Introducción
Esta conferencia fue presentada en la XLV Jornadas Sigmund Freud celebradas por la Asociación Venezolana de Psicoanálisis (ASOVEP) el 24 de mayo de 2025.
Buenos días y mil gracias a ASOVEP, especialmente a la Dra. Solangel Suárez, por haberme invitado a participar en estas Jornadas, muy útiles para tiempos considerablemente complejos.
En general, el ser humano tiene el deseo de ser mejor persona y de progresar con la idea de ser libre y feliz. Sin embargo, el mundo tan complejo en que vivimos, y particularmente en nuestro país, dificulta lograr esta libertad interior y, aún más, en medio de un exceso de información, ausencia de valores y una cultura que nos desvía hacia otras realidades que alteran el equilibrio mental y emocional.
Afrontar este entorno requiere de herramientas que nos permitan adaptarnos, más no someternos, a la nueva realidad. Estos instrumentos son los procesos singulares que fundamentan un fenómeno físico y biológico llamado epigenética, los cuales, además de facilitar la adaptación nos permitirán transformar la vida personal, la de nuestros hijos y la del colectivo. Conocerlos nos ayudarán a evitar cometer errores durante la crianza, cuando los niños son muy susceptibles a incorporar los efectos ambientales en su personalidad, su mente y conducta.
Esta nueva ciencia es extraordinaria porque es el puente entre la genética y el ambiente y ha sido el camino para que la especie humana se haya apropiado del ambiente y evolucionado desde el hombre de Neandertal hasta el Homo sapiens que somos hoy día. Sin esta capacidad moriríamos y no existiría la civilización humana. Aquí daremos unas pinceladas científicas que podrían ayudar a lo que se conversará en esta mesa.
Epigenética.
La epigenética estudia los factores del medio ambiente, externo e interno, que intervienen en la expresión de los genes, sin cambiar la secuencia del ADN. Cada célula del organismo tiene el mismo ADN, aunque posean funciones diferentes como por ejemplo las células hepáticas, nerviosas u óseas definidas por genes específicos. Si bien, los mecanismos epigenéticos también pueden activar o desactivar los genes, permitiendo así que la célula pueda o no realizar la función correspondiente.
Sin embargo, la epigenética tiene dilemas que podríamos verlos como los dos lados de una misma moneda: cara y sello. Por ejemplo, por una parte, sus procesos pueden ser agente de cambio en la mente y, por otra, un factor de consolidación de la conducta o también pueden ser el origen de la flexibilidad o de la rigidez mental. El resultado de este dilema dependerá de la interacción entre el cerebro – mente – ambiente. Importante tener presente el cuerpo humano como parte integral del ambiente.
El entorno es fundamental en el resultado de esta interacción; si el medio ambiente es el mismo durante la mayor parte del tiempo, es recurrente y repititivo aparece entonces la resistencia a cambiar, la rigidez mental, el dogmatismo y el aferrarse a creencias por distintas causas. Por el contrario, cuando el ambiente cambia y se viven nuevas experiencias surge la transformación del pensamiento y la flexibilidad, lo que nos ayuda a ajustar el comportamiento a los cambios o hasta “revertir” lo almacenado en la memoria. Todo lo cual es importantísimo en los primeros años de la vida.
A pesar de todo lo dicho, es necesario tener en cuenta que la práctica y el repetir con atención constituyen también el fundamento del aprendizaje, particularmente en los niños, y son claves para la memoria. Es igualmente importante saber que el “practicar” es un ejercicio beneficioso durante el envejecimiento.
Mecanismos epigenéticos
Los mecanismos epigenéticos que intervienen en el encender o apagar la expresión de los genes son: la metilación, acetilación de las histonas y efectos del ARN no codificante. (Fuente: Wikipedia)
Cómo un ejemplo, la metilación es el mecanismo más frecuente y más estudiado. La misma ocurre cuando grupos metilo se unen al ADN y se distribuyen a lo largo del genoma, interviniendo dinámicamente, de esta manera, en distintas funciones celulares desde la concepción, el desarrollo embrionario, la diferenciación celular hasta el envejecimiento; un caso sería la asociación de la vejez con niveles bajos de grupos metilo, mientras que su acumulación anómala causa cáncer silenciando o apagando los genes supresores de tumores malignos (genes protectores) como sucede en el cáncer de pulmón, gástrico y de la próstata, entre otros.
