La publicación de las nuevas Directrices Alimentarias para Estadounidenses, el 7 de enero de 2016, ha revelado algunas buenas noticias y otras muy controversiales, según algunos investigadores y especialistas en el área de nutrición y salud pública.
Si usted es una persona que disfruta de los alimentos ricos en grasas como las nueces, aguacates y los que contienen colesterol como los camarones y los huevos, y si, además, le agrada tomar café o alguna bebida alcohólica con moderación, las nuevas directrices le proporcionarán cierta tranquilidad y seguridad adicional, cuando incluya estos alimentos y bebidas en su dieta cotidiana.
Uno de los cambios más positivos de las nuevas Directrices Alimentarias es la recomendación de limitar los azúcares añadidos a menos de un 10% de las calorías diarias.
Actualmente, los azúcares añadidos representan, en promedio, más del 13% de las calorías diarias en la dieta de los estadounidenses, una proporción que puede aumentar hasta un 17% en niños y adolescentes.
Esta es la primera vez que las Directrices Alimentarias establecen un límite superior para el consumo de azúcar añadido La última versión, publicada en 2010, no mencionaba un límite específico. Esta medida coincide tanto con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud como de la American Heart Association.
La inclusión de este cambio en las nuevas guías de alimentación tiene una implicación importante para la decisión que tomará próximamente la FDA (Food and Drug Administration) cuando incluya la cantidad de azúcares añadidos y su porcentaje de valor diario (% VD) en la próxima actualización del etiquetado nutricional. Actualmente, en las etiquetas de los alimentos procesados sólo se muestra el contenido total de azúcares.
Según el informe de las nuevas Directrices Alimentarias, el 47% del azúcar añadido que consumen los estadounidenses proviene de las bebidas azucaradas como refrescos, zumos de frutas, café y té endulzados, bebidas energéticas, alcohólicas y aguas saborizadas.
Es importante resaltar que una buena parte de los azúcares que se consumen hoy día están “ocultos” en algunos alimentos que no se consideran dulces como comidas preparadas y una gran variedad de productos procesados como las salsas de tomate y aderezos para ensaladas.
Por ejemplo, una cucharada de ketchup contiene alrededor de cuatro gramos de azúcar (una cucharadita) y una lata de refresco contiene hasta 40 gramos (10 cucharaditas) de azúcar, que equivalen a 160 calorías, cifra que está por encima de la cantidad de azúcar diaria recomendada. Por lo tanto, es de vital importancia adquirir la costumbre de leer las etiquetas nutricionales de los alimentos y bebidas.
Nuevas recomendaciones para el consumo de azúcar añadida para hombres y mujeres
Mujeres: no más de 6 cucharaditas de azúcar al día (24 g), que equivalen a 100 calorías.
Hombres: no más de 9 cucharaditas de azúcar al día (36 g), que equivalen a 150 calorías.
Estas recomendaciones son igualmente válidas para los niños.
El informe de las nuevas Directrices Alimentarias señala: «Las personas tienen muchas opciones posibles para reducir la ingesta de azúcares agregados. Las estrategias incluyen la elección de las bebidas sin azúcares añadidos como el agua, la reducción de las porciones de las bebidas azucaradas, consumir estas bebidas con menos frecuencia y la selección de bebidas con bajo contenido de azúcares añadidos «.
Algunos investigadores y especialistas en nutrición han criticado la poca contundencia de estas recomendaciones. Señalan que una manera más sencilla y menos desconcertante para inclinar a los estadounidenses hacia la reducción del consumo de azúcar habría sido proporcionar recomendaciones como: «elegir bebidas que no contengan azúcares añadidos (la mayor parte del tiempo)» y «comer dulces y postres con poca frecuencia».
No se limita el consumo de grasas beneficiosas
Otro aspecto novedoso y positivo de las nuevas Directrices Alimentarias es la eliminación de un límite superior para el consumo total de grasas.
Sin embargo, las nuevas directrices limitan el consumo de grasas saturadas a un 10% de las calorías diarias y recomiendan sustituirlas por grasas no saturadas como el aceite de soya y el de oliva y alimentos ricos en grasas saludables como el aguacate y las nueces.
En otras palabras, no recomiendan comer una dieta baja en grasas, pero sí hacen hincapié en reducir las grasas saturadas y las grasas trans o hidrogenadas.
Las grasas saturadas se encuentran en la mantequilla, la leche entera, las carnes rojas con alto contenido de grasas, en la piel de las carnes provenientes de aves y en los aceites tropicales como el de coco y el de palma.
Sin embargo, las grasas no saturadas que se encuentran en el aceite de oliva, las nueces, el aguacate, y los pescados grasos como el salmón y las sardinas, que forman parte de la dieta mediterránea tradicional, se han asociado a una mejor salud y longevidad. La inclusión de estas grasas saludables en la dieta produce saciedad y facilita el control del peso al reducir la ingesta de bocadillos poco saludables ricos en calorías, carbohidratos refinados, grasas saturadas y grasas trans.
Las grasas trans se encuentran en una gran variedad de alimentos procesados. Con frecuencia, están incluidas en la lista de ingredientes del etiquetado nutricional como aceites o grasas vegetales parcialmente hidrogenadas, mantecas vegetales y no como grasas trans, lo cual genera una gran confusión.
Por otra parte, es imposible conocer el contenido de las grasas trans en ciertos alimentos como galletas, tortas, croissants, hojaldres, helados y frituras, que se adquieren en panaderías, pastelerías, cafeterías, cantinas escolares y restaurantes.
Actualmente, la FDA está tomando medidas para remover las grasas trans artificiales del suministro de alimentos. Se espera que este paso reduzca la incidencia de enfermedad cardiovascular y prevenga miles de infartos de miocardio fatales cada año.
Las nuevas Directrices Alimentarias eliminan el límite del consumo de colesterol
Esta es una medida que deshace casi 40 años de advertencias sobre la restricción de la ingesta de alimentos que contienen colesterol como los huevos y camarones. Las Directrices Alimentarias de 2010 restringían el consumo de este nutriente a 300 miligramos al día. La yema de un huevo, por ejemplo, contiene 213 miligramos de colesterol.
La nuevas Directrices Alimentarias señalan que “las evidencias actualmente disponibles no muestran una relación apreciable entre el consumo de colesterol proveniente de la dieta y el colesterol en sangre”.
El 85% del colesterol se produce en el hígado, mientras que sólo el 15% del colesterol en sangre proviene de la dieta. Sin embargo, es importante resaltar que una pequeña fracción de la población puede ser sensible al colesterol de los alimentos.
Es importante resaltar que las personas afectadas por la diabebetes deben limitar el consumo de colesterol, ya que se ha observado que la ingesta de un huevo diario aumenta la incidencia de enfermedad de las arterias coronarias, según un estudio publicado en la revista The British Medical Journal, en 2013.
En vista de que muchas personas que presentan diabetes tipo 2 desconocen su diagnóstico y dada la relación entre la obesidad y esta condición, es importante, antes de aumentar la ingesta de alimentos ricos en colesterol, consultar con su médico y seguir sus indicaciones.
La eliminación de un límite específico para la ingesta de colesterol ha sido considerada, por algunos especialistas en nutrición y salud pública como una victoria para los productores de huevos.
La ingesta de grasas saturadas aumenta la producción de colesterol en el hígado
Expertos en nutrición opinan que el mayor peligro no se encuentra en los alimentos que tienen un alto contenido de colesterol, sino en el consumo regular de muchas porciones de alimentos ricos en grasas saturadas como las carnes grasas, la leche entera y la mantequilla, ya que aumentan la producción de colesterol hepático. El nivel de colesterol en sangre está directamente asociado a la ingesta de estas grasas y a factores genéticos.
Recomendaciones para el consumo de sal, café y alcohol
Las nuevas directrices restringen el consumo de sal a menos de 2.300 miligramos diarios (una cucharadita de sal). También incluyen una nota sobre las bebidas alcohólicas y explican que, en caso de consumirlas, debería ser con moderación: una bebida diaria para las mujeres y dos para los hombres.
Otra buena noticia, esta vez para los amantes del café. Por primera vez, las Directrices Nutricionales para los Estadounidenses mencionan específicamente que el consumo moderado de café – un par de tazas al día – puede ser parte de un patrón de alimentación saludable.
El patrón de alimentación es más importante que los nutrientes individuales
Las nuevas directrices nutricionales hacen más hincapié en un patrón de alimentación saludable como, por ejemplo, la dieta mediterránea, que promueva la salud a lo largo de toda la vida y hacen menos énfasis en los nutrientes individuales.
Según las nuevas directrices, un patrón de alimentación saludable incluye:
- Una variedad de vegetales de todos los subgrupos de color verde oscuro, rojo y naranja.
- Frutas, sobre todo enteras.
- Granos como el arroz, el trigo, la quinoa, la avena, de los cuales al menos la mitad deben ser enteros o integrales.
- Lácteos sin grasa o bajos en grasa: leche, yogurt, queso.
- Proteína de una variedad de fuentes, como mariscos y pescados, carnes magras y aves, huevos, leguminosas (lentejas, frijoles y guisantes), frutos secos como las nueces, almendras y avellanas, semillas, y productos de soya.
- Aceites saludables.
Sin embargo, algunos investigadores y especialistas en nutrición han criticado la vaguedad de las recomendaciones, en comparación con el contenido del documento preliminar emitido, el jueves 19 de febrero de 2015, por el Comité Asesor de las Directrices Nutricionales para Estadounidenses.
El Comité Asesor de las Directrices Nutricionales (Dietary Guidelines Advisory Committee), un grupo independiente integrado por 14 expertos que asesoran al Departamento de Salud y Servicios Humanos (Health and Human Services) y al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (U.S. Department of Agriculture), emite cada cinco años una propuesta de actualización de las directrices de la dieta que deberían consumir los estadounidenses, la cual es evaluada por ambos departamentos gubernamentales.
¿Influyen las presiones de la industria de la carne y aves en las recomendaciones finales?
La mayor sorpresa de las nuevas Directrices Alimentarias fue que no restringieron el consumo de carnes rojas y carnes procesadas en sus recomendaciones principales, a pesar de que estos alimentos han sido fuertemente vinculados a problemas de salud como la enfermedad cardiovascular y, a pesar, de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en noviembre de 2015 que las carnes procesadas son un cancerígeno para los humanos.
Sin embargo, en el informe señalaron que los adolescentes masculinos y los hombres generalmente consumen demasiadas proteínas. Como resultado de este hallazgo, las directrices recomiendan, de un modo impreciso y vago, que este segmento de la población reduzca su ingesta total de alimentos ricos en proteínas como la carne roja, aves de corral y huevos, pero no especifican cómo debería llevarse a cabo esa recomendación.
Igualmente, el comité asesor, en el documento preliminar, recomendó adoptar hábitos alimenticios sostenibles para el medio ambiente, mediante la reducción del consumo de carne, ese consejo fue eliminado de las directrices finales.
El impacto anual en toda la economía estadounidense de la industria del azúcar es de $19 mil millones, mientras que la industria de la carne y aves de corral genera $64.2 mil millones al año. Es obvio cuál de las dos industrias tiene la mayor influencia.
Algunos especialistas en nutrición y salud pública consideran que las presiones de la industria de alimentos desempeñaron un papel importante en la toma de decisiones de algunas de las medidas y recomendaciones finales de las nuevas Directrices Alimentarias.
Repercusiones de las nuevas Directrices Alimentarias
Las nuevas directrices influyen en la forma en que la industria de alimentos puede anunciar sus productos, en los almuerzos escolares subvencionados por el gobierno federal, en los cupones de alimentos, en los programas que benefician a los niños y mujeres embarazadas, en las etiquetas de información nutricional de los envases de casi todos los alimentos y, además, en los consejos sobre dietas saludables que ofrecen a sus pacientes los médicos y nutricionistas.
Desde el punto de vista individual, lo más importante es mantenerse informado y consultarle a su médico sus dudas, para recibir indicaciones y recomendaciones personalizadas.
Dra. Berdjouhi Tsouroukdissian