La enfermedad de Alzheimer (EA) -enfermedad degenerativa del cerebro causada por la pérdida de células cerebrales que se dañan cuando proteínas defectuosas se acumulan en el interior y alrededor de ellas- es la forma más común de demencia. Sin embargo, no es fácil un diagnóstico precoz y confiable: más de 1 de cada 3 pacientes reciben un diagnóstico incorrecto. Ahora, un equipo internacional de investigadores que ha pasado 10 años trabajando hacia un enfoque más simple y más fiable para el diagnóstico de la EA, revela sus propuestas en un Documento de Posición publicado en junio de 2014, en la revista The Lancet Neurology.
En 2005, un grupo internacional de neurólogos redefinió un conjunto de criterios de diagnóstico para la identificación de pacientes con EA. Hasta entonces había sido necesario esperar que los pacientes muriesen para establecer un diagnóstico a través de la autopsia. Lo más que se podía hacer por los pacientes vivos era estimar la probabilidad de tener la EA, y diagnosticarla con certeza en las últimas etapas de la enfermedad sobre la base de la gravedad de la demencia.
En 2007 se produjo una revolución cuando el grupo transformó los criterios de diagnóstico de la EA mediante la introducción de la herramienta de los biomarcadores. Por primera vez, había la posibilidad de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer de forma más fiable en pacientes vivos utilizando “firmas” o “marcas” biológicas de la enfermedad que están presentes en sus etapas iniciales y actúan como «sistemas de alarma precoces».
Así, usando los criterios clínicos anteriores se encontró que un 36% de los pacientes incluidos en la prueba clínica realizada, no tenían la enfermedad de Alzheimer.
Las cosas han continuado cambiando de manera significativa desde 2007, y los investigadores han revisado los criterios de diagnóstico para la enfermedad de Alzheimer a la luz de nuevos estudios.
El grupo ha llegado ahora a lo que creen es un algoritmo mucho más confiable para el diagnóstico de la EA, y también uno mucho más simplificado, basado sólo en un par de criterios biológicos-clínicos para todos los estadios de la enfermedad.
El método consta de dos partes: a) un cuadro clínico sugerente que puede ser uno de los tres escenarios (típico, atípico y preclínicos), y b) un biomarcador.
Es decir, el grupo sugiere que en la mayoría de los casos, el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer sea basado fundamentalmente en un cuadro clínico sugestivo que será posteriormente confirmado o rechazado mediante 1 de 2 biomarcadores.
Los tres escenarios del cuadro clínico sugestivo son:
? Los casos típicos (que se esperan sean el 80-85% de los casos): cambios en el cerebro que conducen a problemas en la memoria episódica a largo plazo, incluyendo dificultad para recordar una lista de palabras, incluso con ayuda de sugerencias o “hints”
? Los casos atípicos (15-20% de los casos): cambios en el cerebro que causan problemas con la memoria verbal y otros problemas de comportamiento.
? Estados preclínicos, en los que los pacientes no parecen tener síntomas, pero por alguna razón – por ejemplo si participan en un ensayo – se descubre que tiene biomarcadores o mutaciones genéticas para la enfermedad de Alzheimer.
Los dos (2) biomarcadores – de los cuales sólo uno (1) es requerido para confirmar o rechazar el diagnóstico del cuadro clínico sugestivo son:
? Niveles anormales de proteínas cerebrales en el líquido cefalorraquídeo: elevados niveles de tau y bajos niveles de la proteína amiloide beta.
Tau es una de las proteínas asociadas a microtúbulos del cerebro y la acumulación de una forma hiperfosforilada de tau es una característica común de diversas demencias. El fluido se obtiene por punción lumbar.
? PET cerebral (Tomografía por Emisión de Positrones) para estudio de las placas de amiloide producto de la descomposición de la proteína amiloide beta. Se emplea en el estudio, un trazador amiloide: fluorodesoxiglucosa.
