas producen estrés crónico y “rompen los corazones”
El divorcio puede generar un estado de estrés crónico, lo cual aumenta la probabilidad de padecer enfermedad de las arterias coronarias. Las cantidades excesivas y sostenidas de las hormonas del estrés (principalmente el cortisol) pueden acelerar el proceso de ateroesclerosis, la formación de la placa de ateroma que obstruye las arterias y, además, contribuyen con el aumento de la presión arterial y el “colesterol malo” o LDL, producen alteraciones de la función vascular y trastornos metabólicos, que pueden conducir al desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, que es un factor conocido de riesgo de enfermedad cardiovascular.
Por otra parte, las personas que padecen de estrés crónico son menos propensas a consumir una dieta saludable y realizar ejercicio, lo cual favorece el desarrollo de sobrepeso y obesidad y, además, suelen incrementar el consumo de alcohol y cigarrillo.
Algunas razones que explican las diferencias entre hombres y mujeres
Algunos aspectos relacionados con el estrés psicológico que experimentan las mujeres en las relaciones de pareja conflictivas han sido analizados en otras investigaciones.
Un estudio previo, por ejemplo, reportó que la calidad de las relaciones maritales tenía un impacto mayor sobre la salud cardiovascular de las mujeres, en comparación con la de los hombres. Las mujeres usualmente tienden a internalizar sentimientos negativos y, por lo tanto, son más propensas a presentar síntomas de estrés crónico, depresión y enfermedad cardiovascular.
Además, las esposas suelen proporcionar más apoyo y atención a sus esposos y alientan hábitos que promueven la salud cardiovascular de sus cónyuges como una dieta adecuada, ejercicio, el cumplimiento de la medicación y las citas médicas, mientras que la mayoría de los maridos son menos propensos a cuidar de la salud de sus mujeres.
Estas dinámicas de la relación de pareja podrían explicar, en parte, por qué las mujeres presentaron, en el estudio que nos ocupa, un incremento importante del riesgo de desarrollar infarto de miocardio (35%), cuando se volvían a casar dos o más veces, mientras que los hombres, ante las mismas circunstancias, redujeron su riesgo.
Es posible que muchas de estas mujeres sintieran que sus nuevas relaciones de pareja no eran satisfactorias o significativas y experimentaban un sentimiento de soledad, una experiencia interna y subjetiva, que puede ocurrir incluso en presencia de personas conocidas y allegadas.
Es importante resaltar que la soledad es un factor de riesgo conocido de enfermedad cardiovascular.
El divorcio puede afectar la estabilidad económica de las mujeres
Un estudio presentado, en abril de 2015, en la última reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) reportó que los problemas financieros se asociaban a un riesgo dos veces mayor de presentar infarto de miocardio entre la mujeres de mediana y avanzada edad. Lo interesante fue que esta correlación no dependía de otros factores de riesgo cardiovascular.
Los autores de esta investigación señalaron durante la presentación del estudio que “desde el punto de vista biológico, las experiencia adversas, incluyendo las psicológicas, pueden conducir a un aumento de los niveles de inflamación y de cortisol. Sin embargo, las interacciones entre el género, las enfermedades del corazón y los factores psicológicos son poco conocidas».
Conocer los efectos negativos del divorcio nos ayuda a contrarrestarlos
El estudio que nos ocupa es el primero en demostrar que el divorcio puede tener un impacto negativo y duradero en la salud cardiovascular y proporciona evidencias sólidas del daño que producen los factores que generan estrés social.
Los profesionales de la salud deberían indagar más sobre los cambios en el estilo de vida que experimentan las personas que atraviesan un proceso de divorcio, como el consumo de dietas pocos saludables, inactividad física, aislamiento social, problemas financieros y laborales, depresión y el insomnio que perdura por un período prolongado, ya que, con frecuencia, es la causa de la presión arterial elevada.
No es necesario evitar las rupturas para salvar su corazón
Es importante alertar que estos hallazgos no son un impedimento para que las personas, en particular las mujeres, se divorcien, si lo consideran necesario, ya que el desgaste emocional y las preocupaciones que se generan en los matrimonios conflictivos y disfuncionales presentan, igualmente, un riesgo elevado de padecer las consecuencias del estrés crónico y, además, de desarrollar enfermedad cardiovascular entre las personas de la tercera edad, según los hallazgos de un estudio reciente.
Es recomendable que tanto las parejas que estén enfrentando una situación de conflicto en su matrimonio como aquellas que estén atravesando un proceso de divorcio mantengan hábitos de vida saludables como el ejercicio regular, una dieta balanceada, duerman lo suficiente, cultiven relaciones de apoyo significativas con sus amigos y familiares y, además, practiquen técnicas de relajación y meditación. En algunos casos la terapia de pareja o individual puede ser de gran ayuda.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian