En esta entrega tocaré el tema de las vacunas contra este nuevo virus que trae de cabeza a científicos, a políticos y a la humanidad. Es un virus muy complicado, como se puede notar en esta charla de la Dra. Flor Pujol, excelente investigadora del IVIC. Y, como ella misma afirma, se necesitarán dos años para disponer de una vacuna. Lo que tenemos hasta ahora son candidatas a vacunas, a las que nos referiremos al final del artículo.
Dada estas circunstancias tan críticas, relato aquí las vivencias de la Dra. Deborah Fuller, profesora de la Universidad de Washington e investigadora del Washington National Primate Research Center) en Seattle, los Estados Unidos. En su laboratorio trabajan en medidas terapéuticas y profilácticas para el HIV, influenza, malaria y hepatitis B, enfocándose en las nuevas vacunas de ácidos nucleicos (ADN y ARN). Y, precisamente ahora está trabajando en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 que causa la enfermedad COVID-19.
Lo interesante de esta entrevista, realizada por Hannah Weinberger a la Dra. Fuller, es que de una manera sencilla nos sumerge en el mundo de las vacunas, hecho que nos ayudará a comprender la situación de la actual pandemia para ser poder pensar con sensatez en lugar de esperar que la vacuna sea la solución inmediata ante la mundial e implacable crisis sanitaria que vivimos actualmente. Cumplirá un valioso papel, pero no de manera veloz. Así que como medida rápida solamente hay que aplicar el distanciamiento social y la cuarentena.
Aquí presentamos un resumen editado de esta entrevista realizada a una vacunóloga que trabaja en el epicentro de la epidemia en los Estados Unidos, ya que fue en Seattle en donde se detectó este virus por primera vez en ese país.
Cuando ocurre una pandemia como la actual, como siempre su laboratorio comenzó a trabajar rápidamente en la adaptación de estas novedosas tecnologías a este nuevo virus. Ella explica que primero se debe conocer muy bien el patógeno y cómo funciona y agrega secuencia genética del coronavirus SARS-CoV-2 fue identificada muy rápidamente. Luego es necesario conocer cuál tipo de respuesta inmunológica es capaz de proteger contra el patógeno; en general, para los virus la respuesta está principalmente mediada por anticuerpos que puedan rodear y bloquear al virus, evitando así que infecte a las células. Finalmente, se deben disponer de tecnologías capaces de inducir esta respuesta en el momento correcto, y es allí donde entra en el juego su laboratorio, dedicado a investigar este nuevo concepto de vacunas en base a ADN y ARN, utilizando casetes génicos.
Ella comenta: “simplemente tomamos el material genético del patógeno que codifica, por ejemplo, para una proteína inmune…lo inyectamos directamente en las células de la piel de una persona y éstas comienzan a producir esa proteína al permitir que el cuerpo piense que está infectado, pero no lo está”.
En el caso del coronavirus, la respuesta es contra una proteína con forma de espigas que sobresalen y le dan el aspecto de corona, cuya secuencia genética se pone en el “casete de expresión o casete génico” que contiene una secuencia de uno o más genes de ADN con una función específica y ya se tiene la vacuna. Pero, aquí viene la dificultad y es que existen varias versiones de esa proteína-espiga por lo que es necesario asegurarse que se presente al sistema inmune de la manera correcta para inducir los anticuerpos específicos para el virus. De esta manera, el material genético produce la vacuna en el cuerpo de la persona y lo hace muy rápidamente.
Este proceso acorta el tiempo del uso de una vacuna. Por ejemplo, el tiempo que pasa desde que se conoce el tipo de virus de influenza que circulará hasta que la vacuna está lista para ser usada es más o menos de nueve meses, mientras que con las vacunas de ARN o ADN tardaría menos de tres meses. Tal es el caso de la vacuna desarrollada en muy corto tiempo por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID), de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y la compañía Moderna, que utiliza el ARNm-1273. Los ensayos clínicos en Seattle comenzaron el 16 de marzo de 2020.
Aunque los inicios de las investigaciones con las vacunas de ácidos nucleicos fracasaron y se descontinuaron en los años 90, la Dra. Fuller y su equipo siguieron trabajando en el tema y han resuelto mucho de los problemas que se presentaron en aquella oportunidad. Ella comenta: “creo que las vacunas de ácido nucleico han regresado al ruedo”. Hasta ahora los métodos para desarrollar vacunas consistían en vacunas atenuadas que contienen, por ejemplo, un virus debilitado, vacunas inactivadas que contienen el virus muerto y vacunas a base de una proteína recombinante.
Para la Dra. Fuller, la ventana de tiempo – 14 días – que da este coronavirus para que nos libremos de él, podría ser una ventaja para aquellas personas que recién han sido expuestas, cuando podrían ser vacunadas y así eliminar la infección antes de padecer síntomas realmente graves.
Por otro lado, se sabe que los anticuerpos protegen contra otros coronavirus y que, además, no tienen la variabilidad genética que, por ejemplo, posee el VIH. Por lo que, al conocer todas las piezas del rompecabezas, simplemente se vincula el antígeno que inducirá los anticuerpos que producen la inmunidad deseada en humanos con la tecnología de los casetes génicos. Primero se prueba en ratones, luego en monos y si se tiene éxito en estos ensayos pre-clínicos se pasa a las pruebas clínicas en humanos.
Este grupo comenzó a trabajar a la semana de publicada la secuencia genética del nuevo coronavirus, el 11 de enero de 2020. Sus pruebas en ratones muestran que los anticuerpos que induce la vacuna de ARN son definitivamente potentes y están en puertas de comenzar los ensayos en monos. Pero, todavía faltan aún por conocer cuanto duran los anticuerpos generados en los ratones (4, 6 y hasta 12 semanas), entre otros datos. Otra ventaja de estas vacunas es que pueden estimular la inmunidad celular que respaldaría la respuesta del huésped si los anticuerpos no funcionan como se esperaría. Otra cosa que podría pasar es que el virus mute precisamente en la proteína que induce la inmunidad por lo que la vacuna no sería tan efectiva. Es un punto que hay que tomar en cuenta y estar alerta.
La Dra. Fuller ha trabajado con las pandemias del Zika y la gripe H1N1 2009, pero, comenta que esta es muy distinta porque los infectados aumentan diez veces más que cualquiera otra pandemia. “Es una manera emocionante, y es igual cuando uno ve en las películas de pandemias a todas las personas día y noche en el laboratorio allí, y es así”. “Todos trabajan a un ritmo frenético. Es como si toda una comunidad tratara de hacer lo que puedan para ayudar”.
En estos momentos el tiempo apremia. Por lo general, desarrollar una vacuna toma 10 años desde el momento en que se descubre en el laboratorio hasta que obtiene la licencia para su uso en humanos. Después de los estudios pre-clínicos en animales se pasa a estudios para evaluar la seguridad (fase 1) en humanos en una muestra pequeña de personas adultas, luego en una muestra más grande se continúa evaluando la seguridad y la respuesta inmunológica en la edad de la población blanco, para luego pasar a evaluar la concentración más óptima y el número de dosis y, si se tiene éxito, se pasa a las pruebas de eficacia que con la vacuna del coronavirus probablemente se tomaría 2 años en llegar a esta fase 3 para luego aplicarla a mayor escala en miles de personas Y después de esto todavía falta desarrollar cómo fabricarla a mayor escala y garantizar su distribución mundial. Todos estos pasos deben pasar por la Food and Drug Administration (FDA).
Sin embargo, para acelerar el control de esta pandemia, después de saber que la vacuna es segura, la concentración y número de dosis apropiadas que induce la inmunidad esperada se podría aplicar la metodología de “vacunación en anillo” que consiste en la construcción de un muro de inmunidad alrededor de la población infectada e impedir así que se transmita al vacunar a esta población. Esto lo aplicaron en la epidemia de ébola, como fue reseñado en MiradorSalud, para evaluar la eficacia en presencia de pocos casos de ébola.
¡Esta es la historia de una vacuna!
Candidatas a vacunas contra el COVID-19
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay por lo menos 20 candidatas a vacunas contra el COVID-19. La pandemia ha catalizado el desarrollo de vacunas y de medicamentos profilácticos en un marco de cooperación entre la academia y la industria farmacéutica.
Una de ellas es la Vacuna mRNA-1273 (dos dosis) que comenzó a probarse el 16 de marzo en 45 voluntarios con edades entre 18 y 55 años. En el proceso con esta vacuna, el NIAID se encarga de la parte clínica y la compañía Moderna de su diseño y fabricación.
La farmacéutica Inovio está desarrollando una vacuna, basada en la inmunoterapia con ADN, llamada INO-4700 (GLS-5300). Se aplica intramuscularmente utilizando el sistema Cellectra®, especialmente creado por ellos para dispensar ADN en el músculo o la piel. La vacuna en estudios clínicos ha sido bien tolerada y mostró una alta respuesta inmune en el 94% de los pacientes y generó 88% de respuesta inmune celular T. Paralelamente, en un trabajo de colaboración entre Inovio y la compañía China “Beijing Advaccine Biotechnology Company, han desarrollado una vacuna de ácidos nucleicos (INO 4800). Ya comenzaron los estudios pre-clínicos y piensan tener para fin de año 1 millón de dosis listas para aplicar.
Los ingleses también participan en esta carrera contra el tiempo con una vacuna conocida como ChAdOx1, desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford.
Otra es una Vacuna de China que fue desarrollada en la Academia de Ciencias Médicas Militares en Whuhan, China, donde se originó esta pandemia. Esta vacuna, cuyo fundamento y nombre no conocemos, recibió, el pasado18 de marzo, luz verde para comenzar los estudios clínicos por parte de la Administración Nacional de Productos Médicos, probablemente para abril.
No es el objeto de este artículo reseñar todas las iniciativas desarrolladas en vacunas contra COVID-19, así que aquí tienen un listado de candidatas a vacunas en donde también se encuentra un listado de los medicamentos en desarrollo para su tratamiento.
¡La ciencia es parte vital en la lucha contra la pandemia del COVID-19!
Nota: Aquí les regalo el excelente, didáctico y sencillo artículo titulado “COVID-19: Una pandemia en pleno desarrollo” del Dr. José Esparza en donde encontraran todo lo que se debe saber sobre el coronavirus
Irene Pérez Schael
2 Comentarios
Jack
Felicitaciones por ¿Vacuna contra la epidemia del COVID-19 en Seattle-USA?
– MiradorSalud artículo, es muy bueno. Este sitio me ayudó a ganar dinero
en casa, idealmente en la pandemia actual.
Mirador Salud
Gracias Jack, que bueno que útil, omití tu link porque es política editorial.
Saludos
MiradorSalud