Las placas de amiloides, también llamadas placas seniles son depósitos extracelulares de beta-amiloide en la sustancia gris del cerebro que impiden que las neuronas se comuniquen entre sí. Un número elevado de estas placas amiloides y ovillos neurofibrilares (integrados por un conglomerado anormal de proteínas compuesto por pequeñas fibrillas entrelazadas dentro de las neuronas), son elementos característicos de la enfermedad de Alzheimer. Se cree que los depósitos de amiloide son tóxicos y causan daños a las células nerviosas muchos años antes del inicio de la demencia.
Para detectar depósitos de amiloide en una persona es necesario realizar una biopsia cerebral o una tomografía PET. La tomografía del amiloide proporciona información complementaria sobre estas proteínas que no puede obtenerse ni siquiera mediante la exploración clínica más detallada.
Hasta hace muy poco, las distintas exploraciones diagnósticas de imagen RMV (resonancia magnética volumétrica), y TAC (tomografía axial computarizada), desvelaban la pérdida de volumen del cerebro, pero antes que se produzca esta pérdida de volumen hay una disfunción neuronal que los estudios PET con fluorodesoxiglucosa permiten evaluar. Pero, incluso antes de la disfunción neuronal, se produce en el cerebro un depósito de las placas de amiloide, que puede ser estudiado con PET.
El Documento de Posición propone que los biomarcadores “aguas abajo” de la enfermedad, tales como la RMV y la PET con fluorodesoxiglucosa pueden servir mejor en la medición y seguimiento de la evolución de la enfermedad. El documento también profundiza en los criterios diagnósticos específicos para las formas atípicas de EA, de una EA mixta, y para los estados preclínicos de la EA.
De acuerdo al Prof. Dubois, líder los grupos de investigación, el Documento de Posición marca “el final del camino.” El Dr. Dubois declara haberse arrivado a la esencia, a algo refinado, producto del consenso internacional.
Para no cerrar hablando sólo del diagnóstico, el año pasado, otro importante grupo de investigación de la International Genomics of Alzheimer’s Project (IGAP) descubrió 11 nuevos genes ligados al Alzheimer, producto de un estudio realizado a 74.076 pacientes y personas sanas de 15 países europeos.
La identificación de nuevos genes aumenta las opciones para las terapias de drogas más precisas con la oportunidad de ser más eficaces en el tratamiento del deterioro cognitivo producto de la EA. Algunos de estos genes están vinculados a la respuesta inmune y la inflamación, mientras que otros lo están con la migración celular y las vías cerebrales.
Existe un número de fármacos disponibles para la EA, pero solo tratan los síntomas y no tienen efecto ni curan la enfermedad. MiradorSalud reseñó acerca de la CAD106, una vacuna desarrollada por Novartis y Cytos dirigida hacia el péptido beta-amiloide que ha mostrado indicios en inducir una respuesta inmune en ensayos clínicos conducidos en pacientes con Alzheimer. La vacuna tendría el potencial de retrasar el desarrollo de la enfermedad.
La ciencia no se detiene en los estudios acerca de esta enfermedad degenerativa que afecta la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la autonomía, y a la que todos tememos.
Según la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo había alrededor de 36 millones de personas con demencia en 2010, y se espera que esta cifra se duplique para el año 2030, y alcance más del triple en 2050.Alrededor del 70% de los casos de demencia corresponden a la enfermedad de Alzheimer.
A medida que los síntomas conductuales y cognitivos de la enfermedad de Alzheimer se superponen con otras formas de demencia, los clínicos y los investigadores se enfrentan a verdaderos desafíos a la hora de establecer un diagnóstico diferencial fiable – especialmente en las primeras etapas. MiradorSalud ha comentado acerca de otras condiciones como la pérdida de la memoria relacionada con el envejecimiento, la cual es una condición separada de la enfermedad de Alzheimer.
Igualmente ha comentado que la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular por ejemplo, comparten factores de riesgo con otras enfermedades crónicas, tal como la enfermedad coronaria y la diabetes.
Otros tópicos sobre Alzheimer en MiradorSalud
Las dietas ricas en ácidos grasos omega-3 se-asocian a un menor riesgo de Alzheimer
Tener un propósito importante en la vida le pone freno al Alzheimer
Ser bilingue protege contra el Alzheimer
María Soledad Tapia
maria.tapia@5aldia.org.ve