Ahora mostraré algunos elementos que afectan la neuroepigenética, sea para bien o para mal. Ellos pueden ser externos – del ambiente – e internos – los que provienen del cuerpo; entre ellos se encuentran: alimentación, ejercicio, hormonas como el cortisol, cultura, contexto familiar y psicosocial, educación, salud, pensamientos, estrés, entre muchos otros. Dependiendo de la afinidad que tengan estos factores con el bienestar o una mala calidad de vida, su impacto será positivo o negativo en la salud corporal, emocional y mental. Ejemplos, el exceso de cortisol originado por el estrés causa depresión, ansiedad y daños al sistema inmune. Mientras que, el ejercicio diario mejora el cerebro, incluso puede revertir algunas lesiones cerebrales. En fin, el cuidar el cuerpo con una dieta balanceada y el mantener un peso saludable, controlar el estrés y no fumar ayudará a conservar una buena salud que no solo nos beneficiará a cada uno, sino también a los hijos y nietos.
Recapitulando, el estrés, los pensamientos negativos y un exceso de rutina deterioran la salud emocional y sin que la persona se dé cuenta de lo que ocurre. Por otro lado, las emociones y pensamientos positivos, así como experimentar lo novedoso y cambios en el entorno mejoran el cerebro y la salud en general.
En fin, estos procesos son complejos, reversibles y heredables, además de ser agentes de cambio y transformar la perspectiva de la realidad. Al mismo tiempo, epigenéticamente hablando, somos la trascendencia de nuestra genética y del ambiente.
¡Estas son las 2 caras de una misma moneda y este conocimiento nos abre el camino para transformar la vida!
Y llegamos a la neuroepigenética
Los vínculos entre el sistema nervioso (cerebro) y el genoma mediante la epigenética se conocen como neuroepigenética, ciencia que estudia las áreas relacionadas con la cognición como el lenguaje, conducta, atención, memoria, toma de decisiones, sensaciones del cuerpo y ciertas psicopatologías, algunas de las cuales hemos mencionado.
El cerebro es el órgano que nos define como seres humanos, cómo pensamos, cómo nos comportamos o cómo somos y existimos, debido a su capacidad para recibir, integrar y procesar la información procedente del ambiente, externo o interno/cuerpo, con el fin de responder al estímulo sensorial recibido.
En el cerebro/mente, la información es recibida por los receptores sensoriales que luego pasan por el proceso de la percepción, vital para la interpretación de las sensaciones recibidas y la creación de una representación o visión de la realidad de acuerdo a lo almacenado en la memoria. Es decir, la percepción/punto de vista descifra, interpreta o filtra, concepto mío, ese estímulo/sensación y le da un significado al confrontarlo con los elementos ambientales, ya mencionados, que son almacenados en la memoria e influyen en la persona y su realidad. Es necesario recordar que la mente no ve/mira la realidad, sino que la imagina; por lo que, la realidad de cada quien es una construcción de su mente y pensamiento.
Luego, el estímulo ya descifrado se dirige a las conexiones neuronales y es transmitido entre estos circuitos, liberando neurotransmisores en la sinapsis que al final producen un sentir/emoción que causa una reacción inconsciente o una respuesta consciente. A propósito, estos circuitos neuronales tienen la capacidad de crecer y reorganizarse en función de las nuevas experiencias o aprendizajes, lo que se llama plasticidad neuronal lo que nos permite cambiar y aprender.
Es esencial tener presente el darse cuenta o tener consciencia de que lo vivido en los primeros años de la vida influirá de forma muy marcada en la percepción futura de la realidad. Los años de la niñez son críticos para grabar y almacenar lo positivo o negativo del ambiente, por lo que los padres deben aprender lo que es beneficioso y estar preparados, enfocando la atención, lo que yo llamo “pensar”, de manera de conocerse a sí mismos para que sus experiencias puedan luego trascender a los hijos.
A la par, es imprescindible llegar al “ser consciente” o “el darse cuenta” para transformar la percepción y cambiarla; este cambiar se logra gracias a las nuevas experiencias y aprendizajes, la socialización, el hacer ejercicios físicos y mentales, el aprender y enfocar la atención en el presente, la meditación con frecuencia y modificación de los pensamientos, la palabra y el lenguaje hacia escenarios positivos. En esta publicación resumimos cómo mejorar la neurogésesis, neuroplasticidad y el pensar.
Es imposible no citar al Dr. Sigmund Freud en el campo del neuropsicoanálisis. Él aproximó su intuición a la relación genética-ambiente en su teoría de las Series Complementarias. Aunque no lo demostró científicamente, sí lo intuyó. Este postulado explica epigenéticamente la neurosis, al señalar que hay una relación entre la parte innata de la persona, expresada en las experiencias infantiles, que posteriormente se traducen en alteraciones de la conducta en el adulto, al aflorar ante un detonador ambiental; lo que se asemeja al proceso epigenético. Por algo Freud era neurólogo y algunos dicen que “Freud pasó de la neurona a la neurosis”, al cambiar la bata del laboratorio por el traje de su consulta privada.
Finalizamos con dos frases de dos grandes personajes españoles que resumen lo descrito hasta ahora:
“Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”. José Ortega y Gasset, filósofo.
“Todo hombre puede ser, si se lo propone, el escultor de su propio cerebro”. Santiago Ramón y Cajal, científico que descubrió las neuronas y el padre de la neurociencia.
Neuroeducación.
Regresamos a los primeros años de la vida que funcionan como una esponja para el aprendizaje y son muy influenciables por el entorno. Así que la integración social entre padres e hijos, niños y adultos y entre padres y maestros es muy significativa en la primera infancia y la niñez porque dan como resultado la educación y de ésta dependerá el comportamiento del adulto. Como veremos, la unión de neurociencia y neuroeducación es la base para adquirir conocimiento, conductas, valores, creencias y cultura.
La evolución del cerebro está intrínsicamente vinculada al ambiente durante los primeros años y es cuando se debe estimular el desarrollo cognitivo, emocional y social. Los niños aprenden más a través de la motivación dada por sus padres cuando les hablan, cantan, ríen, juegan o le leen. En este contexto, las experiencias cumplen un papel significativo en el modelaje del niño a fin de comprender mejor el mundo que lo rodea.
Los aportes novedosos del neurocientífico francés Stanislas Dehene han mostrado que la interacción social debe comenzar a los dos meses, cuando el cerebro del bebé comienza a percibir las palabras y diferenciarlas, aunque no hable, y, además, él puede diferenciar las sílabas, si bien lentamente porque su corteza cerebral no ha alcanzado la madurez.
Y llegamos, después de este preludio, a la neuroeducación, la cual es la disciplina que conjuga la educación, neurología, psicología y ciencias cognitivas con el objetivo de mejorar los métodos de enseñanza y programas didácticos para luego adaptarlos a la edad del estudiante y a la circunstancia/contexto, ya que vivimos en un mundo que cambia con una aceleración sin pausa. Mundo donde la infancia y niñez son cruciales para el futuro de la sociedad.
Las áreas más relevantes de la neuroeducación son: la emoción que recupera la función, la atención que enfoca/concentra la mente, la memoria que almacena y recupera la información, el control ejecutivo que realiza las funciones cognitivas/procesos mentales y la neurodiversidad que contempla la variación natural de los perfiles cognitivos en la sociedad como la de niños con condiciones especiales.
A modo de ejemplo, estos serían los pasos que la neuroeducación resalta para la actividad de aprender a caminar: la emoción o estímulo comprende el deseo del niño de aprender y necesita la ayuda de los padres, aparece de los 2 a 3 años de edad; luego tenemos la atención, aunque limitada, que el niño pone mientras trata de aprender a caminar y, por último, la memoria que aparece cuando el niño camina sin ayuda y sin pensar, utilizando la memoria aprendida en una acción automática.
Algunas aplicaciones de la neuroeducación:
- La edad es crítica y debe corresponder para cada tipo de aprendizaje, por ejemplo: no se debe comenzar a enseñar a leer a los 4 años y solo excepcionalmente antes de los 6 -7 años, es decir a los 5 años; tampoco es educativo enviar tareas para la casa, lugar donde se puede aprender más al practicar “jugar en familia”.
- Aspectos fundamentales son la palabra y el lenguaje que cumplen funciones específicas en el modelaje de la mente por lo que hay que prestar atención en su utilización con los niños, además, las palabras son muy reveladoras, positiva o negativamente, en las comunicaciones y conductas de los adultos. Recordar que el uso del monosílabo “NO” para prohibir conductas en los niños no es adecuado y recompensar en lugar de castigar.
- Otro caso es el momento en el cual se alcanza la maduración de la funcionalidad de los dedos, etapa entre los 2 años y medio y los 3 y medio. Antes de esa edad, el niño no puede agarrar un lápiz, creyón o tijeras.
Para finalizar, hay que recordar que el aprendizaje y la memoria son consecuencia de la plasticidad o flexibilidad neuronal y el aumento de sus conexiones como resultado de la práctica y que la construcción del pensamiento y conocimiento son el resultado activo del intercambio entre neuronas y las experiencias vividas en un determinado contexto, en donde la percepción está presente.
“El conocimiento nos da poder para conseguir el bienestar y la funcionalidad del cerebro y la epigenética nos brinda la posibilidad de cambiar”. Somos dueños de nuestro Ser.
Muchísimas gracias
Irene Pérez Schael
PD: En algunas de las referencias utilizadas se repiten algunos conceptos y son algo complejas, pero ayudan a profundizar en el texto y en estos temas tan complejos.
2 Comentarios
Alicia Ponte
Irene querida, que charla tan maravillosa. Muchas felicidades. De verdad aplausos de pie.
Me quedo con esta frase: «epigenéticamente hablando, somos la trascendencia de nuestra genética y del ambiente».
Gracias por enseñarnos tanto
Mirador Salud
Gracias Alicia por tu eterna atención. Sííí, esa frase nos enseña mucho
Abrazos